Aquí te damos
algunas ideas para que puedas disfrutar con los más pequeños
Terminar con las rodillas manchadas de verde por el pasto
y la camiseta y pantalones rotos después de treparse a un árbol, saltar de
charco en charco, salir a buscar ranas y volver a la casa con la cara y las
manos sucias.
Imágenes
como esas, que evocan la infancia de otras épocas, cuando el contacto con la
naturaleza era lo más divertido que podía pasarle a un niño, son cada vez más
escasas entre las nuevas generaciones, inmersas en los dispositivos
electrónicos. Tanto, que un estudio estableció recientemente que
mientras los presos de Estados Unidos pasan dos horas diarias al aire libre, en
promedio, los niños salen apenas una hora.
La
investigación forma parte de la campaña “Free the Kids”
(liberen a los niños). Para hacer más dramática la situación, se
grabó un vídeo en una cárcel de ese país en el que les preguntaron a los
reclusos lo que más valoraban de su día a día. La respuesta mayoritaria fue la
salida al patio. Luego
les contaron que los niños pasan una hora cada día al aire libre y se mostraron
sorprendidos y, en algunos casos, tristes.
El estudio se llevó a cabo sobre un total de 12,000 padres de niños
entre los 5 y los 12 años, en 10 países. Y demostró que los niños de
hoy están al aire libre la mitad del tiempo que sus padres cuando tenían la
misma edad. El 78% reconoció que a menudo sus hijos se niegan a jugar sin que
haya tecnología de por medio.
Según
el mismo documento, aunque los pequeños casi no están en contacto con la
naturaleza, sí se interesan por ella. El 75% de los entrevistados dijo estar
orgulloso de que sus hijos supieran sobre ella. Y creen que los niños pueden tener una
influencia positiva sobre ellos a la hora de hacer cambios en favor del planeta.
Pero
a pesar del entusiasmo por la naturaleza, el 45% de los niños dice aprender más
sobre animales y plantas con la televisión que por la interacción con la vida
real. Otro dato: el 84% de las madres piensa que es responsabilidad de las
escuelas educar a sus hijos sobre el medioambiente. El divorcio entre la naturaleza y la
infancia se ha incrementado tanto en los últimos años que hasta Richard Louv,
autor de varios libros y creador de la organización Children &
Nature Network, acuñó la expresión ‘trastorno
por déficit de naturaleza’, que se asocia a los problemas que
atacan la salud física y mental, la creatividad e incluso la capacidad de
socializar de los niños por no pasar suficiente tiempo al aire libre.
Por
otro lado, el estudio “Natural Childhood”, del naturalista Stephen Moss,
asegura que en el Reino Unido el radio de actividad de
los niños (área donde sus padres los dejan jugar) se ha reducido 90% desde los
años 70.
En Bogotá, la psicopedagoga Juana Chacón, rectora del Liceo Campestre
Freinet del Norte, cree que –aunque se desconoce la cifra exacta– los niños
colombianos no pasan tiempo suficiente al aire libre. Pero sí hay un estudio que
dice cuánto tiempo pasan al frente de un televisor.
El
profesor Juan Camilo Díaz, del Instituto de la Familia de la
Univerisidad de La Sabana, calcula que los niños
bogotanos pasan entre dos y cuatro horas diarias viendo tele.
Ángela
Fernández de Castro, terapeuta ocupacional especializada en niños, asegura que estar
al aire libre es el mejor estímulo que puede tener un niño para no presentar
dificultades motoras o sensoriales.
De
acuerdo con un estudio de la Universidad de California, que
investiga la relación entre pausas activas y comportamientos en el aula, las
actividades físicas estimulan la formación de vasos sanguíneos cerebrales para
sustentar las neuronas. Además, señala la investigación, a los niños que se
mantienen activos les va mejor en las evaluaciones.
Tres planes para hacer en familia
Deportes al aire libre: trepar árboles en compañía
de los padres es una actividad ‘mágica’ porque le permite al niño conocer un
mundo que usualmente se ignora: el de los árboles, donde se encuentran
insectos, nidos y aves.
Casa en el árbol: usar materiales como cajas
de cartón es la mejor opción. Con ellos se puede estructurar una gran casa,
naves espaciales o barcos, y llevarlos al parque o a algún lugar cercano.
Saltar sobre charcos: los días de lluvia no son
excusa para dejar de salir de la casa. Con un buen impermeable y unas botas
impermeables, se puede dejar que los niños salgan y brinquen de charco en
charco, se unten de barro, se acuesten, se ensucien. Por supuesto, en casa debe
esperarlos un baño de agua tibia, una toalla y una bebida caliente.
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