El origen del estrés
se encuentra en el cerebro, que es el responsable de reconocer y responder de
distintas formas a los estresores.
El estrés es una
respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en
día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo
de defensa puede acabar bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos
modos de vida, desencadenando problemas graves de salud.
”Los seres humanos desde siempre
han estado sujetos a situaciones que provocan estrés; sin embargo en la vida
moderna estas situaciones se multiplican desde la infancia por un sinnúmero de
factores que ejercen presión psicológica sobre la persona como son, la intensa
competencias para obtener mejores calificaciones escolares o puesto de trabajo,
mas logros, mayor poder, prestigio social, y posición económica” (Mainero
Mancera, 2006). ª
En relación a esto existen otras
causas como son: una separación o divorcio, la pérdida de un ser querido,
maltrato físico o verbal, abuso sexual, un accidente, problema de aprendizaje,
el bullying entre otros…
Los estragos más
comunes que causa el estrés son:
Obesidad y sobrepeso, pérdida del cabello depresión, reducción del
deseo sexual menstruación irregular, acné, ulceras, insomnio, disminución de
fertilidad y enfermedades cardíacas entre otras.
El estrés provoca inmunodepresión. La
liberación de hormonas de estrés inhibe la maduración de los linfocitos,
encargados de la inmunidad específica. Las consecuencias, por ende, terminan
siendo fisiológicas, psicológicas y conductuales. Estas generan daños en el
cuerpo que afectan la calidad de vida de las personas como son la depresión, la
ansiedad, hasta el homicidio…
Algunas recomendaciones para evitar el estrés:
La situación que nos genera estrés es
inevitable, el desafío consiste en hacer frente a la situación de la manera más
saludable posible.
Para combatir el estrés se suelen recomendar
los ejercicios respiratorios de relajación. El objetivo es ejercer un control
voluntario sobre la respiración de manera que la utilicemos como calmante
cuando nos abrumen las situaciones de estrés.
Otras acciones para
evitar el estrés son las siguientes: Relajarse y realizar actividades que te
permitan renovarte física y psicológicamente, hacer ejercicios físicos,
mantener una dieta saludable, dormir bien, evitar la automedicación, el abuso
de cafeína, alcohol y comidas, usar de manera equilibrada los dispositivos
electrónicos, evitar el enfado manteniendo el auto control, proponerse metas
alcanzable a corto plazo, tener al menos dos ataques de risas para permitir la
liberación de endorfina que produce sensación de bienestar.
Levántate
positivamente con una sonrisa en tu rostro y visualiza un maravillo día, de
esta manera empezamos sin darle vida al estrés.
El
autor es maestro de educación física
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