El Ser humano vive en un mundo irreal, encerrado en sí mismo con una enorme cantidad de límites que toma como reales y que sencillamente no lo son.
Podemos llegar tan lejos como queramos, la vida es mucho
más amplia de lo que pensamos y podemos modificar nuestras vidas al comprender
que el cuerpo físico es solo uno de los recipientes del Ser.
La realidad percibida con nuestros sentidos es tan limitada
que casi podría decir que estamos muertos en vida si no comprendemos la
grandeza de nuestro Ser y de lo que es capaz de hacer y crear.
En el desarrollo espiritual, la conciencia lo es todo, la
conciencia es la base de toda verdad y, por lo tanto, de toda espiritualidad
verdadera.
La espiritualidad es un estado del Ser, que no puede ser
enseñado, pero puede ser transmitido viviendo continuamente en ese estado,
consientes de la unidad con la totalidad.
Este estado de amor, paz y alegría es percibido por las
personas que te rodean, produciendo un cambio en la forma de ver y actuar en el
mundo. El desafío real es sentir la unidad en cualquier momento de la vida.
Posiblemente parece fácil meditar y alcanzar un nivel de
consciencia en el Himalaya, aislado del mundo, meditando todo el día, sin
compromisos o tareas mundanas. Lo difícil es alcanzar ese estado de unidad, en
la ciudad, con esposa, hijos, trabajando ocho horas diarias y conviviendo con
personas todo el día. Esta también es la real espiritualidad, la espiritualidad
del día a día, que está implicada en la vida cotidiana de cada persona.
Vivimos en una cultura que necesita urgentemente una
inyección de amor, ya que el amor es la única solución efectiva a los problemas
sociales, lo importante no es saber lo que es correcto y equivocado
socialmente, sino decidir qué es lo correcto y equivocado para mi.
La decisión que tomemos respecto a cualquier fenómeno de la
vida va a reflejar quiénes somos realmente. Por esto es que ningún alma es
mala, ya que en el mundo de lo absoluto solo existe el Amor, solo existe Dios,
y el estar divididos en infinitas partes de Dios es para experimentar el no ser
Dios, estamos en proceso de reencuentro con el cosmos, nuestro objetivo es
llegar a fusionarnos con Dios, para luego volver a separarnos y comenzar
nuevamente el juego de vivir en la relatividad.
Porque somos seres espirituales, viviendo una experiencia
física y al mismo tiempo viviendo en la totalidad. Por ahora somos conscientes
de esta experiencia física, pero inconscientes de nuestra divinidad total.
El poder humano se debe ejercer sobre uno mismo, esto lleva
a que el poder espiritual comience a despertar porque ya usted tomó poder de sí
mismo, es decir, sus cuatro cuerpos ahora van a la búsqueda de su poder humano
y espiritual.
La magia que vive dentro del poder humano espiritual es
poco cultivada ya que los seres humanos podemos llegar a pensar que estos
poderes divinos deben ser entregados, y lo que en ocasiones no sabemos la gran
mayoría es que ese poder radica en la humanidad y que puede ser activado con el
poder humano divino para subir sus estados de frecuencia armoniosos.
Es aquí donde la magia comienza en sus propios campos de
realizaciones para convertirlos en seres divinos y espirituales, para ejercer
ese poder sobre su cuerpo humano, terreno y todo lo que esté dentro de sus
campos de realizaciones.
Fuente: Dave Sol / La luz del Universo.
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