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LA ÉTICA Y LAS ISLAS DE PODER



Por: Lic. Ramón A. Martínez Henríquez (ramon_m01@hotmail.com)

Abrir los ojos y contemplar roces humanos cargados de normas, principios y deberes, impele a las colectividades al resurgir de una cosmovisión orientada a la búsqueda, permanencia y mejoramiento, del estado social con que se cuenta. 


Pues ya es sabido que el presentar ideales de convivencia social paradigmáticas, es un menú frecuente hallado en la historia del pensamiento humano (Platón: La República, Tomás Moro: Utopía), y no he de negarse que cada una de estas concepciones, respondieron a las situaciones presentes en sus respectivos contextos, de donde podemos expresar que: “cada pensamiento es hijo de su tiempo”.
Inmersos en vivencias humanas revestidas por el tinte ético-moral, nos resulta familiar  y a la vez connatural, el que unamos nuestros esfuerzos en fin de procurar la apología de las mismas, lo que en la mayoría de los casos, es la acción mejor vista por el conjunto, puesto que éstas se integran dentro del modelo que se espera ver manifiesto, al decir de Althusser: “por los Aparatos Ideológicos de Estado”. Es decir, que sin dejar al margen el rol protagónico desempeñado por la práctica social de las buenas costumbres, la reflexión sobre éste particular, debe colocarnos frente a la otra cara de la realidad que subyace bajo la apariencia.

Todo lo expresado más arriba, nos conduce al terreno crítico de LO AHÍ SERVIDO, o sea, a la actividad cuestionadora de las ideas implantadas en las masas desde los espacios de dominio, que si bien ofrecen un aporte a la armonía ciudadana, a la vez no pierden de vista, la demarcación primera de sus propósitos; entiéndase, la acción continua de potencializar en los sujetos: la sumisión, obediencia, subordinación y docilidad; apegándose a los criterios de interacción virtuosa ejemplar que ha de primar en los círculos sociales, lo que sin embargo, no evita que se efectúe la estructuración de una plataforma, en donde los sujetos devengan SUJETOS SUJETADOS, espíritus humanos alejados de sus capacidades auto-reflexivas, que obedecen sin más a los dictámenes del sistema, sin dar cabida al análisis sobre lo que éste le exhibe e impone.

El genio del sistema estatal al momento de preñar con sus ideas las masas, lo ejecuta con tal sutileza, que priva a los ciudadanos, sino directa, indirectamente; de las facultades que les son propias para las proclamas de las reivindicaciones que por derecho les corresponden, pues se tenderá a inferir que protestar tal cual el populacho, desmerita el prestigio en valores con que cuenta EL SUJETO ÉTICO, lo que en últimas instancias fomenta el pensamiento de Estado, contribuyendo a su robustecimiento y a la consecución de sus fines. Así la conquista ideológica extendida que cobra el poder sobre las masas, logra su objetivo gracias al entramado de organismos que confluyen en su proceso, pues desde el sistema educativo hasta el religioso, se marcan claramente líneas de acciones formativas regidas hacia estos blancos, lo que pone en evidencia la utilidad de las diversas islas de poder, en la cobertura de la atmósfera espiritual de los pueblos.
        
EL AUTOR ES EL REPRESENTANTE DE ESTE MEDIO EN EL DISTRITO NACIONAL DE LA RD. CONTACTO: 829 347 5481


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