Recurrió a una infinidad de métodos para poder bajar por lo menos algunos kilos, pero sus esfuerzos siempre fueron infructuosos. Sucede que su gran problema era que no podía dejar la comida chatarra ni las bebidas azucaradas. Ni cuando se hizo la manga gástrica puede evitar comer en exceso.
“El punto de inflexión vino cuando una pequeña herida en mi pierna se infectó y atacó directamente al hueso. Fue escalofriante cuando te dicen que tu peso está tan fuera de control que te puede llevar a la muerte“, narró.
Entonces, se comunicó con Miller. Y fue así como consiguió romper con su patrón alimenticio que la afectó por tantos años.“Gracias a él mi pensamiento cambió y me di cuenta que había tomado muy malas decisiones durante toda mi vida“, confesó
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