Por: EDDY OLIVARES ORTEGA
Como si se tratara de un estudio actual sobre el
funcionamiento de los partidos políticos dominicanos, el prominente sociólogo
alemán Robert Michels plasmó a principios del siglo XX en su reconocida obra
“Los partidos políticos”, a propósito de las tendencias oligárquicas de la
democracia moderna, el siguiente juicio: “Toda organización partidaria
representa un poder oligárquico fundado sobre una base democrática. En todas
partes encontramos electores y elegidos. También encontramos en todas partes
que el poder de los líderes elegidos sobre las masas electoras es casi
ilimitado”.
La obligación del militante llegó a su término por el
incumplimiento del partido. Sin motivación para seguir sacrificándose, lo fue
abandonando en masa. Por ello, ha tenido que ser sustituido por un simple
elector al que llaman simpatizante. Ahora los principios han sido cambiados por
los negocios. Los cargos de elección popular son para aquellos que, no importa
como, los puedan pagar.
El personalismo con el que los principales partidos
políticos son conducidos por sus presidentes, constituye una muestra de la
carencia de democracia interna que persiste en los mismos. Los organismos de
las formaciones políticas, cada vez con menor incidencia en la toma de
decisiones, se reunen cuando son convocados por conveniencia de los presidentes
y no en cumplimiento de sus estatutos. El de los partidos es, sin lugar a
dudas, el más autoritario de los presidencialismo.
Desafortunandamente, las élites, cada vez más
antidemocráticas, han ignorado el artículo 216 que constitucionalizó la
democracia interna. Ahora no se trata solo de que se extienden arbitrariamente
sus mandatos, sino que, como si esto fuera poco, prácticamente, han anulado los
organismos partidarios.
Los
estatutos son utilizados a la mejor conveniencia del jefe del partido, que casí
siempre se comporta de un modo antidemocrático. En ese sentido, la reunión
de los organismos de los partidos dentro de los plazos establecidos en los
estatutos, es un elemento fundamental para determinar si están siendo
gobernados democráticamente.
El
organismo de dirección superior del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD) es el Comité Central, el cual debe reunirse ordinariamente cada seis
meses. Le sigue el Comité Político, que no tiene plazo para ser
convocado. Su convocatoria, contrario al Comité Central, depende
exclusivamente de la voluntad del presidente.
En
el caso del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el Comité Ejecutivo
Nacional es el máximo organismo ejecutivo de dirección, debiendo reunirse
ordinariamente una vez cada seis meses. Le siguen la Comisión
Política, que debe reunirse ordinariamente cada dos meses y la Comisión
Presidencial Ejecutiva que debe reunirse cada semana. Como se sabe, ninguno de
esos organismos se reúnen en los plazos estatutarios.
Por
su lado, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) cuenta con un Directorio
Central Ejecutivo, una Comisión Ejecutiva, una Comisión Política
Nacional y un Directorio Presidencial, los cuales tienen plazos fijos de
reuniones en los estatutos.
Por último, tenemos al Partido Revolucionario Modernos
(PRM) que tiene como sus organismos directivo, un Comité Nacional, una Comisión
Política y una Dirección Ejecutiva, con fechas de reuniones establecidas
estatutariamente.
Como se ha podido comprobar, el control arbitrario de
la convocatoria de los organismos por parte de sus poderosos presidentes, ha
convertido a los partidos, en los hechos, en organizaciones de dirección
unipersonal. La corrección de esta perniciosa práctica debería ser contemplada
en la Ley de Partidos.
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