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¿LA PENETRACIÓN PROFUNDA PRODUCE MÁS PLACER?


 Ana Callejo Mora

“La penetración profunda es aquella que facilite que el pene penetre por completo en la vagina y, dependiendo del tamaño del pene, llegue hasta la pared final, movilizando así algunos músculos de la zona y generando sensaciones algo diferentes a la penetración común”, introduce Silvia Cintrano, sexóloga y psicóloga especialista en Terapia de Pareja de Instituto Centta.  

En general, cualquier tipo de penetración puede llegar a ser dolorosa, si no se tienen los cuidados necesarios, como un buen nivel de excitación y una buena comunicación en pareja para trasladar las necesidades o gustos de cada miembro. Sin embargo, la aparición de molestias o dolores en la mujer dependerán de:

  • El tamaño del pene, ya que, si tiene mucha longitud, puede “forzar” la elasticidad de las paredes y resultar doloroso.
     
  • La lubricación y la flexibilidad de las paredes vaginales: si de forma natural o a causa de alguna patología la mujer no lubrica mucho o tiene una musculatura o flexibilidad de las paredes vaginales más rígidas, es muy probable que este tipo de penetraciones resulten dolorosas.
     
  • El nivel de excitación de la mujer: en caso de no estar suficientemente excitada, la adaptación de la vagina al objeto que penetre será peor.
     
  • Existencia de vaginismo.

“Si existe dolor en una penetración profunda, puede ser síntoma tanto de una mala práctica (ya sea por las razones expuestas anteriormente) como de la existencia de una posible patología que pueda estar impidiendo dicha conducta sexual. En cualquier caso, no será una práctica que deba seguir realizándose, siendo recomendable acudir a un especialista para una valoración y así descartar cualquier problema médico”, advierte la sexóloga. 

Posturas que favorecen que la penetración sea profunda

Según Cintrano, suelen favorecer las penetraciones profundas en las relaciones sexuales las siguientes posturas:

1.   Ella encima: estando la pareja tanto tumbada como sentada, y ella mirando hacia la pareja o de espaldas a ella.
 

2.   Postura del perrito doggy style: en esta postura se evita chocar con las piernas o que otras zonas del cuerpo interfieran con el movimiento, dejando la entrada de la vagina accesible y favoreciendo una penetración más profunda.
 

3.   Posicionar las piernas de ella sobre los hombros de la pareja: supone, igual que la anterior, exponer la entrada de la vagina sin impedimentos.

¿Aumenta el placer con las penetraciones profundas? 

En los hombres

Las penetraciones profundas están sobrevaloradas por los hombres, ya que se considera que cuanto más profunda es la penetración, más se estimula el pene. Sin embargo, aunque este tipo de penetraciones puedan provocar que la vagina abarque todo el pene, en realidad la mayor parte de las terminaciones nerviosas se encuentran en el glande, que es la zona que produce mayor placer, por lo que las penetraciones más superficiales ya estimulan intensamente dicha zona. Asimismo, no influye el tamaño del pene para ello, puesto que la vagina es muy flexible y moldeable, adaptándose al objeto que penetre y ciñéndose a él”, explica Cintrano.

En las mujeres

Para la sexóloga de Instituto Centta, cualquier tipo de práctica, si está erotizada y estimula zonas erógenas, claramente resultará placentera. Esta práctica en sí también puede resultar placentera, pero no tanto por la zona que se estimule, ya que la mayor parte de las terminaciones nerviosas de la vagina se encuentran en el tercio externo de la misma y apenas existen en la parte más profunda, sino por la connotación que se le ha otorgado: sentirse fusionado con la pareja hasta el límite. Además, la penetración profunda puede provocar movimientos en otros grupos musculares u otros órganos internos que producen sensaciones diferentes a las habituales, y la novedad siempre excita, aunque no resulte un placer tan intenso como con otras prácticas.

¿Las penetraciones profundas favorecen el orgasmo vaginal y la estimulación del punto G? El orgasmo es un reflejo del organismo que se desencadena de manera involuntaria cuando se ha alcanzado un nivel de excitación y tensión sexual tal que el organismo no puede seguir conteniéndolo y se libera a través del orgasmo. Dicha tensión puede producirse por cualquier tipo de estimulación, ya sea mental y/o física (clítoris, vagina, pecho… cualquier zona erógena). Por tanto, distinguir un orgasmo u otro dependiendo del origen de la estimulación aporta poco, puesto que lo importante es el orgasmo en sí.

Las penetraciones profundas, dependiendo de la postura, favorecen un tipo de estimulación u otra, ya sea en el punto G o en otras zonas de la vagina. Además, es difícil poder asegurar que un orgasmo está desencadenado exclusivamente por la estimulación de una zona concreta, pues es un proceso que va in crescendo, e influye tanto la estimulación física como la mental.

En realidad, comenta Cintrano, “el punto G es una zona que se encuentra en la parte más externa de la vagina, a entre 3 y 5 centímetros de la entrada de la vagina, en la pared frontal. Es fácil estimularlo con los dedos, por lo que no hace falta una penetración especialmente profunda. De hecho, el pene tiene una estructura más sinuosa y con mayor relieve en la zona del glande, lo cual podría favorecer la estimulación del punto G en penetraciones más superficiales. No obstante, existen algunas posturas que favorecen ambos objetivos: realizar penetraciones profundas y estimular esta zona”. Son estas:

1.   Ella encima de él, inclinada hacia atrás.
 

2.   Postura del perrito: en este caso con los glúteos elevados y la parte superior del torso recostado.

“Estas posturas rompen un poco el ángulo de penetración, por lo que la vagina y el pene no se ajustan perfectamente, generando una fricción en la zona indicada”, concluye la sexóloga. 

 

 

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