Por: Maria Alejandra Morgado Cusati
La Navidad suele ser una gran fuente de estrés para muchas
personas. A continuación, mostramos los estresores más comunes y cómo
afrontarlos adecuadamente.
Aunque la época de Navidad suele asociarse con la alegría,
la celebración y la unión familiar, también es una realidad que muchas
personas experimentan elevados montos de estrés, ansiedad y tristeza durante
estas fechas. ¿A qué se debe? Las causas de estrés en Navidad son múltiples
y varían en cada persona.
La nostalgia que generan las festividades, al igual que la
disminución del descanso y las múltiples actividades, inciden en gran medida en
este problema. Como sea, es primordial identificar cuál es el detonante, ya que
hay que implementar estrategias para afrontarlo antes que genere complicaciones
en la salud.
7 causas de estrés en Navidad
Las causas del estrés en Navidad varían de acuerdo al
contexto en el que esté la persona. Lo cierto de todo es que estas
fechas tienden a incrementar la tensión, la ansiedad y otras emociones
desagradables.
Así lo señala una investigación
compartida en Innovations in Clinical Neuroscience, que
concluye que durante las vacaciones de Navidad incrementan los estados de ánimo
disfóricos, es decir, con tendencia a la depresión, a la irritabilidad y a la
ansiedad.
Los estudios también sugieren que en esta época aumentan
los casos de ataques al corazón, lo que se vincula —entre otras cosas— con el
estrés emocional. Así pues, es un asunto que no debe pasar
desapercibido y que debe identificarse para encontrar las soluciones
más efectivas. Veamos en detalle sus principales causas.
1. Expectativas irreales sobre la festividad
La mayoría de las personas tiene una
representación tradicional de la Navidad exageradamente optimista.
Suele asociarse con un hogar acogedor y alegre, habitado por una familia feliz,
que se reúne para compartir regalos y una gran cena preparada a la perfección
Sin embargo, la vida suele ser tan compleja y desordenada,
que muchas veces no se ajusta a esta representación convencional. Aun así,
muchos esperan que su experiencia se adapte a ella. Entonces, cuando las
expectativas irreales no se materializan, se experimentan emociones de
decepción y frustración.
Además, con el auge de las redes sociales, esto se
hace más patente, sobre todo cuando los demás publican su «Navidad
perfecta». De cierto modo, esto genera una presión adicional y una
obligación de realizar una celebración que se adapte a las convenciones
sociales.
En este caso, hay que ser conscientes de que la forma de
pasar la Navidad no tiene por qué ajustarse a las representaciones sociales.
Está bien ajustar las rutinas y tradiciones navideñas para reflejar
circunstancias nuevas y diferentes.
Por ejemplo, si las visitas familiares generan malestar
debido a mayores obligaciones, problemas de salud, conflictos entre los
miembros, o cualquier otra razón, no está mal cancelarlas y celebrar
las festividades con un círculo más cercano y sin tanta ostentosidad.
2. Organización de las festividades
Detrás de las grandes celebraciones en familia hay
alguien que debe hacer todo el trabajo preliminar de organizar, decorar, hacer
la compras, cocinar, etcétera. Por lo general, son las madres de la
familia quienes terminan experimentando la mayor carga de estrés.
Aunado a ello, el cierre de las escuelas y la llegada de
visitas familiares al hogar suelen aumentar las exigencias. Entonces, en lugar
de disfrutar, estas personas terminan muy abrumadas y estresadas.
En estos casos, se recomienda lo siguiente:
- Planear
con anticipación las fiestas navideñas y las
visitas familiares.
- Dividir
las tareas y pedir la colaboración de todos los miembros.
- Dejar
un espacio al día para hacer una actividad
relajante.
- Evitar
incluir demasiadas visitas y eventos sociales en la agenda.
3. Tensiones familiares
En casi todas las familias existen conflictos que suelen intensificarse en la época
navideña por el incremento de encuentros familiares y la convivencia.
Es común verse en la obligación de compartir
con un familiar con el que no hay tan buena relación. También
es frecuente tener choques ideológicos entre miembros debido a
las diferencias generacionales, geográficas o personales.
De hecho, así no haya una fuente obvia de desacuerdos o
conflictos, un período prolongado en lugares cerrados con gran parte de la
familia aún puede ser estresante. Para afrontarlo, lo mejor es mantener
expectativas realistas.
Si los parientes tienden a pelear durante todo el año, lo
más probable es que también peleen el día de Navidad. Entonces, una solución es
dividir las celebraciones para mantener separadas a las «partes en
guerra». Por ejemplo, visitar un grupo de familiares en Nochebuena y otro
en Navidad.
Otra recomendación es evitar los temas controversiales
durante la velada. En su lugar, pueden realizar actividades lúdicas —como
juegos de mesa familiares— para evitar recurrir a conversaciones incómodas.
Por último, hay que evitar el consumo excesivo
de bebidas alcohólicas. La reducción de las
inhibiciones podría contribuir a discusiones innecesarias.
4. Estar lejos de casa
Muchas personas se encuentran solas en Navidad y los
motivos pueden ser una reubicación en una ciudad lejos de sus familiares, una
ruptura matrimonial o un distanciamiento familiar.
En estos casos, el énfasis en la familia, la unión y los
buenos momentos durante las festividades navideñas puede hacer que
aquellos que están aislados se sientan muy solos y deprimidos.
Si este es tu caso, recomendamos mantenerte en contacto con
tus seres queridos a través de videollamadas o mensajes. También procura hacer
planes para el día de Navidad; si no tienes a nadie con quien compartir el
día, considera ofrecerte como voluntario para obras de caridad.
Si vives en el extranjero, otra opción es organizar
una reunión con personas que conozcas que estén en la misma situación o
asistir a celebraciones comunitarias como Villancicos en lugares comunes.
5. Problemas financieros
El gasto en los regalos, la comida y la decoración también pueden hacer de la Navidad una
temporada bastante estresante, en especial para aquellos que están atravesando
problemas económicos o de desempleo.
De ser así, hay que recordar lo que hemos
comentado sobre las expectativas de la temporada; estas no siempre se van
a adaptar a la realidad y eso no está mal. La Navidad es otra fecha más en el
calendario y está bien si en este momento no hay las condiciones para tener
una celebración de ensueño.
Con esto claro, te invitamos a darte la oportunidad de
vivir la Navidad a tu manera, adaptándola tus necesidades personales y
posibilidades. Puedes poner en práctica lo siguiente:
- Armar
un presupuesto y ajustarse a él para evitar gastar de más.
- Considerar
una versión más simple y económica para llevar a cabo la celebración.
- Tener
en cuenta que no hay que gastar dinero para dar un regalo,
también puedes brindar tu tiempo y presencia a los demás o dar un obsequio
elaborado por ti (como una tarjeta o manualidad con motivo navideño).
6. Separaciones, divorcios o pérdidas recientes
Las ausencias de seres queridos suponen una de las
principales causas de estrés en Navidad. Las festividades pueden ser muy
difíciles para una familia que recientemente ha experimentado una separación,
un divorcio, una mudanza o el fallecimiento de alguien muy querido.
Estar atravesando ese proceso de duelo hace que las
festividades profundicen más en las heridas emocionales. Por ello, hay
que reconocer que los sentimientos displacenteros son normales y que está
bien sentirse triste o solo.
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Es válido expresar los sentimientos y tener presente que,
aunque sea una época festiva, no hay que estar feliz todo el tiempo.
Por supuesto, es conveniente evitar el aislamiento.
Compartir con otros seres queridos y participar en diversas actividades puede
evitar ese sentimiento de soledad. También participar en eventos comunitarios o
de caridad.
7. Hábitos alimentarios poco saludables
Los hábitos alimentarios durante la Navidad también inciden
en la aparición del estrés. De hecho, no es extraño que algunas personas
se refugien en las comidas
altas en calorías y en el alcohol para intentar calmar el
estrés y la ansiedad.
Y aunque de forma momentánea estos alimentos disminuyen la
sensación de estrés, más tarde se produce un efecto rebote y las emociones
negativas tienden a intensificarse.
De hecho, el consumo de alcohol puede cruzar la
línea de «agradable» y «desagradable», para dar paso a la resaca, la
deshidratación y una sensación de malestar emocional.
En general, lo idóneo es ser más conscientes de las cosas
que se consumen en estas fechas. Una alimentación sana, libre de excesos, es
clave para mantener el bienestar integral.
Es posible afrontar el estrés en Navidad
Aunque existen diversas causas de estrés en Navidad, esto
no quiere decir que haya que pasarla mal durante esta época. Por el
contrario, hay muchas posibilidades para crear momentos gratos e
inolvidables independientemente de las circunstancias.
El punto de partida es reconocer que esto no es algo
dado ni automático. Todo requiere tiempo, esfuerzo e inversión. Ignorar esta
realidad solo lo hará más estresante a largo plazo.
Fuente:
https://mejorconsalud.as.com/
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