Los accidentes de
tránsito continúan siendo un tremendo dolor de cabeza para nuestro país, tan
acostumbrado a las malas noticias y a la inseguridad general, que ya hemos
perdido la capacidad de asombro. No ha bastado la vergüenza de ostentar el
record de ser el país con la mayor siniestralidad por accidentes de tránsito
del mundo.
A pesar de la
imagen negativa que esas estadísticas proyectan sobre una nación con un alto
índice de crecimiento y que vive del turismo, registramos cada año más de 1,425
muertes, decenas de miles de lesionados y miles de incapacitados, a
consecuencia de accidentes de tránsito que podrían reducirse con una mejor
organización, y mayor autoridad y respecto de la ley de tránsito.
A pesar de que los
accidentes de tránsito superan con creces las muertes que anualmente generan
todas las epidemias, carecemos de un programa regular de prevención y sólo se
organizan acciones masivas durante las Navidades y la Semana Santa, ignorando
que cada día se registran 5.3 muertes por accidentes de tránsito.
La Dirección
Ejecutiva del Seguro Nacional de Salud (SENASA) acaba de informar que sólo en
los últimos tres años ha perdido 360 millones de pesos por la cobertura de
asistencia médica por accidentes de tránsito. Entre el 2012 y el 2015, el
déficit se dividió casi en partes iguales: 187.1 millones del Régimen
Contributivo y 171.2 millones del Régimen Subsidiado.
El SENASA gasta
mensualmente 16.66 por asegurado mientras recibe 9.00 pesos, apenas el 55% del
costo real. En el Subsidiado resulta menor debido a que la mayoría es atendida
en los hospitales públicos. Aún así, la signación mensual es de 4.00 pesos,
pero el costo promedio llega a 6.00, con una pérdida mensual de 2.00 pesos por
afiliado.
Estas
informaciones le dan la razón a ADARS que en varias ocasiones ha señalado que
el subsidio resulta insuficiente, ya que generalmente los accidentados acuden a
los centros de salud con varios traumatismos severos que demandan un ciudado
más intensivo y prolongado.
La Ley 87-01
excluye del Plan Básico de Salud (PBS) la atención médica por accidentes y
ordena crear un Fondo Nacional para la Atención Médica por Accidentes de
Tránsito (FONAMAT), el cual debe ser cubierto por los causahabientes del daño,
que son los dueños de los vehículos de motor.
Durante la primera
Gerencia General del CNSS comprobamos que el 70% de los accidentes provienen de
excesos e imprudencias de los motoristas, por lo que éstos deberían cubrir una
parte del costo. Pero las autoridades de entonces, al igual que las de ahora,
obviaron esta solución por temor a las protestas de este numeroso y bullicioso
sector, prefiriendo cargar con este gasto.
Pero en menos de
una década el problema se ha tornado inmanejable: la flota vehicular se ha
duplicado con casi las mismas vías de comunicación y el mismo irrespeto. El
populismo y la falta de autoridad explican la desorganización y el caos
reinantes, con un costo nacional que los especialistas sitúan por encima del
2.5% del producto interno bruto (PIB).
Mientras tanto,
estamos pagando el triple por una plaga que se reproduce rápidamente ante la
ineficiencia e incoordinación de las autoridades responsables del orden
público, y a pesar de existir cinco o seis dependencias que tienen que ver con
el tránsito terrestre. Y en el Congreso Nacional duermen proyectos
orientados a reorganizar y regular la circulación vehicular.
0 Comentarios