Por: Elena Sanz
Si la timidez de tu hijo le causa sufrimiento o le hace perder importantes oportunidades, no lo pases por alto. Con estas claves podrás ayudarlo.
Si tu hijo se muestra tímido, es posible que estés
preocupado por su bienestar presente y futuro. Tal vez temas que no logre hacer
amigos, que sufra en los entornos sociales que encontrará a lo largo de la vida
o que haya algo malo en él, que no sabes cómo arreglar. En
realidad, la timidez en los niños es natural hasta cierto punto.
Además, es posible intervenir para que no alcance cotas que limiten o causen
malestar al menor.
Es importante tener esto en cuenta: la timidez no es una
condena de por vida. Es cierto que cuenta con un considerable componente
genético y hereditario que se manifiesta en el temperamento con el que el niño nace. No obstante, la
crianza, el ambiente en el que crezca y las experiencias tempranas que viva
pueden modular la presencia de este rasgo. Mira cómo podemos ayudar.
¿Qué consideramos timidez en los niños?
La timidez es la tendencia a retraerse y a sentirse
incómodo en situaciones sociales novedosas o desconocidas. Suele
relacionarse con el miedo al juicio de los demás, la propensión a no expresarse
y a mantenerse en un segundo plano.
La persona tímida se siente insegura interactuando con
desconocidos. Evita tomar la iniciativa, incluso cuando desearía un mayor
contacto social.
Es común que presente inseguridad y baja
autoestima y que esta tendencia le lleve a perder importantes
oportunidades. Por esto, es posible que sea necesario intervenir.
Cabe mencionar que un cierto grado de timidez es normal y
esperable en ciertas etapas de la vida. Los niños pueden, de manera natural,
buscar la seguridad en sus padres o figuras de referencia cuando se enfrentan a
entornos nuevos o desconocidos. Pero eventualmente, y a medida que crecen, van
sintiéndose más confiados.
También es cierto que la timidez nos ayuda a ser
más precavidos y reflexivos, evitando riesgos y tomando mejores
decisiones en ciertas circunstancias. No obstante, cuando se presenta en grado
excesivo, puede causar gran sufrimiento y entorpecer el desenvolvimiento
escolar y social. Incluso, deriva en trastornos como la fobia social.
Claves para abordar la timidez en los niños
Si percibes que la timidez de tu hijo le está generando
malestar o está interfiriendo en su vida diaria, estas son algunas pautas que
puedes aplicar para ayudarlo.
1. No lo presiones, critiques o etiquetes
Si tú no eres una persona tímida, puede costarte comprender
las reacciones de tu hijo. Sin embargo, es importante que no invalides ni
minimices sus emociones.
No lo ridiculices por ser tímido ni lo
presiones a cambiar a la fuerza. En primera instancia,
necesita sentirte comprendido, aceptado y apoyado. Desde esta seguridad es que
podrá realizar avances a su propio ritmo.
Por otro lado, evita asignarle la etiqueta de tímido, vergonzoso o solitario.
Las palabras tienen más poder del que pensamos y esto solo hará que tu hijo se
perciba cada vez más a sí mismo de esta forma. Se creerá y se meterá en su
papel, volviéndose cada vez más reservado y temeroso.
2. Enseña y modela habilidades sociales
En ocasiones, la timidez es producto de una falta de habilidades sociales que hace que el niño no sepa
desenvolverse con otros y sus interacciones sean desagradables. Por ello, puede
ser positivo hacer énfasis en habilidades, como iniciar y mantener
conversaciones, hacer cumplidos, realizar peticiones o decir “no”.
A algunos niños les cuesta más que a otros comprender e
interiorizar estas normas, pero todo es cuestión de práctica. Al verte a ti
(como su principal figura de referencia) interactuando con otros, podrá asumir
ciertas ideas. Sin embargo, realizar dinámicas, como los juegos de
roles, puede ayudar en este proceso de aprendizaje.
3. Ofrece oportunidades de socialización
Cuando un hijo es tímido. algunos padres tienden a sobreprotegerlo y evitan exponerlo a situaciones
incómodas. Sin embargo, el pequeño necesita practicar y tener
oportunidades para ganar confianza en sí mismo.
Por esto, es buena idea facilitar espacios en los que
conviva con otros niños, más allá del colegio. Apuntarse a actividades
extraescolares, acudir a campamentos o realizar talleres relacionados con sus
aficiones pueden ser buenas alternativas.
Si al niño le causa mucho temor, podéis comenzar
realizando actividades junto con otras familias o
participando en clases para padres e hijos. Tu presencia le dará seguridad. A
medida que vea que es capaz de lograrlo, ganará en confianza para afrontar
nuevas oportunidades por su cuenta.
4. Fortalece su autoestima y confianza
La timidez tiene un gran componente de inseguridad,
falta de confianza en uno mismo y miedo a que otros nos juzguen. Por esto
es fundamental fomentar una autoestima sana y sólida, ayudando a tu hijo a
identificar y valorar sus virtudes y a aceptar sus áreas de mejora.
La autoestima no solo consiste en recibir elogios y en
pensar bien de uno mismo, sino también en ser capaces de ver aquello en lo que
no somos tan buenos, sin mortificarnos por ello. Enseña a tu hijo a ver
los errores como naturales y aceptables, como parte del proceso de
aprendizaje, y liberarás gran parte de su presión.
5. Favorece un diálogo interno positivo
Al hilo de lo anterior, conviene saber que las
personas tímidas suelen tener un severo crítico interno en su cabeza que
les anticipa todo lo que puede salir mal, les narra a tiempo presente los
errores que están cometiendo y les recuerda sus fallos pasados. Es este diálogo
interior el que puede paralizarles.
Por lo mismo, una gran idea es enseñar a los niños
a hablarse a sí mismos con amor, respeto y autocompasión, a ser sus mejores
amigos y animadores. El objetivo es que a su mente lleguen, de forma
automática, pensamientos como los siguientes:
- “Lo
has hecho muy bien, estoy orgulloso de ti”.
- “Cometiste
un error, pero no pasa nada, sigues siendo valioso”.
- “Tú
puedes conseguirlo, inténtalo”.
Para esto, esas palabras deben provenir primero
de sus padres: son ellos quienes moldean el diálogo interno del niño.
6. Propicia la expresión y la toma de
decisiones
Por último, recordemos que la timidez en los niños hace que
estos permanezcan en un segundo plano para no llamar la atención y no ser
juzgados. Si queremos contrarrestar esta tendencia, podemos propiciar
situaciones en las que el niño se exprese libremente y haga valer sus opiniones
en un entorno seguro.
Conversaciones familiares, juegos de mesa, actividades
creativas y artísticas… hay muchas opciones. Lo importante es animar al
niño a participar, a hacer oír su voz y, por supuesto, escucharlo, tenerlo
en cuenta y valorar sus aportaciones.
La timidez en los niños puede requerir ayuda
profesional
En última instancia, si has aplicado las anteriores pautas
y la timidez de tu hijo sigue siendo excesiva, no dudes en buscar ayuda
profesional. Ten en cuenta que las experiencias sociales negativas o sufrir
rechazo por parte de otros puede marcarnos a futuro.
Es importante abordar la situación cuanto
antes. Un profesional podrá ayudar a tu hijo a
adquirir las herramientas que necesita para superar su timidez.
Fuente: https://mejorconsalud.as.com/
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