Todos los sistemas se caracterizan por circuitos de retroalimentación, complementariedad
y la tendencia a un estado estable.
L a familia es un sistema complejo, con sus propias normas, alianzas, vínculos,
redes de comunicación, intimidades y necesidades, en las que son muy importantes
las dinámicas procedentes de generaciones anteriores, lo que permite que un trastorno
de un integrante afecte a toda la familia.
Siempre que dos personas se relacionan estrechamente, cada una lleva las funciones
psíquicas de la otra y existe el riesgo, por ejemplo, en una pareja de que se confabulen inconscientemente. Si uno se asusta, el otro se permite ser valiente; si uno es responsable,
el otro se permite ser irresponsable; si uno se enfrenta a las necesidades, el otro las evade.
Los problemas de la familia son similares de una generación a otra, y los adultos miembros
de la pareja utilizan a sus cónyuges e hij@s para vivir a través de ellos conflictos internos
derivados de su familia original. Esto de manera inconsciente. Por lo que cuando se detecta
un problema en un miembro se deben aunar esfuerzos para resolverlo.
Cuando estamos con la familia somos diferentes a cuando estamos con otras personas.
Surgen nuestras características de personalidad reales e inmaduras. Para mantener el
equilibrio debemos ser comprensivos y manejar las situaciones y conflictos con responsabilidad,
respetar a cada miembro de la familia por pequeño que sea, comunicarnos claramente, escuchar,
manejar la ira y el resentimiento y sobre todo amar.
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