Una obra monumental
Juan Andrés Gualda Gil
El libro "El verdadero autor de los Quijotes de
Cervantes y de Avellaneda" es una obra monumental que rebosa
erudición y que nos desvela de manera clara y suficiente la verdadera autoría
de la novela cumbre de la literatura universal. Solo un profundo conocimiento
de toda la extensa obra vivesiana podría haber conseguido este resultado y solo
podría haberlo llevado a cabo un latinista, perseguidor indesmayable de la
verdad, entregado en cuerpo y alma de por vida y durante luengos años al
estudio de la gramática clásica y de la literatura renacentista.
La metodología que emplea F. Calero es la clásica de la
filología, es decir, la comparación de ideas, de frases y de palabras, esto es,
el estilo, entre obras conocidas de Vives y el Quijote. Ya decía Buffon
que 'el estilo es el hombre mismo' porque cada persona se refleja en todo lo
que hace y cada cosa lleva la impronta de su autor. Los argumentos obtenidos de
esta comparación se llaman internos porque son inmanentes e intrínsecos a las obras
estudiadas, sin que dependan de ningún documento externo ajeno a ellas,
susceptible de manipulación o falsificación. Las concordancias obtenidas por el
profesor Calero entre las obras de Vives y el Quijote ascienden a
varias centenas, muchas de ellas referidas a detalles concretos y otras casi
literales, lo que da una fuerza probatoria fidedigna difícil de impugnar.
Américo Castro ya estableció serias conexiones entre
el Quijote y Juan Luis Vives, pues está claro que el Quijote rebosa
erasmismo por los cuatro costados y es una obra renacentista, no barroca. Su
contenido no se corresponde con la época en que fue publicado sino con una
anterior, según A. Rosenblat. El Quijote está plagado de citas de la
literatura grecolatina, muchas de cuyas obras no se habían publicado todavía en
España y no eran ni siquiera del conocimiento de los más versados latinistas de
entonces. ¿Cómo pudo tener acceso a ellas Cervantes, falto de suficiente
instrucción y carente de la necesaria para haberlo hecho? Cervantes, en cultura,
no puede compararse, por defecto, a ningún otro autor del Siglo de Oro. ¿Cómo
podría haber escrito un escritor mediano la obra cumbre de la literatura
universal, compendio de la sabiduría universal? Pues el Quijote no es
solo una obra sumamente imaginativa sino, sobre todo, una obra eminente y
lautamente erudita.
Para escribir el Quijote no solo es necesaria una
mente prodigiosa y superdotada, sino también una sabiduría amplísima solo
adquirible en largos años de prolongado y tranquilo estudio. Cervantes podría
cumplir la primera condición, pero en modo alguno la segunda pues no tuvo
estudios y llevó a lo largo de toda ella una vida repleta de viajes y ajetreo.
Por el contrario, Vives cumple ambas condiciones largamente porque tenía una
capacidad intelectual soberbia y dedicó largos años al estudio reposado como
demuestra en sus otras obras, era políglota y dominaba la historia, el derecho,
la matemática, la astronomía, la música, la medicina y la teología.
La vigente autoría del Quijote es, pues, un claro
fraude literario mantenido hasta nuestros días porque los investigadores
españoles han tenido en poco a Vives, considerándolo medio extranjero y no se
han detenido en su estudio, y, a falta de pruebas evidentes, lo más cómodo ha
sido mantener la autoría de Cervantes por aquello del ne varietur (dejar
las cosas como están).
F. Calero le ha dado, y justificado suficientemente,
al Quijote una paternidad digna, al mismo nivel de tan excepcional y
única obra.
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