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Gustavo Gutiérrez Merino, el más destacado representante de la teología de la liberación en América Latina |
Es una corriente teológica cristiana integrada por varias vertientes católicas y protestantes, nacida en América Latina en la década de 1960 tras la aparición de las Comunidades Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II (1962-1965) y la Conferencia Episcopal de Medellín (1968), que se caracteriza por considerar que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para definir las formas en que debe realizarse dicha opción.
Los primeros en utilizar el
concepto de «teología de la liberación» y en definir esta corriente fueron el teólogo presbiteriano brasileño Rubem Alves y
el sacerdote católico peruano Gustavo Gutiérrez Merino, cuyos primeros
trabajos sobre el tema datan de 1968 y 1969, respectivamente.
Uno de los primeros antecedentes de la teología de la
liberación son las reflexiones y las prácticas teológicas desarrolladas a
partir de los años 1920 por un grupo de pastores protestantes suizos, como Karl Barth (1886-1968),
y alemanes,
como Emil Brunner (1889-1966), Dietrich Bonhoeffer (1906-1944) —ejecutado
por el régimen nazi— y Martin Niemöller (1892-1984).
Entre las novedades teológicas desarrolladas por esos
teólogos se encuentran la teología dialéctica (o teología de la crisis) y
la Iglesia Confesante, creada en 1934 con el objetivo
explícito de combatir el intento del nazismo de controlar
las iglesias.
El teólogo argentino protestante José Míguez Bonino destaca la ubicación en
que se coloca Barth citando una de sus frases: «Dios se coloca siempre
incondicional y apasionadamente de un lado y sólo de uno: contra los
encumbrados y a favor de los humillados». Esta visión de Barth, según Míguez
Bonino, repercutió en la formación del quehacer teológico latinoamericano y en
especial en las teologías de la liberación.
Desde la vertiente católica, la teología de la liberación
encuentra inspiración en prácticas pastorales y textos teológicos aparecidos
en Francia desde
la década de
1930, que constituyen los movimientos conocidos como Nouvelle Théologie (Nueva Teología) y de
los «sacerdotes obreros».
En 1937, el teólogo francés dominico Marie-Dominique Chenu publica un
opúsculo titulado Une école de théologie : le Saulchoir (Una
escuela de teología: la Saulchoir), sobre su enfoque histórico para la
enseñanza de la teología, en reemplazo del enfoque ahistórico tomista.
Por entonces los dominicos franceses, por razones de
persecución política, habían establecido su centro de estudios generales en la
antigua abadía de Saulchoir en Bélgica,
donde Chenu llegó a ser rector y donde se formaron entre otros teólogos
relacionados con la nueva teología, como Yves Congar y Edward Schillebeeckx. Chenu y Congar
profundizarán las relaciones entre la teología y la causa de los pobres, sobre
todo este último con su importante libro de 1963 Pour une
Eglise servante e pauvre (Por una Iglesia sirviente y pobre).
En 1938, el sacerdote jesuita francés Henri de
Lubac publica su primer libro, Catholicisme, les
aspects sociaux du dogme (Catolicismo, los aspectos sociales del
dogma) y en 1946 su
polémica obra Surnaturel (Sobrenatural). Actuando desde la
residencia jesuita de Fourvière en Lyon, De Lubac integró el
movimiento guerrillero de la Resistencia francesa durante la
ocupación nazi de
Francia, fue ordenado cardenal y está considerado uno de los teólogos más
destacados del siglo XX, habiendo ejercido una gran influencia en el Concilio Vaticano II.
En 1941, el célebre dominico Jacques Loew comienza
a trabajar como descargador de barcos en los muelles del puerto de Marsella,
al igual que el sacerdote Michel Favreau, muerto en un accidente de
trabajo. En el otoño de 1943, los sacerdotes Yvan Daniel y Henri Godin publican
un libro que tendrá una fuerte influencia en el mundo católico, La
France, pays de mission ? (¿Francia, tierra de misión?), en el que
parten de la necesidad de reconocer el hecho de la profunda descristianización
de los trabajadores franceses y, ante ello, la necesidad de una nueva pastoral basada en un fuerte
compromiso con el mundo obrero.
El 1 de julio de 1943, el cardenal Emmanuel Suhard, arzobispo
de París,
busca promover la actitud pastoral de Loew y Favreau y para ello funda la Misión de Francia,
integrada por sacerdotes cuya tarea pastoral debe apoyarse en vivir y trabajar
como asalariados en las fábricas para acercarse al mundo obrero.16
Así se inicia el movimiento conocido como «sacerdotes obreros», que luego se extenderá a
la Argentina y España.17
El movimiento francés de la Nueva Teología incluye la participación
activa de laicos y mujeres, como Madeleine Delbrêl (1904-1964), que hace su
experiencia entre los obreros de Ivry-sur-Seine y
escribe libros como Nosotros, gente de la calle y El
Evangelio en los barrios obreros de París.
A fines de la década de
1950, el movimiento de la Nueva Teología y de los sacerdotes obrros
comienza a ser sometido a censura y a ser acusado de comunista,
siendo denunciado en el Vaticano por actividades subversivas.
En 1954,
el papa Pío XII pide a todos los sacerdotes obreros que regresen
a su trabajo pastoral anterior en las diócesis o
se incorporen a sus comunidades religiosas. Sin embargo, a partir de 1963 varios
sacerdotes vuelven a trabajar entre los obreros. Los sacerdotes obreros son
rehabilitados en 1965 después
del Concilio y
Loew trabaja en las favelas de São Paulo hasta 1969.
Fuente: https://es.wikipedia.org/
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