Te agotan más y te afectan negativamente
Para poder estar despiertos más tiempo,
hemos adoptado hábitos pocos saludables. Esas estrategias no sólo no son
viables a largo plazo, sino que muchas veces nos agotan más y son
contraproducentes. Éstos son algunos de los errores más frecuentes:
Pasar mucho tiempo en
la cama. Mucha gente, cuando está cansada, se acuesta más temprano y duerme
hasta más tarde con la esperanza de amanecer mejor.
Pero según el médico francés
Damien Léger, director del centro del sueño del destacado Hôtel Dieu, el centro
de asistencia pública más antiguo de París y un hospital universitario de
referencia, no hay que pasar más de ocho horas en la cama, el tiempo promedio
de sueño necesario para un adulto. Pasar más tiempo que eso en la cama sólo
reduce la calidad del sueño, porque nos lleva a dormir de manera fragmentada y
a tener un sueño de mala calidad.
Dormir siestas largas.
Echarse a descansar por un rato corto durante el día puede ser reponedor,
pero dormir durante varias horas genera al contrario mayor inercia. Janne Gronli,
experta del renombrado Centro de Competencia para los Trastornos del Sueño de la Universidad de Bergen
en Noruega, explica que el cuerpo está programado para ser activo durante las
horas del día y descansar en la noche, por eso si uno es muy sedentario antes
de que anochezca tendrá un sueño de peor calidad y le costará más
dormirse.
En ese sentido, es mejor
reemplazar las siestas por ejercicio, ya que la actividad física, además de
energizarnos, permite mantener nuestro reloj biológico bien regulado.
“Una caminata de 20 minutos
es mejor que una siesta de 20 minutos, porque después de dormir durante el día
uno se sigue sintiendo cansado, en cambio el ejercicio nos hace sentir más
dinámicos. Es importante eso sí no hacer ejercicio demasiado cerca de la hora
de dormirse”, dice la doctora Kathryn Lee, especialista en medicina de la
familia y profesora de la
Universidad de California en San Francisco, quien lleva dos
décadas investigando a las mujeres y ha estudiado sus hábitos de sueño.
Tomar mucho café.
Los especialistas recomiendan no ingerir más de dos tazas de café
diarias. La cafeína permanece activa en el organismo durante 5 a 7 horas, por lo que puede
hacer difícil quedarse dormido si uno la consume en la tarde.
Además, si bien al principio
nos pone más alerta, cuando pasa su efecto tiende a generar una mayor sensación
de cansancio. “La cafeína tiene un tiempo de acción 'peak' en que nos sentimos
más despiertos que luego decae y nos lleva a sentirnos sin energías. Ahí es
cuando generalmente volvemos a tomar café. Es un círculo vicioso", explica
la doctora Lee.
Tomar alcohol cerca de
la hora de acostarse. Que el alcohol ayuda a dormir es uno de los mitos que más
han costado derrumbar en Estados Unidos.
Así opina por lo menos el
doctor Frankie Roman, del Doctors Hospital Center for Sleep Disorders en
Massillon, Ohio, quien lleva 20 años investigando los trastornos del sueño y es
miembro del directorio de la
National Sleep Foundation.
“El alcohol en un primer
momento da sueño, pero cuando se metaboliza nos hace levantarnos más en la
noche, ir más al baño, tener pesadillas y un sueño más livian”, explica.
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