Abrir los ojos y contemplar roces humanos cargados de normas, principios
y deberes, impele a las colectividades al resurgir de una cosmovisión orientada
a la búsqueda, permanencia y mejoramiento, del estado social con que se cuenta.
Pues ya es sabido que el presentar ideales de convivencia social
paradigmáticas, es un menú frecuente hallado en la historia del pensamiento
humano (Platón: La República, Tomás Moro: Utopía), y no he de negarse que cada
una de estas concepciones, respondieron a las situaciones presentes en sus
respectivos contextos, de donde podemos expresar que: “cada pensamiento es hijo
de su tiempo”.
Inmersos en vivencias humanas revestidas por el tinte ético-moral, nos
resulta familiar y a la vez connatural,
el que unamos nuestros esfuerzos en fin de procurar la apología de las mismas,
lo que en la mayoría de los casos, es la acción mejor vista por el conjunto,
puesto que éstas se integran dentro del modelo que se espera ver manifiesto, al
decir de Althusser: “por los Aparatos Ideológicos de Estado”. Es decir, que sin
dejar al margen el rol protagónico desempeñado por la práctica social de las
buenas costumbres, la reflexión sobre éste particular, debe colocarnos frente a
la otra cara de la realidad que subyace bajo la apariencia.
Todo lo expresado más arriba, nos conduce al terreno crítico de LO AHÍ SERVIDO, o sea, a la actividad
cuestionadora de las ideas implantadas en las masas desde los espacios de
dominio, que si bien ofrecen un aporte a la armonía ciudadana, a la vez no
pierden de vista, la demarcación primera de sus propósitos; entiéndase, la
acción continua de potencializar en los sujetos: la sumisión, obediencia,
subordinación y docilidad; apegándose a los criterios de interacción virtuosa
ejemplar que ha de primar en los círculos sociales, lo que sin embargo, no
evita que se efectúe la estructuración de una plataforma, en donde los sujetos
devengan SUJETOS SUJETADOS,
espíritus humanos alejados de sus capacidades
auto-reflexivas, que obedecen sin más a los dictámenes del sistema, sin dar
cabida al análisis sobre lo que éste le exhibe e impone.
El genio del sistema estatal al momento de preñar con sus ideas las
masas, lo ejecuta con tal sutileza, que priva a los ciudadanos, sino directa,
indirectamente; de las facultades que les son propias para las proclamas de las
reivindicaciones que por derecho les corresponden, pues se tenderá a inferir que
protestar tal cual el populacho, desmerita el prestigio en valores con que
cuenta EL SUJETO ÉTICO, lo que en últimas
instancias fomenta el pensamiento de Estado, contribuyendo a su robustecimiento
y a la consecución de sus fines. Así la conquista ideológica extendida que
cobra el poder sobre las masas, logra su objetivo gracias al entramado de
organismos que confluyen en su proceso, pues desde el sistema educativo hasta
el religioso, se marcan claramente líneas de acciones formativas regidas hacia
estos blancos, lo que pone en evidencia la utilidad de las diversas islas de
poder, en la cobertura de la atmósfera espiritual de los pueblos.
EL AUTOR ES EL REPRESENTANTE DE ESTE MEDIO EN EL DISTRITO NACIONAL DE LA RD. CONTACTO: 829 347 5481
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