Hacer jabón artesanal en nuestro hogar de
un modo apto para la vida moderna. La Fábrica de Jabón, el electrodoméstico inventado
por la diseñadora industrial española Analía Blanco, “contribuye a llevar una
vida más sostenible y sana sin tener que alterar el estilo contemporáneo”.
El
aparato industrializa la forma tradicional de hacer jabón y la adapta al
espacio de un hogar. Es más pequeño que un microondas y consigue transformar el
aceite usado de cocinar en jabón para todos los usos domésticos: de la limpieza
corporal de pieles sanas o atópicas a la lavadora, el fregado de la cocina, la
loza, los suelos de todo tipo, la vitrocerámica y cualquier otra superficie
delicada. Solo hay que depositar en su interior medio litro de aceite, medio
litro de agua y 80 gramos
de sosa cáustica. Transcurridos 20 minutos se habrán creado dentro de los
moldes del aparato las pastillas de jabón, que se solidificarán por completo al
cabo de 48 horas. “ Es absolutamente sencillo –dice- y anula el contacto con la
sosa cáustica, que es parte del problema de hacer jabón en casa”.
Según una encuesta reciente el aceite, los medicamentos y
los aparatos electrónicos son los productos que menos se reciclan. Una
proporción superior a dos de cada tres litros pasa de las sartenes al sistema
de saneamiento. Millones de litros dañan cada año los ecosistemas acuáticos de
los ríos, se filtran al subsuelo ocasionando infertilidad en la tierra, atascan
cañerías generando malos olores, focos infecciosos y plagas, y elevan las
facturas de los contribuyentes al multiplicar por diez los costes de depuración
de aguas residuales con porcentajes de grasa. Se calcula que cada litro de
aceite contamina 1.000
litros de agua.
Entre las razones de no reciclar se encuentran la desidia, desconocimiento y la incapacidad de acceso. La enorme carencia de información y sistematización por parte de las administraciones, la ausencia de conciencia y la lejanía de muchos Puntos Limpios –sobre todo en los municipios sin Puntos móviles o contenedores específicos- son grandes responsables del fracaso en el reciclaje del aceite.
Entre las razones de no reciclar se encuentran la desidia, desconocimiento y la incapacidad de acceso. La enorme carencia de información y sistematización por parte de las administraciones, la ausencia de conciencia y la lejanía de muchos Puntos Limpios –sobre todo en los municipios sin Puntos móviles o contenedores específicos- son grandes responsables del fracaso en el reciclaje del aceite.
Al tratarse de un líquido, otro
aspecto disuasorio es lo engorroso de su reciclado.
Muchos se preguntan qué sucede con el olor del aceite de cocinar: “Tras el proceso con la sosa será neutro. Nos hemos acostumbrado a olores artificiales cuando es un placer recuperar el aroma del jabón artesano”.
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