Cuando crecemos solemos olvidar esos sueños o sentimos de
querer hacer lo imposibles, nos volvemos realista (Ese tipo de persona de: hay
que ser realista). Una de las razones por la cual dejamos de soñar es por las
personas que nos rodean, que pueden matar nuestros sueños y en muchos de los
casos dejamos que lo logren. “Todo niño viene al mundo con cierto sentido
del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o
condene.” -Graham Greene. Analiza esta frase y te darás cuenta que refleja
que las personas que nos rodean influirán en gran manera, el de nosotros creer
o no en que cumpliremos nuestros sueños. En muchas ocasiones esas personas
suelen ser nuestros seres queridos, matan los sueños sin darse cuenta.
Muchas de las razones que provocan que las personas maten
tus sueños es que ellos no pudieron lograr los suyos y sufrieron durante ese
proceso, esto provocando el querer protegerte para que no sufres (Cuando hay
buenas intenciones), pero lo correcto es que te instruyan sin matar esos
sueños. “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo
abandonará” Proverbios 22:6. Ese caminos tendrá riesgos, dificultados,
retos, y obstáculos y es por esto que nos corresponde animarlos y darles
palabras que refuercen su andar. Instrucciones que muestran los exitosos, los
grandes de este mundo.
La historia relata que la vida de un joven cambio al
momento de tener un sueño, ese sueño cambió el curso de su vida, superando por
muchas dificultades y obstáculos (Esto no fue fácil). Gracias a que continua en
cumplir sus sueños terminó siendo un gran líder en Egipto sin ser egipcio, ese
joven era José. Si este joven no hubiese cumplido sus sueños muchas
generaciones iban a morir. Dios pone los sueños, en ti queda la
decisión de tomar acción para lograrlo o dejar que la vida te pase.
¡Ten una Bendecida semana y recuerda que todo lo que te
propones puedes lograrlo!
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