Por: CARLOS OGANDO
La Republica Dominicana y Haití comparten las Isla de
La Española denominada así por sus colonizadores y Quisqueya por sus pobladores
nativos (Tainos) con una extensión aproximada de 76 mil kilómetros
cuadrados, de los cuales las dos terceras partes lo ocupa la Republica
Dominicana unos 48,730 km cuadrados, viviendo estos países como almas gemelas
que se necesitan unos a otros y deben mantener relaciones armónicas y de
convivencia pacíficas.
Recientemente los incidentes causados en un consulado dominicano en Haití, donde bandas encabezadas por desafortunados quemaron la bandera dominicana trayendo como consecuencia el cierre de los cinco consulados existentes, lo que ha afectado las relaciones comerciales y migratorias entre ambas naciones.
Lo recomendable en estos momentos es que se normalicen
las relaciones diplomáticas y consulares con nuevas negociaciones entre ambas
naciones para que sus ciudadanos no sufran con las consecuencias, impidiendo
esta situación que se realicen los intercambios comerciales dese y hacia ambos
países, que de no realizarse, impactarían de manera negativa en el
tráfico de mercancías y de personas.
Una de las salidas a que debiera abocarse la Rep.
Dominicana, para salvar el comercio con Haití es crear dos centros de acopio de
mercancías, uno en Dajabon y el otro en Jimani, en la
frontera con Haití, estableciendo ventanillas de venta de diferentes productos
sin tener la necesidad de que los camiones se aventuren por las carreteras
inseguras de Haití, evitar que los Haitianos entren a territorio dominicano y
que sea en la frontera que se abastezcan de los productos que
se comercializan.
La semana pasada más de 25 transportistas fueron interceptados
en carreteras de Haití, impidiendo que sus mercancías llegaran al destino
final, pues se hace necesario crear estos centros de acopio de mercaderías
entre la frontera de Haití y la Rep. Dominicana, quedando resueltos el
intercambio comercial y evitando posibles enfrentamientos, que pueden degenerar
en enfrentamiento insalvables.
Aparentemente no existen garantías para mantener
abierto los cinco consulados en Haití y una medida cautelar seria abrir un
único consulado en Juana Méndez, de manera provisional para desde ahí poder
seguir atendiendo las demandas de visas de trabajo, de salud y
humanitarias, garantizar el flujo migratorio, que es vital para
ambos ciudadanos.
Una vez puestas en marcha esas medidas cautelares se
debe proceder con las consultas bilaterales, con una revisión de los
convenios que se tienen con Haití, regulando en primer lugar las relaciones
comerciales, migratorias, culturales y de trabajo, relativo a los firmados en
noviembre del 2005 (tratado de Paz, Amistad y Comercio), y en el
2006.
La gran cantidad de trabajadores Haitianos que
trabajan en la republica dominicana sin documentos legales hace imposible que
estos ciudadanos puedan recibir todos los beneficios que establecen las leyes.
Las áreas de construcción, agricultura, seguridad privada, hotelería y servicio
doméstico, cientos de miles de ciudadanos haitianos desempeñan esas labores
cada día, lo cual entraría como prioridad en las nuevas conversaciones, con tal
de regular esa mano de obra extrajera.
La República Dominicana tiene más de 2 millones de
pobres e indigentes lo que hace imposible que pueda asumir más ciudadanos
haitianos en estado de pobreza extrema, lo que representa una carga muy pesada
p y muy difícil de llevar, pues el presupuesto de salud está agotado y las
calles lucen llenas de pedigüeños de origen Haitiano, los mismos no tienen
donde dormir.
De ahí que la República Dominicana debe proceder a
sellar la frontera e impedir que continúen ingresando cada día miles de
ciudadanos haitianos sin documentos legales y violando e irrespetando nuestras
fronteras con una longitud de 275 km. Las autoridades dominicanas han llevado a
cabo el plan de regularización de personas que alegan que son
dominicanos pero con una frontera abierta no se puede garantizar que tales
ciudadanos se le reconozcan una nacionalidad que nunca han tenido.
Se precisa que las naciones más poderosas acudan en el
auxilio de Haití y puedan ofrecer visas humanitarias para trabajadores y así
poder palear la difícil situación por la que está pasando el pueblo haitiano y
así evitar la alta migración ilegal de parte de ciudadanos haitianos.
Haití debe entender que no se pueden cambiar las
circunstancias históricas que separaron en dos naciones esta hermosa
isla, con condiciones culturales completamente opuestas y hace 171
años que los dominicanos decidimos construir nuestro propio futuro,
y no habrá fuerza humana que lo pueda impedir.
Vamos a luchar juntos, ambos países como
latinoamericanos que somos, para construir el camino de la esperanza de nuestros
ciudadanos sin renunciar a nuestros orígenes y nuestra independencia y cumplir
con los sueños que nos han dado nuestros fundadores para cada una de nuestras
patrias.
La República Dominicana no está en venta, no se
alquila ni se presta, porque ese legado que nos dieron nuestros fundadores es
ara, no pedestal, como sabiamente dijo el presidente Danilo
Medina, y mantendremos nuestra patria salva y sana, según el
juramento que hicieron Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del
Rosario Sánchez, con el Lema inscrito en el escudo de Dios, Patria y Libertad.
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