Muchas veces cuando un hijo
tiene un comportamiento difícil es porque una crianza afectiva e incomprensión
están faltando
Seguramente en más de una oportunidad tu hijo o hija te ha dicho que no
lo entiendes, que se siente solo o que no lo apoyas en las cosas que le pasan.
O peor aún, a veces tiene un comportamiento desafiante, desobediente y hostil
sobre todo con figuras de autoridad, especialmente contigo, sin acatar reglas.
En otras situaciones podría mostrarse iracundo, rencoroso o vengativo;
acusar a terceras personas de sus propios errores o problemas de
comportamiento; y sentirse fácilmente molesto por los demás.
Si tu hijo presenta esta serie de comportamientos o características, él
podría sufrir de Trastorno Negativista Desafiante (TND), que según el DSM-IV
Manual diagnostico y estadístico de los Trastornos Mentales, es un desorden
psicológico que generalmente se inicia cerca de los ocho años de edad y
producen un deterioro significativo de la actividad social, académica o
laboral.
“En general son niños que están intentando sobrepasar los límites,
desde cosas muy simples hasta casos más extremos. Muchas veces son niños con
quienes los padres sienten que los momentos para disfrutar son muy pocos y se
refieren a niños que están “siempre enojados”, explica la psicóloga infantil
Maribel Corcuera.
Pero, ¿cómo se puede criar un niño así? Según el licenciado en
psicología, Jeffrey Bernstein, si los padres “responden con dureza a un niño
desafiante, sólo están alimentando su comportamiento desafiante. Se tiene que
permanecer el control de sus reacciones negativas para modelar la disciplina
saludable del pequeño”.
Sin embargo, este trastorno se manifiesta casi invariablemente en el
ambiente familiar, pudiendo no ponerse de manifiesto en la escuela ni en la
comunidad.
La mayoría de las veces cuando un hijo tiene un comportamiento difícil
es porque una crianza afectiva e incomprensión están faltando. “Siempre hay un
componente con el que se nace pero lo principal en la personalidad de la
crianza, en cómo reaccionan los padres frente a esta conductas ya que si se
mantiene es porque de alguna manera los padres las refuerzan”, agrega la
especialista.
Por lo tanto, si quiere inspirar cambios positivos y duraderos en los
niños, debe administrar sus propias reacciones fuertes y recurrir a la calma de
forma sistemática, porque el factor familiar de este trastorno es clave para
que un niño lo desarrolle.
Consejos y estrategias
La psicóloga dice que un niño sí puede superar esta conducta, pero que
requiere un cambio en los padres también. Por ello, no es recomendable retarlos
excesivamente o castigarlos, sino que mantener una relación armónica entre
padres e hijos.
“Los padres deben conectarse con el niño y no quedarse sólo en la mala
conducta sino que también en el por qué de ésta, muchas veces con estas
actitudes desafiantes los niños nos dan un mensaje de algo que están
necesitando o también muchas veces son un reflejo de conductas de los mismos
padres”, dice.
Por otro lado, Jeffrey Bernstein describe en su libro “10 días para que
un niño sea menos desafiante: El programa de avance para la superación de la
conducta difícil de su hijo”, cinco consejos y estrategias para manejar a un
niño con carácter desafiante:
El primero de ellos es ser consciente ya que los hijos
luchan con sus sentimientos de inadecuación en las distintas etapas de la vida
y dependiendo por supuesto de la situación en que se vean enfrentados.
Evite gritar: Su hijo tiende a alterarse rápidamente y usted gritando
sólo conseguirá más rebeldía. Sea pacífico y trate de calmarlo.
Resista las luchas de poder: Los niños con TND creen que son iguales a
todos, aunque sean autoridades o adultos, no hacen distinción a la jerarquía y
hace inútil su lucha por tratar de ganarles e inculcarle que usted manda.
Mantenga la calma: Debe ser firme y no perder el control, indicando expectativas
claras y no tratar de mandarlos porque ahí se descontrolan.
Busque reforzar
las conductas positivas: A veces los niños sufren de este trastorno
porque necesitan atención. Por ello, usted debe conversar con él, escucharlo y
tratar de comprenderlo.
Por último, Maribel Corcuera agrega: “Se debe tener una coordinación
importante entre ambos padres y
quienes cuiden cotidianamente al niños ya que se les debe dar un ambiente con
un mensaje claro donde las normas y los límites sean siempre las mismas y las
consecuencias de las conductas de los niños no varíen según el día o seguir
quien los cuides”.
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