El libro, un éxito en ventas, cumple 25 años y lo celebra con una
edición revisada
Se dice que una persona anda "apagando fuegos" cuando
vive de crisis en crisis. Sin respiro. Muchas personas viven así,
apagando fuegos. Y, entre siniestro y siniestro, se esfuman sus sueños porque,
sencillamente, no encuentran cómo concretarlos.
Hace
25 años, Stephen R. Covey, decidió crear una herramienta para ayudar a las
personas a dejar de vivir apagando fuegos tanto en las diferentes dimensiones
de su vida: personal, familiar, laboral. Llamó a esta herramienta Los 7 hábitos
de la gente altamente efectiva.
Desde
su publicación hasta el presente, las ventas del libro traducido a 39 idiomas
ascienden a 15 millones de copias. Además, su contenido se utiliza en
adiestramientos de crecimiento personal y profesional que ofrece la firma
Frankling Covey en diferentes países.
Para
celebrar el aniversario número 25 del libro, se lanzó una edición
revisada, que incluye el prólogo de Jim Collins, reconocido gurú en temas
gerenciales y de liderazgo. "En un mundo de cambio, rupturas, caos e
implacable incertidumbre, las personas ansían un punto de anclaje, una serie de
términosque les sirvan de guía ante la turbulencia", escribe Collins
sobre las razones por las cuales los 7 hábitos de Covey se mantienen
vigentes.
La
doctora Ivonne Arroyo, presidenta y proopietaria de Frankling Covey en
Puerto Rico, añade que el libro aborda principios universales sobre cómo ser
eficiente sin importar la cultura o el momento. El propio Covey afirmó muchas
veces que él no inventó los hábitos sino que tomó "leyes naturales"
tales como la responsabilidad, la integridad, la abundancia y la renovación y
las oganizó para compartirlas. A continuación, la esencia de lo que
plantea el libro:
1. Sé proactivo. Signifca ser
responsable de tu vida. Una persona proactiva se guía por sus propios valores.
Lo contrario es entregar el control de tus decisiones a los demás, es decir,
ser reactivo.
2. Comienza con un fin en mente. Comienza tus días con un claro entendimiento de la dirección y
destino que deseas seguir. Piensa en la construcción de una casa. Antes de
comenzar la construcción se dibuja un plano (la primera creación). Luego, se
construye la casa (segunda construcción).
3. Poner primero lo primero. Para ser efectivo, debes organizar tu tiempo alrededor de tus
prioridades. Para organizarlas, ten en cuenta: importancia; qué tan crítica es
una actividad para tu misión y valores. Urgencia: qué tan insistentemente
necesita tu atención. Las personas que pasan la mayor parte de su tiempo
atendiendo lo urgente viven en una crisis tras otra. La gente más
efectiva invierte más tiempo en actividades importantes. Es decir, trabajan
para que las crisis sean mínimas.
4. Piensa en ganar/ganar. Según
este principio, la victoria de una persona no necesariamente ocurre a expensas
de derrota de otra. La alternativa a ganar/ganar es perder/perder. Si una gana
y otro pierde, ninguno de los dos obtiene la confianza y lealtad del otro a
largo plazo.
5. Busca primero entender, luego ser entendido. Este es el hábito de la comunicación efectiva. Es cambiar la
costumbre de escuchar pensando en qué vas a contestar. Escuchar con empatía, en
vez, es una herramienta muy poderosa, pues te proporciona información. En lugar
de filtrar lo que te dice la persona a través del filtro con el cual ves el
mundo, al escuchar entiendes cómo la otra persona lo ve.
6. Sinergiza. Sinergía
significa que el todo es más que la suma de sus partes. Implica cooperación
creativa y trabajo en equipo. Contrario a quienes buscan rodearse siempre de
personas que piensan igual a sí mismos, los sinergistas reconocen y aprovechan
el valor de reunir diferentes perspectivas, en espíritu de respeto mutuo. Con
frecuencia, logran propuestas diferentes y más originales.
7. Afilar la sierra. El
séptimo hábito plantea que para ser efectivo, debes mantener el balance. Se
utiliza la historia de dos leñadores para resaltar la importancia de esta
premisa. Ambos trabajadores, uno anciano y otro joven, compitieron para ver
cuál de los dos cortaba más leños. El joven, trabajaba sin descanso alguno.
Mientras, el viejo tomaba algunos descansos. Al final, fue el leñador de mayor
edad el vencedor de la competencia. Ante el asombro de su contrincante, quien
no podía explicarse lo ocurrido, el viejo le explicó: mientras tú trabajabas
sin descanso, yo me sentaba a afilar la sierra. La metáfora de
"afilar la sierra" se utiliza para resaltar que quienes están
demasiado ocupadas produciendo (aserrando) abandonan el mantenimiento de su
medio de producción (afilar la sierra). En la vida cotidiana, afilar la sierra
se refiere al proceso de autorenovarse. Y esto se logra al cuidar las
diferentes dimensiones del ser: física, espiritual y mental, social/emocional.
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