Por: María Sánchez-Monge
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad
(TDAH) es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia.
Tiene un origen neurobiológico y sus síntomas más habituales son, tal y como
indica su denominación, la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. Es
una afección crónica que frecuentemente se diagnostica en la
infancia y en muchos casos persiste en la edad adulta.
Puede generar problemas en múltiples áreas de
funcionamiento, afectando al desarrollo social, emocional y cognitivo.
"Es difícil encontrar un TDAH puro, es decir, sin otros problemas
añadidos", señala José Ángel Alda, psiquiatra infantil y juvenil del Hospital Sant
Joan de Déu, de Barcelona. "Los más frecuentes son los problemas
de aprendizaje y de comportamiento".
Prevalencia
Su prevalencia en la población infantil española se
situa en torno al 3-5%, en función de los distintos estudios
llevados a cabo.
Según Azucena Díez, del departamento de Psiquiatría de
la Clínica Universidad de
Navarra, esta patología afecta sobre todo a los niños y
es más frecuente en varones. Sin embargo, aproximadamente entre el 60 y
el 80 por ciento de los adultos mayores de 18 años que han
tenido TDAH tienen persistencia de los síntomas. “Es decir, casi tres
cuartas partes siguen refiriendo que tienen síntomas y que éstos interfieren en
sus estudios, en su profesión, etc.”.
Causas
Javier Blumenfeld, pediatra y responsable de la consulta de
TDAH del Hospital de El Escorial (Madrid), expone que
este trastorno "se produce principalmente por alteraciones en una
región del cerebro llamada corteza prefrontal, donde se realizan funciones
mentales tan importantes como la concentración, el control
de impulsos y la memoria a corto plazo, también llamada
memoria de trabajo".
La mayor principal causa es la genética y
existe un componente hereditario, pero "existen multitud de causas
ambientales que pueden producir disfunción en esta parte del cerebro, y por lo
tanto, TDAH". Entre otras, alteraciones neonatales como alcoholismo
o adicción a otras drogas durante el embarazo, traumatismos, tóxicos
ambientales, meningitis, sufrimiento fetal durante el parto...
"Es decir, cualquier elemento que puede dañar el correcto desarrollo de la
corteza prefrontal puede acabar causando TDAH", resalta Blumenfeld.
Alda apunta que no se puede hablar de uno, sino de múltiples
genes que intervienen en la aparición de este trastorno: "Hay
varios genes candidatos, como por ejemplo los relacionados con la dopamina y la
noradrenalina".
Síntomas
Los niños con TDAH son muy inquietos e impulsivos y tienen
problemas para prestar atención y concentrarse. A pesar de intentarlo, son
incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir
instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo. Actuar sin pensar (la
conducta impulsiva) les provoca problemas con padres, amigos y profesores.
Esta patología puede afectar negativamente al rendimiento
de los niños en el colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y
social.
Las manifestaciones pueden dividirse en tres grupos:
Síntomas relacionados con la inatención
El principal síntoma consiste en que los niños no
son capaces de mantener la atención que se espera para su edad durante mucho
tiempo. Además, a estos niños les cuesta ponerse a hacer todas las tareas
que suponen un esfuerzo mental. “Están como en su mundo, se distraen con
facilidad y van de un tema a otro”, afirma Díez.
El principal lugar donde se aprecian estas manifestaciones
es en el ámbito escolar. Los profesores a veces presentan quejas en este
sentido, pero también aparecen en casa: cuando un niño tiene que organizar sus
cosas o cuando se muestra muy despistado.
En general suele caracterizarse por:
- No
atiende detalles, comete errores.
- Dificultad
para mantener la atención.
- Sordera
ficticia.
- No
sigue instrucciones, no termina las tareas.
- Dificultad
para organizarse.
- Evita
tareas que requieren esfuerzo continuado.
- Olvida
y pierde cosas necesarias para su actividad.
- Fácil
distracción por estímulos externos.
- Olvidadizo
en las actividades diarias.
Síntomas relacionados con la hiperactividad
La hiperactividad es más evidente en niños de menor
edad y va desapareciendo con el crecimiento. Se manifiesta de forma
diferente dependiendo del niño, aunque suele caracterizarse porque están
siempre en movimiento, corren, saltan, tienen dificultades para estar quietos,
se levantan cuando deberían estar sentados, corren y saltan en situaciones
inapropiadas...
El pediatra del Hospital de El Escorial reseña que
hiperacividad significa "únicamente el aumento de actividad motora
de forma poco controlada". Este síntoma, que es el menos importante y
es más frecuente en varones, ha sido fuente de "mucha
confusión" cuando, en realidad, "no genera ninguna
disfuncionalidad y mejora con los años".
El movimiento es algo consustancial a la infancia:
"Los niños se mueven y se tienen que mover mucho". Si se
mueven pero no tienen problemas de concentración o de atención de
impulsos "no tienen ningún trastorno, y mucho menos
TDAH".
Síntomas relacionados con la impulsividad
Aquí tiene cabida todo lo que hace referencia a las
situaciones en las que los niños actúan sin pensar en las consecuencias
de sus actos. “Los niños con TDAH suelen ser personas muy impacientes que a
veces corren riesgos innecesarios y sin pensar en las consecuencias negativas
que tienen”, advierte Díez. Con frecuencia responden al
profesor antes de que finalice la regunta, tienen dificultades para guardar
el turno en actividades de grupo, etc.
Prevención
La psiquiatra Azucena Díez aclara que el TDAH es
una disfunción cerebral que no se puede prevenir. No obstante, indica que
los cuidados generales de salud a lo largo del embarazo y las campañas de
prevención de consumo de alcohol y tabaco en la gestación, así como un parto
bien asistido, podrían ser una fuente de prevención, casi la única.
Por otro lado, la especialista indica que existe otro tipo
de prevención que se podría denominar secundaria: empezar el tratamiento lo
antes posible una vez que la patología está diagnosticada. De esta forma
podrían prevenirse otras complicaciones asociadas al TDAH.
Tipos
Pueden distinguirse tres tipos de TDAH:
- El
más frecuente es el tipo combinado, en el cual se dan síntomas
tanto de inatención, como de hiperactividad e impulsividad.
- Alrededor
del 40% de los afectado solo presentan inatención. “No se
mueven mucho, no molestan en clase, no hablan demasiado, pero les cuesta
mucho rendir académicamente o desarrollar funciones que corresponden a su
edad”, explica Díez.
- Por
último, hay un grupo muy pequeño en el que los niños solo
presentan síntomas de hiperactividad.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza a través de la
observación de la conducta del niño y de una entrevista clínica con los padres
o los cuidadores. “Es muy importante que en la entrevista siempre haya
información, aunque sea indirecta, de los profesores, de cómo ven ellos al niño
en clase”, indica la psiquiatra.
De forma complementaria pueden realizarse test con escalas
de evaluación de la conducta, rellenadas por los padres, profesores y otros cuidadores
del niño. Proporcionarán información acerca de la gravedad del trastorno, de la
presencia e importancia de otros trastornos psiquiátricos o de diversos
problemas de comportamiento y podrán ser de ayuda a la hora de valorar la
eficacia de los tratamientos aplicados.
Dichas escalas son complementarias, por lo que no pueden
determinar un diagnóstico por sí solas. Dada la evidencia de la importante
carga genética del TDAH es conveniente realizar una historia médica detallada,
tanto personal, como familiar.
Por último, el especialista debe tener en cuenta que hay
un gran número de trastornos en la infancia que pueden presentar
síntomas similares a los del TDAH y cuyo diagnóstico debe descartarse
en el proceso de diagnóstico del mismo. Entre estos se incluyen los trastornos
del aprendizaje, de conducta, de ansiedad y afectivos (como depresión, ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo) y patologías como el
hipertiroidismo (que presenta inatención) o la epilepsia, entre otros.
“Los test, aunque no son necesarios, ayudan mucho a conocer
el perfil cognitivo del niño. Es decir, si uno conoce el nivel de inteligencia
del niño y cómo funciona diariamente en su planificación y cuál es su nivel de
atención en las pruebas psicológicas será mucho más fácil desarrollar un plan
de tratamiento especial para este niño”, apostilla. “Son recomendables, por
ejemplo, las pruebas para determinar la capacidad intelectual, pero no
necesarias, no son imprescindibles”.
Tratamientos
El tratamiento debe ser multimodal porque, tal y como
asevera Blumenfeld, "el TDAH afecta a varias esferas de la vida". Se
deben aunar tratamiento médico (que incluye la administración de fármacos),
psicológico y educativo. El pediatra explica en qué consisten estos tres
pilares terapéuticos:
Tratamiento psicológico
"Es muy importante por la necesidad de conocer muy
bien nuestro mundo emocional para comprender e intentar controlar algunas
respuestas". Además, hay otros aspectos como la técnicas
cognitivo-conductuales o la enseñanza de habilidades sociales que
pueden ser de mucha ayuda para algunos síntomas.
Tratamiento pedagógico
Una de las disfunciones mas limitantes en este trastorno
es el aspecto académico. "Muchos de estos pacientes solo
presentan alteraciones a nivel académico, que de forma secundaria impactan en
otros aspectos de su vida, ya que es un aspecto que genera muchas fricciones
con los padres y con los profesores, generando de forma secundaria problemas de
autoestima, ansiedad, etc.", resume el experto, quien considera que
"lo ideal sería realizar adaptaciones metodológicas para
aliviar los síntomas, pero la realidad es que llevar a cabo estar adaptaciones
es una tarea muy difícil. En muchas ocasiones por que implican un cambio de
método educativo muy profundo y muchas otras por que faltan muchos medios para
implantar estas mejoras".
Tratamiento médico
"El tratamiento mas potente y mas eficaz que tenemos
en este momento son los fármacos, pero muchas veces se nos olvidan
otros elementos importantes, y que en realidad mejoran muchas de nuestras
funciones mentales", argumenta el pediatra. Entre ellos se encuentran la
adecuada higiene del sueño, imprescindible para un buen
funcionamiento cerebral, una alimentación adecuada y la
realización de ejercicio físico.
Los faármacos que se emplean con mayor frecuencia para
tratar el TDAH son los estimulantes que, según Alda, "son
muy seguros y eficaces". Se calcula que la respuesta a esta terapia
farmacológica "está en torno a un 70-80% de los casos al primer régimen
terapéutico prescrito". No obstante, aclara que se trata siempre de un
"tratamiento sintomático, por lo que, cuando se deja de tomar,
generalmente, los síntomas vuelven a aparecer".
El fármaco más utilizado es el estimulante metilfenidato,
del que existen distintas presentaciones en función de las necesidades de cada
paciente: Rubifen de acción inmediata, Equasym y Medikinet de acción intermedia
y Concerta y Rubicrono de acción prolongda. La última incorporación ha sido un
Rubifen retard. "En estos momentos podemos hacer una medicina muy
personalizada, dependiendo de si se busca un mayor control de síntomas por la
mañana, durante todo el día...", explica Alda.
También se emplean medicamentos no estimulantes, como lisdexanfetamina,
atomoxetina y guanfacina.
Otros datos
Pronóstico
El pronóstico del TDAH depende de varios factores:
- Si
los síntomas son muy intensos, el pronóstico será peor.
- Si
el niño tiene el tipo combinado con inatención e hiperactividad también
avanzará de forma más negativa.
- Si
los pacientes tienen asociados otros trastornos, como depresión,
ansiedad, etc., la evolución será menos favorable. Esta situación empeora
si los padres tienen trastornos mentales o si están en un entorno de
adversidad psicosocial. “En los casos en los que nos niños viven en familias
donde están poco atendidos o no hay recursos para lo básico es
difícil que se puedan aplicar recursos para apoyo escolar o medicación.
Eso también empeora el pronóstico porque los tratamientos son más tardíos
y más precarios”, apostilla Díez.
Calidad de vida
La calidad de vida del paciente es muy variable. Hay
niños con TDAH con síntomas poco intensos que toman su tratamiento por la
mañana y hacen una vida completamente normal.
Sin embargo, hay otros que si presentan muchos síntomas y
enfermedades como la depresión, puede tener una calidad de vida mermada.
Cuándo acudir al especialista
“Muchos padres y profesores relativizan y
no se acaban de creer que existe este trastorno”, afirma Díez. “Es importante
que si los padres o los profesores tienen la sospecha acudan a alguien”.
Díez indica que en la actualidad los especialistas que
pueden ayudar al niño pueden venir de muchas ramas de la medicina: pediatras,
psiquiatras infantiles o neuropediatras. “Los psicólogos pueden tratar la parte
de psicoterapia”, explica.
Pero, ¿en qué momento deben tomar la decisión de acudir al
especialista? La experta indica que desde que los síntomas afectan al
funcionamiento diario de ese niño, ya sea en el ámbito académico o en casa.
TDAH en adultos
Los síntomas de TDAH perduran durante la edad adulta en una
proporción nada desdeñable de los casos. Por otro lado, muchos pacientes que no
han sido diagnosticados en la infancia llegan a la edad adulta con un cúmulo
de patologías psiquiátricas. Debido a esa ausencia de tratamiento, tienen
una una baja autoestima.
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