SANTO DOMINGO.- Nuestros hijos también pueden tener estrés. Nosotros podemos ayudarlos a superarlo, a veces, tan sólo escuchándolos.
El ritmo ajitado de la vida adulta afecta también a nuestros hijos. El no disponer de tiempo libre se está convirtiendo en un valor en alza en la sociedad de nuestros días. Procuramos que nuestros hijos aprendan lo máximo posible, y es por eso que, a veces, los sometemos a demasiadas actividades extraescolares.
Debemos recordar que no es beneficioso para el niño seguir estos ritmos en sus horarios pues pueden ser invasores, pero esto no significa que no deban hacer dichas actividades, sino que han de realizar las que nuestros hijos puedan asumir y no más.
Es importante ser conscientes de que nuestra actitud ante la vida, nuestros comportamientos y reacciones ante situaciones complicadas resultan ejemplos a imitar para nuestros hijos.
Las situaciones estresantes también obedecen a un carácter evolutivo, es decir, para cada edad existen unas situaciones más proclives a generar estrés: los factores estresantes en un niño de 0 a 6 años están relacionados con el contexto familiar.
En niños de 7 a 12 años, las situaciones vinculadas a la vida escolar son la principal causa del estrés.
El éxito de una buena adaptación a una situación estresante depende de la valoración que hace nuestro hijo sobre la situación en concreto, de las habilidades que tiene para afrontarla, de su capacidad para expresar lo que siente, su propia personalidad y de el apoyo familiar y afectivo que reciba de sus padres. Es por esto que debemos dejarles saber que, en cualquier situación, estamos disponibles para ellos.
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