María José Hidalgo, Mentora Financiera y Emprendedora
¿Has dudado de ti alguna vez? Pues yo sí, infinidad de veces. Cuando tenía 21 años decidí casarme con el que para mí era el hombre de mis sueños en ese entonces, después de muchos años de noviazgo aquello que tanto había querido lo hice suceder, sí, así tal cual.
Por 7 años de mi vida fui muy feliz, pero no vi que durante
esos años mis hábitos de consumo y los de para ese entonces mi esposo estaban
siendo la “solución” a muchos de nuestros vacíos emocionales y de pareja,
empezamos a endeudarnos para todo, tomamos decisiones financieras para nada
inteligentes, establecimos un negocio que se suponía podría ser “rentable” pero
que se fue en eso, en suposiciones.
Luego de esos felices 7 años empezaron los años más duros,
más difíciles y tristes de mi vida, con deudas que no podíamos mantener, mucho
más de lo que pensamos, las cuotas se fueron acumulando y no podíamos pagar, el
banco empezó a llamarnos cada dos días, al final yo con 4 meses de embarazo, y
con todo endeudado, quedamos sin dinero para poder comprar ni una piña de
tamales. Dios que es tan bueno nos envió un ángel a vivir con nosotros que nos
ayudó a que siguiéramos comprando alimento. Yo con una bebé en espera dudaba de
lo que podría ser el futuro de mi hija, con una autoestima por el suelo, después
de haber trabajado en el sector financiero ahora estaba administrando una
empresa que se estaba derrumbando y con la cabeza llena de dudas de mi misma no
sabía qué hacer, al final, la bomba explotó y mi matrimonio terminó.
Lo que para mí había sido mi propósito de vida se derrumbó
de la noche a la mañana, de un día a otro me quedé sin casa, sin familia y sin
esposo, sola con mi hija, en un apartamento pequeño donde me sustenté por algún
tiempo con la tarjeta de crédito, Dios me proveyó, y me dio un trabajo bueno
que me ayudó a recuperarme. Empecé de nuevo, desde cero, tratando de no cometer
los mismos errores emocionales y financieros del pasado, me ordené, me capacité
y decidí que mi vida tenía que ser otra.
En mi caso particular he aprendido a confiar en Dios, donde
las Sagradas Escrituras enseñan que “todas las cosas ayudan para bien a
aquellos que le aman” ( Romanos 8:28). Y definitivamente así lo creo, durante
alrededor de 4 años de transformación y búsqueda pude reconocer aquello para lo
que había sido llamada, y además me di cuenta de que todo ese dolor había sido
para transformar vidas, vidas como la mía, sin sentido ni esperanza.
Hace algunos meses inicié la idea de mi negocio que hoy se
está volviendo una realidad dirigido a empresas y personas, que por un sentido
u otro se sienten perdidas.
Hablando con MaJo se basa en tres pilares fundamentales:
finanzas, propósito y empoderamiento, ayudamos sobre todo a mujeres como lo era
yo, a tomar el control de sus finanzas, reconocer el propósito de sus vidas
para que se empoderen y lideren una generación, una comunidad, a través de
productos digitales, cursos, capacitaciones, charlas, seminarios y productos
físicos de papelterapia, y ayudamos a empresas y emprendedores a renovar su
estrategia de ventas, de servicio al cliente y establecer procesos de cobro
efectivos.
En el mes de mayo del 2020 nuestro primer producto físico
salió a la luz, “Los Sobres de Efectivo de MaJo”, qué emoción sentí cuando los
vi por primera vez en mis manos, ya impresos y hechos, saber que todas esas
lágrimas me dieron la fuerza para generar esas ideas, y esa la primera de
muchas otras ideas que en nuestra empresa desarrollaremos para ayudar a muchas
mujeres y empresas.
Actualmente gracias a Finanzas con Propósito me he
certificado en Mentoría Financiera para seguir ayudando a más y más personas.
Es por eso por lo que te digo, si hoy te sientes sin
esperanza, porque quizás están en quiebra económica, quizás estás pasando por
una separación, o por una enfermedad, debemos aceptar lo que está pasando de
forma radical, y vislumbrar qué puedes hacer para cambiar tu condición, hay
cosas que podremos solucionar, otras no. El tiempo pasa rápido no podemos dejar
pasar nuestra vida sin más, y sin la oportunidad de ayudar a otros.
Establece metas, acciona hábitos en tu vida para mejorar,
invierte en ti, y confía, sólo confía que el proceso por el que estás pasando
será para bien, y es parte del propósito que tienes para servir a la humanidad.
Sí se puede pasar de las lágrimas a las ideas. Adelante.
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