Lentigos, melasma y melanoma son algunos de los tipos de manchas más destacables.
La
protección solar no es solo para el verano. Es necesario tenerla presente
durante todo el año ya que el sol produce distintos daños sobre la piel, entre
ellos las manchas. No obstante, a medida que la temporada estival se acerca, la
radiación es más intensa y pasamos más tiempo al aire libre, cobra una mayor
relevancia.
Cuando los
rayos ultravioletas procedentes del sol penetran en nuestra piel, ésta se
protege produciendo mayor cantidad de un pigmento denominado melanina.
De este
modo, el tono bronceado de la piel es su reacción frente a la agresión que
supone la radiación ultravioleta. Las manchas oscuras sobre la piel aparecen
cuando la melanina se produce o se distribuye de forma irregular.
Aunque el
sol es uno de los principales responsables, hay otros factores que también
influyen en la aparición de estas manchas.
Así,
dermatólogos de la marca de cosmética Nivea señalan varios motivos por los que
puede producirse una sobreestimulación de la melanina, además del sol, como el
fototipo, la edad, las hormonas y la inflamación.
El fototipo
es “la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar”, indican los
especialistas de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Se clasifica
en seis grupos, de manera que el fototipo I corresponde a personas pelirrojas y
con pecas que se queman con facilidad, no se broncean nunca y enrojecen con la
exposición solar.
En el otro
extremo de la tabla está el fototipo VI, que engloba a las personas de piel
negra que se queman solo en muy raras ocasiones
En
definitiva, el fototipo viene determinado por la cantidad y la calidad de la
melanina, lo que otorga el color de piel, la tendencia al bronceado o a la
quemadura tras la exposición al sol y también una mayor o menor predisposición
a presentar manchas.
La edad es
otro de los factores a tener en cuenta pues, con los años, la producción y
distribución de melanina se vuelve menos precisa, por lo que tiende a
acumularse y crear manchas. Asimismo, los cambios hormonales tienen un gran
impacto en la piel. De hecho, durante el embarazo y la menopausia se altera la
producción de melanina.
La
inflamación también puede ocasionar manchas en la piel. Tras una alteración
cutánea que produce inflamación, puede quedar una pequeña marca. Es lo que
ocurre, por ejemplo, con el acné, las quemaduras, los brotes de dermatitis,
etc. Las lesiones, como los granitos o las quemaduras, desaparecen pero dejan
manchas que pueden persistir durante meses o incluso años.
Son varios los
factores que pueden provocar manchas en la piel y, por lo tanto, estas pueden
ser de varios tipos.
Diferentes
tipos de manchas
Lentigos,
melasma y melanoma están entre los más destacados. Los lentigos son similares a
las pecas.
“Suelen
aparecer en las zonas más expuestas al sol como la cara, el cuello, los brazos
o el escote. Surgen tras mucho tiempo de exposición continuada al sol y son
frecuentes a partir de los 60 años. Son los que hay que prevenir en mayor
medida pues, una vez que aparecen, se quedan, aunque ya no haya exposición al
sol”, advierten los especialistas de Nivea.
El melasma,
también llamado cloasma o paño de la embarazada, consiste en manchas “de color
marrón, más o menos homogéneas y de contornos bien definidos, que aparecen en
la cara, sobre todo en las mejillas, la frente, la nariz y alrededor de la
boca, especialmente en el bigote, donde resulta estéticamente demoledor para
las mujeres”, señala Ramón Grimalt, dermatólogo y profesor de la Universidad
Internacional de Cataluña.
El doctor
Grimalt explica que el melasma es un fenómeno típico de las embarazadas.
“Aparece en los primeros meses del embarazo y se va acentuando mes a mes hasta
el final del mismo. Después, la intensidad de las manchas va disminuyendo,
aunque ya no llegan a desaparecer completamente de manera espontánea. No
ocasionan molestia alguna, de modo que el problema tan solo es de orden
estético”, aclara.
El melasma
se debe a la situación hormonal del embarazo, “con un aumento de las hormonas
propias de este estado, estrógenos y progesterona, así como de la hormona
melanoestimulante, que es la responsable de la pigmentación de la piel. Esta
última se encargaría de sensibilizar de manera selectiva determinadas áreas de
la cara, de modo que las haría más sensibles al efecto bronceador de la
radiación solar”, detalla el facultativo.
Grimalt
subraya que, en embarazos sucesivos, el melasma tiende a empeorar. No obstante,
el dermatólogo indica que la toma de anticonceptivos orales, así como los cambios
hormonales desencadenados por algunas alteraciones ginecológicas, también
pueden provocar la aparición de melasma. Además, la radiación solar empeora
estas manchas.
Por lo
tanto, el especialista recomienda no exponerse al sol durante el embarazo y, en
caso de hacerlo, proteger las zonas expuestas con productos con un factor de
protección elevado.
Cuidarse
para que no aparezca el melanoma
Una vez que
las manchas aparecen, “algunos preparados a base de ácido kójico o de
hidroquinona pueden ayudar a hacerlas desaparecer, si se utilizan de modo
correcto y se asocian a protección solar diaria. Para evitar la reaparición del
melasma es necesario impedir que el sol incida en la piel, no solo en caso de
exposición voluntaria, sino también durante la radiación cotidiana no buscada”,
manifiesta.
Pero
mientras el melasma es un problema únicamente estético, el melanoma puede
suponer un serio peligro para la salud, ya que se trata de la forma más grave
de cáncer de piel. Suele presentarse como un lunar de aspecto negruzco.
Los expertos
de la AEDV señalan que el sistema ABCDE permite detectar los primeros signos
del melanoma. Así, un melanoma es asimétrico (A), de bordes irregulares (B),
color variable (C), diámetro mayor de 6 milímetros (D) y con evolución de la
forma, el borde, el color o el tamaño (E).
A veces, el
melanoma surge a partir de un lunar previo, por eso es muy importante acudir al
dermatólogo si se observa algún cambio en la forma o el color de un lunar.
Para evitar
los distintos daños que el sol puede ocasionar en la piel, es importante protegerse
de él durante todo el año.
En este
sentido, los especialistas de Nivea afirman que el protector solar “debe ser un
paso indispensable en toda rutina de cuidado facial”.
De igual
modo, señalan que “es importante reaplicar el producto con cierta frecuencia y,
en verano, evitar la exposición solar en las horas centrales del día”.
Tanto si ya
han aparecido manchas en la piel como si lo que se quiere es prevenirlas, desde
Nivea aconsejan incorporar a la rutina facial un producto diseñado para
combatirlas que contenga principios activos con acción demostrada
científicamente contra la producción excesiva de melanina. “Puede ser un sérum,
una crema o la combinación de ambos”, indican.
Asimismo,
afirman que llevar una dieta variada y mantener un estilo de vida activo “es
fundamental para tener una piel sana, en la que todos sus procesos funcionen de
forma equilibrada”.
Por último,
recomiendan “consultar con el dermatólogo en caso de que nos preocupe alguna
mancha. Además, hay ciertos tratamientos para combatir las manchas como algunos
peelings o las terapias con láser que tienen que ser administrados por
dermatólogos”.
“Las manchas
son uno de los problemas de la piel más antiestéticos y uno de los que más hay
que vigilar y cuidar. Prevenirlas es el paso más importante, tanto con filtros
de protección solar equilibrados y seguros como con productos específicos
despigmentantes, ya sean cosméticos de uso diario o recetados por médicos para
su uso en casos más resistentes. Y, por supuesto, no solo en verano”, concluye
María Agustina Segurado, dermatóloga y asesora de Nivea.
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