La sialorrea o xerostomía son alteraciones en la saliva que pueden ser síntoma de enfermedades de diferente tipo.
Imagina una botella de un litro. Es la cantidad media
diaria de saliva que segregamos. Una botella de un litro de saliva al día. No,
no es la imagen más agradable que nuestra mente puede proyectar. De hecho, muy
posiblemente hacerlo haya generado asco. Sin embargo, la botella del rechazo es
la misma con la que podemos cumplir con numerosas funciones esenciales
para nuestro organismo. Jorge
de Abajo Larriba, especialista de otorrinolaringología en la Clínica
Universidad de Navarra (CUN), apunta las siguientes:
- Antibacteriana
y antifúngica (que combate los hongos) a través de
la secreción de inmunoglobulinas y otros compuestos.
- De
lubricante e hidratación de la cavidad oral y el tracto
digestivo.
- Digestiva
mediante la secreción de enzimas como la amilasa y
la lipasa, que ayudan a la digestión de los azúcares complejos y las
grasas.
- Estimuladora
del gusto, disolviendo la comida en sustancias
químicas y activar así las papilas gustativas.
- Equilibradora
del pH de la cavidad oral. La saliva protege a los
dientes de sustancias ácidas y previene la desmineralización del esmalte
dental.
- Regenerativa
de la mucosa oral y del esófago.
Continuemos con esa botella imaginaria. ¿Cómo se
llena? “La saliva se genera en las glándulas salivales durante todo el
día. Tenemos seis (parótida, submaxilar y sublingual) y cientos de glándulas
menores repartidas por toda la boca”, detalla el experto, quien indica
que determinados estímulos como la ingesta de alimentos, olores o,
incluso, pensar en comida, “aumenta la producción de saliva de forma
significativa”.
¿Qué síntomas pueden advertir de problemas en
las glándulas salivales?
El otorrinalingólogo de la CUN diferencia tres grandes
grupos de síntomas que indican que algo no va bien en estas productoras de
saliva.
Síntomas obstructivos
Son los más frecuentes y afectan sobre todo a las glándulas
submaxilares. Aquí entraría el llamado síndrome del almuerzo, que
consiste en un aumento del volumen de la glándula afectada. En concreto, la
ingesta de alimentos causa una mayor producción de saliva que, al no
poder drenar, se acumula, lo que incrementa el volumen de la zona
temporalmente. Son síntomas que ocurren de forma repetida.
Si la obstrucción se da en una glándula menor, puede
generarse un quiste llamado ránula que, en la mayoría de los casos es
asintomático, aunque puede adoptar un tamaño relativamente grande.
Síntomas infecciosos
Se caracterizan por la aparición de dolor, aumento
de volumen y de temperatura, así como enrojecimiento de la zona afectada.
Estos signos pueden ir acompañados de saliva purulenta de aspecto grumoso y
lechoso con mal sabor.
Es habitual que el malestar general, la fiebre o
la dificultad para abrir la boca también aparezcan en estos cuadros
infecciosos, que se combatirían con antibióticos,
antiinflamatorios y, en algunos casos, con drenaje quirúrgico.
Síntomas inflamatorios
Son síntomas que pueden estar relacionados con enfermedades
autoinmunes o con infecciones virales, como el virus de las paperas,
por ejemplo. Se suelen manifestar, junto a un malestar general, mediante el
aumento del volumen de todas las glándulas salivales, siendo más evidente esto
normalmente en las parótidas.
Xerostomía o tener la boca siempre seca
La sequedad en la boca o xerostomía tiene
lugar cuando las glándulas salivales (fundamentalmente, las submaxilares y las
parótidas) no producen la cantidad suficiente de saliva para mantener
la boca húmeda. Según de Abajo, son varios los motivos que pueden
esconderse tras este problema:
- Efecto
secundario de determinados tratamientos. Algunos fármacos
(ansiolíticos, antidepresivos u
opioides), la radioterapia local sobre la cavidad oral, el tratamiento con
yodo radioactivo o la enfermedad de injerto contra huésped de
pacientes que han recibido un trasplante de órganos.
- Síntoma
de enfermedades sistémicas. El síndrome de síndrome
de Sjögren es la más conocida. Se trata de una patología
autoinmune en la que el cuerpo produce anticuerpos contra las glándulas.
Este síndrome suele ir acompañado de sequedad de otras mucosas como la
ocular y la genital. Otras enfermedades sistémicas que pueden causar
xerostomía son la sarcoidosis, el VIH,
la cirrosis biliar primaria, la fibrosis quística o la diabetes
mellitus.
- Causas
locales como la sialoadenitis crónica (inflamación
de las glándulas debido a una infección bacteriana).
Razones del exceso de saliva
También puede ocurrir lo contrario y que se produzca lo que
se conoce como sialorrea,
que no es otra cosa que una hipersalivación. “Se puede producir por un exceso
de producción o un fallo en los mecanismos que limpian y eliminan la saliva de
la cavidad oral. Es normal en niños hasta los dos años de edad”,
cuenta el especialista. En cuanto a los adultos, apunta que se puede producir
por estas causas:
- Enfermedades
neurológicas como la parálisis cerebral, el
Parkinson, el ictus,
la esclerosis
lateral amiotrófia (ELA) o la neuralgia del trigémino.
- Efecto
secundario de ciertos medicamentos como algunos antipsicóticos,
tranquilizantes o anticonvulsivos.
- Consecuencia
de la exposición a compuestos tóxicos como el
mercurio, pesticidas o setas venenosas.
- Infecciones
como la rabia.
- Problemas
gástricos como el reflujo gastroesofágico o el cáncer
de estómago.
Además, “también existen causas locales que puede producir
sialorrea como las infecciones dentales, la amigdalitis aguda, alteraciones en
la oclusión dental o la congestión nasal entre otras”, señala el especialista,
y agrega: “Como curiosidad, durante el embarazo la
producción de saliva aumenta de forma fisiológica”.
Saliva amarga o ácida
Si se sufre deshidratación, la saliva se condensa, lo
que aumenta la concentración de sales y adopta un sabor amargo.
“Otras causas pueden ser la infección de una glándula
salival (sialoadenitis). En este caso, la saliva amarga suele ir acompañada de
síntomas como la inflamación local, enrojecimiento y calor sobre la
zona y puede ir acompañada de dolor local y fiebre”, informa.
La patología obstructiva de las glándulas salivales también
puede cursar con alteración del sabor de la saliva. Los cálculos salivales, las
estenosis del conducto u otras alteraciones que interrumpan el flujo de
saliva implican que la saliva se acumule y se condense. Por último, de
Abajo añade que otros factores como la ingesta de tóxicos y determinados
fármacos pueden ser excretados por la saliva alterando su gusto.
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