La piel es muy vulnerable a la exposición solar, al calor y a la acción de factores como el cloro o la sal. De ahí que el verano sea una estación crítica en la que las actividades que llevamos a cabo pueden acelerar notablemente su fotoenvejecimiento, y, por ello, la importancia de adoptar rutinas que lo retrasen, fundamentalmente por salud y también por estética.
Los especialistas no se cansan en insistir sobre la
importancia de utilizar siempre un protector solar adecuado a cada tipo
de piel, por ser esta una de las principales rutinas antienvejecimiento y
clave, con otras medidas de prevención, para reducir el riesgo de melanoma,
al ser el sol un inductor de fotocarcinogénesis.
Y para que la piel luzca lo más sana posible la hidratación
es un aspecto importante a tener en cuenta, pero no es el único ni siquiera es
el más importante, según explica el dermatólogo Luis Barthe, con clínica en Oviedo, quien señala que
los cuidados de la piel en verano deben ir dirigidos a preservar su hidratación
pero también a evitar la aparición de:
- Lesiones
premalignas, como las queratosis actínicas.
- Manchas
solares.
- Lesiones
vasculares.
- Flacidez
y descolgamiento.
- Formación
de arrugas.
“Todas estas son manifestaciones muy relacionadas
con la actividad al aire libre habitual de estos días de verano y la exposición
al sol pero también a otros agentes como el viento”,
indica Barthe, quien explica que el fotoenvejecimiento es un proceso natural
pero que puede verse muy acelerado en verano en función de nuestros hábitos, de
ahí la importancia de conocer qué medidas se pueden implantar para retrasarlo.
Además, los efectos del fotoenvejecimiento van unidos al
propio proceso natural de envejecimiento “por lo que hay que verlo todo como un
conjunto, que se acelera notablemente con la exposición a la luz”.
Empeoramiento de la rosácea
La rosácea,
por ejemplo, una enfermedad crónica que se manifiesta en forma de rojeces que
suelen aparecer en el rostro, puede verse exacerbada en verano precisamente por
la acción del sol y los cambios de temperatura, que propician la labilidad
vasomotora, es decir, la dilatación con más facilidad de los vasos sanguíneos.
“Y cuando la piel se adelgaza y se hace más fina los vasos son más
perceptibles”, explica Barthe.
Queratosis actínicas
Las queratosis actínicas son también
lesiones frecuentes consecuencia de años de exposición al sol, que se
manifiestan como unas manchas ásperas y escamosas, con una especie de costra
superficial, “que inicialmente pueden caer y parecer que curan pero puede ser
recurrentes y acabar convirtiéndose en lesiones malignas”, señala Barthe, y
que no deben ser confundidas con lunares, que son lesiones
pigmentadas.
Cómo actúa la luz sobre las manchas
La aparición o agravamiento de los léntigos o manchas
de la edad, que se manifiestan en forma de hiperpigmentación, también puede
verse acelerada por la acción de la luz, “que incluso puede modificar alguno de
esos léntigos transformándolo en una lesión premaligna”, indica este
dermatólogo.
Y lo que causa ese fotoenvejecimiento son las radiaciones
ultravioleta A y B, que son diferentes. La primera se relaciona más con el
envejecimiento y las lesiones a largo plazo, mientras que los rayos
ultravioleta B se vinculan con el sol de altura y causan “una lesión más
aguda”, con efectos biológicos sobre la piel diferentes.
Productos específicos para retrasar el
fotoenvejecimiento
Para retrasar el fotoenvejecimiento Barthe explica que es
necesario utilizar los productos adecuados que deben ser siempre
específicos en función de las necesidades de cada piel, es decir, “si tiene
más tendencia a manchas, a deshidratación, a rojeces o a queratosis actínica,
por poner algunos ejemplos, es importante escoger protectores específicos a
cada tipo de piel y de exposición, que los hay”.
Reforzar la barrera cutánea
En una línea similar se manifiesta Rocío
Escalante, titular de Arbosana Farmacia y experta en Dermofarmacia,
quien explica que una piel bien hidratada presenta una barrera cutánea
fuerte y, por lo tanto, es más resistente a patógenos y
factores externos, razón por la cual en verano la hidratación es “aún más
necesaria”.
Esta farmacéutica explica que los rayos del sol, además de
otros daños, resecan la piel, al igual que lo hacen el cloro de las piscinas,
el viento o la sal de mar, “que también deshidratan y a lo que hay que sumar la
acción de las altas temperaturas”.
Para disminuir sus efectos Escalante recomienda aplicar
una crema hidratante después de la ducha y siempre que haya habido exposición
solar, teniendo en cuenta que “las cremas reparan, hidratan y alivian la
piel”.
Si en invierno es más habitual optar por cremas más
untuosas y densas, en verano, en cambio, suelen ser más agradables las texturas
ligeras que se absorben más rápidamente. “Independientemente de la textura, que
es algo que va en gustos, es esencial elegir una crema hidratante corporal que
cumpla con la función de hidratar y evitar que la piel se reseque”. Para ello
esta experta recomienda buscar fórmulas con:
- Lípidos.
- Sustancias
humectantes.
- Sustancias
emolientes.
La hidratación evitará que la piel se descame “y si
hemos cogido un poco de color prolongará el bronceado”, añade
Escalante.
Proteger la piel de día, reparar de noche
Aurora Garre, medical marketing manager en
ISDIN, propone un mantra en el que recomienda insistir “protégete durante el
día y repárate por la noche”, que concreta en el uso de crema solar durante el
día y productos “con texturas ligeras, frescas y cómodas de llevar”, mientras
que por la noche “es importante refrescar y limpiar nuestra piel con agua
micelar suave, así como otros productos que nos ayuden a reparar la piel, como
sérums, mascarillas y cremas reparadoras”.
Los conocidos como productos aftersun pueden
sustituir en verano, si se aplican a diario, a la crema hidratante, porque
actúan con efecto reparador.
Truco para aumentar el frescor
Esta experta da un consejo para que los productos estén más
frescos a la hora de usarlos y es guardarlos en la nevera durante un período
corto de tiempo, “para que al aplicarlo incremente la sensación de frescor,
siempre que el producto sea apto para ello”.
Esta experta no se cansa de insistir en la
importancia de un
uso adecuado de la crema solar, que “debe ser aplicada generosamente,
porque en caso contrario el factor de protección se reduce, y reaplicada cada
dos horas porque si no se reduce el factor de protección”.
Además, respecto al uso de las cremas hidratantes
recomienda su aplicación con un cuidado masaje por la zona en la que se esté
usando, “ya que es una buena forma de relajar la piel y los músculos, y además
ayudará a aplicar correctamente la crema consiguiendo una función adecuada”.
Zonas olvidadas
Y a la hora de hidratar el cuerpo los expertos destacan la
importancia de hacerlo sobre todo la piel sin dejar de lado zonas
que a veces que suelen olvidar, como los pies, que también sufren
sequedad, para los que recomiendan productos específicos para su cuidado e
insistiendo en zonas que normalmente están más resecas en verano como codos,
rodillas, piernas y brazos…
Productos combinados
Respecto a la utilización de productos para protección
solar que ofrecen a la vez un segundo tratamiento Garre cita como ejemplo los
que contienen:
- Extracto
de raíz de jengibre, con un alto poder antioxidante.
- Extracto
de siempreviva, que ofrece un efecto calmante y protege y refuerza la
función barrera de la piel.
Además de la utilización de productos de tratamiento de
forma tópica los expertos recuerdan que también la alimentación influye
en el estado de la piel, por lo que recomiendan una buena hidratación
interna a través de la ingesta de agua y de alimentos como frutas y verduras.
Garre recuerda el interés de incluir alimentos que contengan:
- Vitamina
E (como espinacas, cereales y aceite de oliva), ya que ayudan
a mejorar la salud de la piel.
- Vitamina
C (como naranjas y fresas).
- Antioxidantes,
como el tomate y
la sandía,
“que pueden ayudar a combatir los rayos UV y sus efectos adversos”.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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