Familias no saben dónde inscribir a sus hijos
SANTO DOMINGO. En tiempos de la revolución educativa, época
en que el Gobierno afirma haber invertido más de RD$83,000 millones en obras
escolares, existen familias que sufren el drama de no saber a dónde llevar a
sus hijos para que se eduquen, porque los centros a los que acuden le cierran
las puertas.
Las historias son
varias y variadas, pues hay padres cuyo interés es que su niño esté en la tanda
extendida porque no cuentan con recursos suficientes para alimentarlo, pero
otros buscan un nuevo centro porque se han mudado y no pueden seguir viajando
entre lugares distantes.
Wanda Soriano es
una de ellas. Es madre soltera, con tres niñas: dos gemelas de 5 años y otra de
11 años. Previo al inicio del actual año escolar el pasado 22 de agosto, clamó
por semanas un espacio en una escuela en Pedro Brand, pero no lo consiguió.
Las niñas
estudiaron el año anterior en un centro bastante retirado de su casa, al que
llegan caminando entre callejones y zonas boscosas, solas, porque no hay quien
las acompañe. Soriano sale de su casa a las 5:00 de la mañana para poder llegar
a tiempo a su trabajo, en el sector Evaristo Morales. Su madre se encarga de
mandar las niñas a la escuela. Pero la señora está enferma y no puede
acompañarlas.
Soriano tampoco
puede pagar un transporte, pues los RD$6,000 mensual que recibe como sueldo y
único ingreso, no les alcanzan siquiera para asegurar la comida diaria de su
familia, cuenta.
“Lo que quiero es
que me permitan inscribirla aquí cerca, para que no se sigan atrasando y yo
poder trabajar más tranquila”, manifiesta angustiada Soriano, que ha tenido que
optar por no mandar las niñas a la escuela.
Carmen es otra
madre que solicitó cupo en una escuela de manera infructuosa. Vivía en Herrera,
pero tuvo que mudarse a Los Alcarrizos. Antes, pasó meses gestionando la
inscripción en dos centros para sus cuatro niños. Tras mucha insistencia logró
inscribir a las tres niñas más pequeñas en el centro próximo a su nueva
residencia, pero para el varón, mayor de los cuatro, no consiguió cupo.
“Siempre me decían
que vuelva después. El último día de inscripción llegué a las siete de la
mañana, la sala de espera estaba llena. Hicieron una lista de las 67 personas
que estábamos esperando. Casi en la noche, una persona de la Dirección se paró
en la sala y señaló con el dedo a los que iban a aceptar. Ni siquiera por el
orden de la lista. Yo me quedé fuera”, narra Carmen que optó por inscribir a su
hijo en otra escuela, mucho más retirada y hacer un sacrificio económico para
pagar el pasaje que ahora demanda para llegar.
La Lista
En la escuela
Francia M. Ayala, del sector Paraíso de Pedro Brand, a donde Soriano solicitó
inscribir a sus niñas, tienen una lista manuscrita con el nombre y número
telefónico de los padres que solicitan cupo, también con los grados que
demandan.
Los nombres suman
44, y 13 de ellos están rayados. “Esos son los que hemos aceptado”, señala
Amantina Suero, directora del plantel. Explica que la escuela, con apenas un
año y medio en operación, tiene un bajo índice de deserción, y que sólo pueden
darle entrada a los nuevos en función de los que se retiran.
La directora
también tiene el listado de los que salieron del plantel este año, 36. Aclara
el hecho de que la cifra entre los que salieron y entraron no sea proporcional,
en la diferencia de grado. “Esa madre, (Soriano) pidió cupo para segundo y
cuarto, pero ambos cursos ya están repletos, porque tenemos pocas sesiones”,
prosigue Suero.
Fuente: http://www.diariolibre.com/
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