La lubricación natural depende de muchos factores
relacionados con determinadas patologías, con el estrés y con la poco
estimulación sexual. Descubre qué puedes hacer para mejorar más tus relaciones
sexuales.
La lubricación es un aspecto fundamental para conseguir una
relación sexual placentera, sin embargo, hay veces que por diferentes
circunstancias no lubricamos lo suficiente de forma natural, por lo
que es necesario el uso de ayuda externa. Como explica a CuídatePlus, Erea
Devesa, sexóloga y fundadora de Con Xeito Sexoloxía, “la
lubricación es esencial durante las relaciones sexuales porque, además
de potenciar el placer, evita molestias como el picor y la irritación”.
Y esto es así, por el roce que implica las relaciones
sexuales. De hecho, “la falta de lubricación puede llegar a provocar,
además, ardor, sensación de presión, dolor o sangrado leve y frecuencia
o urgencia urinaria”, señala la experta. Estos síntomas, señala la sexóloga
de Durex, “pueden ser angustiosos y contribuir a la disfunción sexual, la
pérdida de intimidad sexual y tener un impacto negativo en la calidad de vida.
Al mismo tiempo, al afectar de forma negativa en el placer en las relaciones
sexuales y la masturbación, puede influir en una reducción del deseo
sexual”.
¿Qué es la lubricación natural?
La buena noticia es que, salvo excepciones y situaciones
concretas, tanto los hombres como las mujeres lubrican de
forma natural. Como explica Devesa, “ a lubricación natural es la secreción de
fluidos lubricantes de origen biológico que se producen de forma natural como
respuesta fisiológica a la excitación sexual con el propósito de
reducir la fricción y facilitar el deslizamiento durante las
relaciones sexuales, la masturbación, el entrenamiento pélvico”.
Esta lubricación natural se produce en cantidades variables
cuando una persona está sexualmente inactiva, y es necesaria no sólo para
mantener relaciones sexuales sin dolor, sino también “para el funcionamiento
fisiológico normal”.
Diferencias entre el hombre y la mujer
Las diferencias anatómicas y fisiológicas entre los hombres
y las mujeres conllevan diferencias en los mecanismos naturales de
lubricación. La lubricación natural de las mujeres “se compone de
sustancias producidas por células y glándulas dentro y alrededor de la vagina
bajo la influencia de hormonas, sobre todo estrógenos, producidos
principalmente por los ovarios (mucosa cervical, trasudación a través de las
paredes vaginales, secreciones vulvares procedentes de las glándulas sebáceas y
sudoríparas, y secreción mucosa de las glándulas de Bartolino y sustancias
producidas por microorganismos presentes en la vagina)”, informa la sexóloga.
En cambio, en el caso concreto de los hombres,
el fluido conocido como líquido o lubricante preseminales “se produce a partir
de las glándulas de Cowper o bulbouretrales, con el objetivo de neutralizar la
acidez residual en la uretra y proporcionar un medio más favorable para los
espermatozoides”.
Así pues, las diferencias radican en “la cantidad, que
es más abundante en las mujeres; el propósito biológico, ya
que la lubricación en las féminas prepara para la penetración y para
facilitar el movimiento durante la práctica sexual”. Por otro lado, en
el caso de los hombres, la lubricación “está relacionada con la fertilidad”.
Qué hace que lubriquemos más o menos
La lubricación durante las relaciones sexuales es un
proceso complejo en el que influye una combinación de factores “vasculares,
neurológicos, hormonales y psicológicos”, así como la “intensidad y la
duración de la excitación sexual o algunos hábitos de la vida diaria
como la alimentación o el deporte o cuestiones tan importantes como el estado
de nuestro suelo pélvico”, señala la sexóloga.
Es cierto que en el caso concreto de las mujeres “esta
lubricación está íntimamente ligada a los niveles de estrógeno -que son los
encargados de mantener el grosor y la elasticidad de la pared vaginal-, y varía
durante los diferentes momentos del ciclo menstrual”. Así, añade, “la
lubricación vaginal es mayor en torno a la ovulación, pero suele ser menor el
resto de los días del ciclo menstrual”.
Por contra, “la pérdida de estrógenos es una de las causas
naturales más comunes de falta de lubricación y de sequedad vaginal, siendo
la menopausia natural una de las causas habituales de la disminución de las
concentraciones de estrógenos. Esto provoca la pérdida de músculo vaginal,
el adelgazamiento de la mucosa vaginal, el aumento del pH vaginal y la
reducción de la sensibilidad genital, el flujo sanguíneo y la lubricación”.
En el caso de las mujeres, otro factor que afecta a la
lubricación es la maternidad. Así, señala, “las madres que amamantan a sus
hijos ven reducida su lubricación natural”.
Aunque este fenómeno es más evidente en el caso de las
mujeres, los hombres también experimentan una lubricación natural menor en
función de “la salud, los niveles de ansiedad y estrés y
algunos medicamentos”, informa.
Otros factores que influyen, en este caso en ambos sexos,
están relacionados con determinadas enfermedades o problemas de salud. A modo
de ejemplo, los pacientes que padecen o han padecido ciertas patologías, “como
cáncer, problemas cardíacos que reducen el flujo sanguíneo, diabetes, cáncer,
lesiones nerviosas o problemas psicológicos, suelen verse afectados por una
reducción de la lubricación natural”.
Consejos para aumentar la lubricación
Si no lubricamos de forma natural o nos cuesta, ¿qué
podemos hacer para revertir esto sin recurrir a lubricantes? En primer lugar,
hay prestar atención a la excitación sexual. Esta “suele aumentar la
lubricación vaginal y la erección en los hombres, debido a un aumento en el
flujo sanguíneo hacia la zona genital”. Por lo que la propia falta de
estimulación adecuada en la práctica sexual puede llevar a una lubricación
insuficiente. Según esto, una forma sencilla de aumentar la lubricación natural
sería potenciando más la estimulación sexual. El estrés afecta también de forma
negativa por lo que eliminar el estrés de nuestro día a día también nos ayudará
a mejorar.
Por último, es importante también conocer aquellos
medicamentos que pueden afectar a la lubricación y, en la medida de los
posible, eliminarlos o sustituirlos por otros. “Algunos medicamentos, como
los antibióticos o los antidepresivos, pueden inhibir algunas funciones de la
respuesta sexual humana”. El uso de ropa ajustada tampoco ayuda y, en el
caso de las mujeres, “el ciclo menstrual influye de forma directa”.
Tener esto en cuenta, nos puede ayudar a mejorar el
problema de la falta de lubricación. Si aún así, no conseguimos el objetivo que
queremos, la siguiente opción es usar lubricantes.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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