El epitelio intestinal tiene una función dual:
por un lado, la digestión y absorción de nutrientes; por el otro, actuar como
barrera mucosa selectiva frente a microorganismos, macromoléculas procedentes
de la digestión y tóxicos.
En el epitelio, los enterocitos están unidos entre sí mediante
las proteínas de uniones estrechas que proporcionan un sello entre las células
epiteliales. De esta forma, se asegura la integridad y el paso de sustancias no
deseables al torrente sanguíneo.
Un intestino con permeabilidad aumentada es la condición que
ocurre cuando las proteínas de uniones estrechas desaparecen y se desarrollan
espacios entre los enterocitos. Estos pequeños espacios permiten que las
sustancias como los alimentos no digeridos, toxinas, fármacos y
microorganismos, que deberían eliminarse por el tracto digestivo, escapen hacia
el torrente sanguíneo. Al pasar a la circulación sanguínea, estas sustancias
pueden afectar a los diferentes sistemas del cuerpo causando síntomas tan variados
como dolor abdominal, flatulencia, diarrea, migrañas, insomnio, alergias,
menstruaciones dolorosas o irregulares, palpitaciones, mareos, irritabilidad y
estreñimiento, entre otros.
Al mismo tiempo, un intestino inflamado y demasiado permeable es
más susceptible a la invasión de parásitos,bacterias o a la multiplicación de
ciertas levaduras. Todos estos microorganismos pueden ser responsables, a su
vez, de síntomas que pueden incluir desde diarrea y fatiga hasta problemas
neurológicos. Por otro lado, estos microorganismos suelen inflamar el intestino
causando un exceso de permeabilidad, creando un círculo vicioso difícil de
romper.
Fuente: /www.blogdefarmacia.com
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