Por: Vanesa Evangelina Buffa.
¿Sabías que padecer estrés puede afectar tu salud dental?
Te contamos cómo este trastorno mental repercute de manera negativa en tu boca.
Cargar con problemas y más problemas en la mente no solo
afecta el comportamiento. Sufrir de estrés tiene efectos en todo el
organismo, incluso en la salud dental.
Plazos para entregar trabajos, incertidumbre económica,
problemas con las relaciones familiares, época de exámenes… Son varios los
motivos que pueden llevar a que las personas se sientan ansiosas y se estresen.
Y en los tiempos actuales, este trastorno es cada vez más frecuente.
El estrés y la ansiedad constante generan cambios
en el cuerpo que repercuten en la salud de quien los padece. Pues
estos cuadros mentales son capaces de originar nuevas afecciones o empeorar
otras ya presentes.
En la boca, este malestar mental también tiene
consecuencias negativas. En este artículo te contamos cómo el estrés puede
afectar tu salud dental y qué puedes hacer al respecto.
El estrés
La palabra “estrés” proviene del término griego stringere,
que significa ‘apretar’. Se trata de un estado adaptativo de tensión física y
emocional que surge como una respuesta de autodefensa.
El estrés se manifiesta cuando la persona se siente
amenazada por alguna situación. La preocupación desencadena una respuesta
defensiva que repercute en todo el organismo.
Y si bien este estado de alerta es necesario en algunos
contextos y de manera ocasional, su persistencia resulta nociva para la
salud. Estos son los síntomas que caracterizan a una crisis de estrés:
- Cefaleas.
- Respiración
agitada.
- Pulso
acelerado.
- Cansancio
y fatiga.
- Dificultad
para dormir.
- Dolores
musculares.
- Problemas
digestivos.
- Dificultad
para concentrarse.
- Afecciones
en la cavidad oral.
- Cambios
de humor y sentimientos inestables.
Sobre la influencia del estrés en la salud dental trata
este artículo. Veamos esta relación con más detenimiento.
El estrés y la salud dental
Sufrir de estrés de manera habitual desencadena muchos
cambios en el organismo y la salud dental también resulta afectada. Dientes,
encías y otras estructuras orales sufren las consecuencias de este
padecimiento.
Los cambios orgánicos que los momentos de tensión generan no
son los únicos responsables de los trastornos en la boca. Las
modificaciones de las conductas y el descuido de la alimentación y de las
rutinas de higiene también llevan al deterioro de la salud oral.
Personas con problemas mentales como estrés crónico,
ansiedad y depresión suelen descuidar su rutina de cuidado dental. Además, las
dietas poco saludables, el consumo de sustancias adictivas como tabaco y
alcohol, y la falta de visitas al dentista son conductas frecuentes en estos
pacientes.
Por otro lado, como mencionábamos, el estrés de por sí
ocasiona cambios internos en el organismo. Una mayor cantidad de la
hormona cortisol caracteriza estos momentos en los que el cuerpo se
pone en alerta.
Los picos de cortisol debilitan el sistema inmunitario, facilitando la
acción de las bacterias orales y la inflamación de los tejidos de la boca.
Asimismo, la tensión muscular característica de las situaciones de estrés tiene
su repercusión en la salud dental.
También cabe mencionar que muchos pacientes que sufren
estrés son tratados con medicamentos contra la ansiedad y con antidepresivos.
Como te contaremos más adelante, estos fármacos repercuten en la salud
bucodental.
A continuación, detallamos los padecimientos
que el estrés provoca en la salud dental.
Enfermedad de las encías
Como ya adelantamos, el estrés ocasiona cambios internos
que alteran los mecanismos de defensa del cuerpo. Con esto aumenta el
riesgo de padecer infecciones.
A nivel bucal, las más afectadas por esta condición son las
encías y los demás tejidos que sostienen los dientes. Existen estudios que relacionan el estrés con la aparición de
la enfermedad periodontal o su avance si ya está presente.
Además, la presencia de placa bacteriana y sarro en
la zona por el descuido de la higiene dental agrava la situación. El
consumo de tabaco es otra de las condiciones que también empeora el panorama.
Es así que los gérmenes acumulados irritan el tejido
gingival y ocasionan una respuesta inflamatoria exagerada. Es lo que en
odontología llamamos gingivitis. Las encías se hinchan, pierden su forma,
se vuelven rojas y brillantes, sangran con facilidad y duelen o molestan.
En los casos en que esta situación no se trate y
persista, puede evolucionar a una periodontitis. En este
trastorno, la inflamación e infección es más profunda, afectando a los tejidos
que sostienen los dientes.
La pérdida de soporte óseo propio de la enfermedad
periodontal conlleva que las piezas dentarias se muevan. Y en los casos más
severos hasta se puede llegar a la pérdida de dientes. Además, esta
patología está relacionada a otros padecimientos sistémicos que
pueden agravarse o manifestarse por la asociación con la infección oral.
Bruxismo y trastornos temporomandibulares
Otra de las afecciones de la salud oral asociadas al estrés
es el bruxismo. Esta condición consiste en el apretamiento de los
maxilares o el rechinamiento de las piezas dentarias de manera
involuntaria. Por lo tanto, el paciente no se da cuenta que lo está haciendo.
Esta parafunción de la mandíbula se realiza de manera
persistente. Y puede suceder tanto de día como de noche. Aunque en las horas
de sueño, cuando el cuerpo libera el estrés de manera
inconsciente, suceden con mayor frecuencia los episodios de bruxismo.
De la mano del bruxismo, el estrés también está asociado a
los problemas en la articulación temporomandibular. El
apretamiento excesivo, la contracción de los músculos masticatorios y la
tensión que experimenta el cuerpo en los momentos de ansiedad dañan esta
estructura móvil.
La articulación temporomandibular (ATM) es el complejo que
relaciona al maxilar inferior con la base del cráneo. De las estructuras que la
constituyen depende el movimiento de apertura y cierre de la mandíbula.
Como ya mencionamos, el estrés provoca una mayor oclusión
de las piezas superiores con las inferiores. Este contacto constante tiene una
intensidad exagerada. Y esa tensión de los músculos de la cara y la mandíbula
en las crisis de ansiedad sobrecargan la articulación temporomandibular.
Síntomas de bruxismo y problemas de ATM por
estrés
Si haces consciente lo que sucede en tu cuerpo durante esos
momentos de inquietud, enojo o bronca, puede que notes que tus dientes están
apretados y tus mejillas contraídas. Que esta posición de tensión se repita de
manera frecuente afecta a las estructuras implicadas.
Además, existen otros síntomas asociados:
- Sensibilidad
dentaria.
- Desgaste
de las piezas dentarias.
- Dolor
de cabeza, cuello y oído.
- Chasquidos
de dientes al dormir.
- Dificultad
para abrir la boca o masticar.
- Contracturas
en los músculos del cuello y la cara.
- Dolor
en la mandíbula y en los músculos masticatorios.
- Ruidos
en la mandíbula al abrir o cerrar la boca.
Aftas y herpes
Las lesiones en la mucosa oral son otras de las afecciones
bucales asociadas al estrés. La caída de las defensas provocada por los cambios
orgánicos propios de los estados de ansiedad favorece la aparición de estos
procesos.
Las aftas son ulceraciones blanquecinas que afectan
las mucosas de la boca. Están rodeadas por un halo rojo inflamatorio y
son muy dolorosas.
Los labios, las mejillas y los bordes de la lengua son los
sitios en los que se manifiestan con mayor frecuencia. Pero pueden aparecer en
cualquier tejido blando de la boca. En general, desaparecen por sí mismas al
cabo de 10 días sin dejar secuelas.
Las lesiones recidivantes causadas por el virus del herpes
simple también se manifiestan con frecuencia en personas estresadas. Este agente
patógeno permanece inactivo en el paciente. Pero ante situaciones
estresantes aprovecha la menor capacidad de defensa ocasionando el
daño en las mucosas.
Este proceso vírico se manifiesta con lesiones en los
labios y las comisuras de la boca. Aunque también puede darse sobre encías y
otras mucosas orales.
Se trata de pequeñas vesículas de contenido líquido que se
rompen y quedan cubiertas de una costra amarillenta. En el caso de
presentarse en el interior de la boca, se recubren de una membrana blanquecina
que les da un aspecto similar al de las aftas.
El proceso es muy molesto para el paciente, pues la zona
presenta un picor y ardor característicos. Incluso esta sensación se percibe
unos días antes de que aparezcan las lesiones. El cuadro dura entre 5 y 7 días.
Sequedad bucal
La boca seca o xerostomía se trata de una menor
producción salival y de la disminución de la lubricación oral. Este
trastorno puede ocasionarse tanto por el estrés como por los medicamentos que
se utilizan para tratar la ansiedad y la depresión. Es que varios de estos
fármacos tienen como efecto adverso la sequedad oral.
Al disminuir la saliva, la boca se deshidrata, ocasionando
sensaciones molestas para el paciente y dificultando las funciones orales como
hablar y comer. Además, al reducirse la acción de defensa y limpieza del fluido
bucal, el riesgo de caries, gingivitis y piorrea se incrementa. Estas personas
suelen tener que lidiar con problemas de mal aliento.
El síndrome de la boca ardiente es otro de los
trastornos orales asociados al estrés. Su etiología no es muy
clara, pero la combinación de estados de ansiedad y la boca seca podrían contribuir a su
aparición o a que empeoren los síntomas. Una incómoda sensación de hormigueo y
ardor en las mucosas bucales lo caracteriza.
Caries
La caries es un proceso crónico de destrucción de los
tejidos duros de los dientes. Ocurre como consecuencia de la acción de los
ácidos que producen las bacterias al fermentar los azúcares de la dieta.
De todos modos, para que la enfermedad ocurra deben combinarse
varios factores necesarios. En el caso de los pacientes que sufren estrés,
diversas condiciones favorecen el desarrollo de esta enfermedad multicausal:
- Una menor
respuesta inmunitaria frente a la acción de los gérmenes.
- La
boca seca: la falta de hidratación y la menor
autolimpieza de los tejidos orales favorece la proliferación bacteriana.
- Conductas
que descuidan la salud bucal: los pacientes con
estrés y problemas mentales a veces tienden a prestar menor atención al
cuidado personal, y con ello a la higiene dental. También llevan una dieta
poco saludable y evitan las consultas odontológicas. Esto aumenta el
riesgo de sufrir caries.
Hacerse cargo del problema
Para evitar los efectos negativos del estrés sobre la salud
dental será necesario ocuparse de ambas aristas del problema. Por
un lado, interesarse en el cuidado de la boca ayudará a disminuir varias de las
patologías que aquí te contamos. Por otra parte, buscar la manera de reducir la
ansiedad cotidiana mejorará las condiciones bucales.
Visitar al dentista con frecuencia para que detecte
cualquier trastorno asociado al estrés a tiempo es fundamental. El uso de
férulas para el bruxismo y las limpiezas profesionales regulares ayudan a
mantener las estructuras orales en buenas condiciones. Además, el profesional
puede sugerir otros tratamientos adecuados para cada caso.
Una correcta higiene oral en el hogar, llevar
una dieta saludable e hidratarse con frecuencia también
previenen estos trastornos. Y es conveniente evitar el consumo de alcohol y
tabaco que empeoran los síntomas del estrés en la boca.
Buscar ayuda profesional y técnicas para el control del estrés (ejercicios de
meditación, respiración consciente, yoga, hacer deportes y salir al aire libre)
influirán en una mejora en la salud dental. Ser conscientes de las
situaciones de ansiedad cotidiana y de los problemas que esta condición genera
en nuestro organismo es un gran primer paso para buscar soluciones.
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