Era una tarde soleada cuando el rey del sur nos
doraba como galletas y las ondas del viento colocaban nuestro pelo cual si
comercial con ventilador estuviésemos grabando.
Belleza más coqueta que mis ojos hayan visto, nace en el
sur profundo, donde comienza la patria.
Entre pescados y sin pescar, ranas e iguanas engalanaban
bellos cactus que nos saludaban al pasar.
Así es nuestra tierra, tan cálida como calurosa,
tan rica en alegría que entre Pelempito y la Bahía , retienen las águilas
con sus murmullos, dándoles solo de comer uvas que en el valle neybero se
pueden recoger.
Y La
Rincón y Cabral, visitaron El Polo para comprobar el susurro
que generaban al pasar, maquinas de reversa que no pueden volar.
Entonces con caritas y montañas, dábamos vuelta al
indio que desbordante y sublevado moja el negro pintado,
trazando nuevos caminos.
El Cacique “Enriquillo” en su grito de libertad,
toma su tierra arrebatándola a forasteros e invasores, cubriendo con
fuerza y sal, sus guerrilleros cocodrilos que atónitos ante la
crecida están.
Apoyado por el azufre de sus vecinas, ZURZA con hilos de
cambrones secos "por la ausencia de dulzura" su decisión de ser
grande y tomar lo suyo.
Y sin orden protesta San Rafael, uniéndose
con Los Patos para agua dulce poder beber.
Que si son tuyas o mías, quien es mas fria discutían
barias y marías, chismoseando junto a dunas y lagunas la aventura de
afluentes que abandonan su lecho maternal para junto a ricos
mariscos cenar en el fondo del mar.
Que si el MONTE se hace RIO, no pudimos comprobar, es que es
tanta belleza que faltarían proezas para poderlas contar.
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