Por: ROSARIO
ESPINAL
La
República Dominicana se aboca este próximo año a presenciar el clientelismo
electoral en toda su magnitud, y sin ley electoral ni voluntad para regular el
dispendio de recursos.
El 15
de mayo de 2016 se elegirán el presidente y vicepresidente, 32 senadores, 190
diputados, 20 diputados al PARLACEN con suplentes, unos 155 alcaldes y
vicealcaldes con alrededor de 1,200 regidores y suplentes, unos 250 directores
de juntas municipales y vice-directores con más de 700 vocales. En total, más
de 4,000 cargos electivos.
El
clientelismo ha llevado a la proliferación de posiciones electas y no electas.
Muchos de estos funcionarios no realizan funciones necesarias para la buena gestión
gubernamental. Las posiciones existen para acomodar la gran cantidad de
personas que buscan un cargo público.
Las
elecciones dominicanas se han convertido en una gran compra y venta entre
partidos y entre los partidos y la ciudadanía. Por eso se hundió el PRSC y
ahora el PRD. El PLD reina porque dispensa favores a unos 15 partidos y a
cuchumil movimientos de apoyo.
La
República Dominicana no necesita 31 provincias y el Distrito Nacional con 32
senadores, ni tampoco 190 diputados. Costa Rica, por ejemplo, tiene más
territorio que República Dominicana y sólo tiene 7 provincias, su sistema
legislativo es unicameral (no hay senado), y la Asamblea Legislativa sólo tiene
57 diputados.
En
promedio, un diputado costarricense representa alrededor de 84,200 personas,
mientras un diputado dominicano representa alrededor de 54,600; y si combinamos
diputados y senadores, cada legislador dominicano representa en promedio unas
46,500 personas.
Costa
Rica tiene 27 municipios, mientras República Dominicana tiene 155, con su
consecuente nómina inflada de empleados municipales.
El
aumento en la cantidad de provincias y municipios se justifica generalmente con
el argumento de que en circunscripciones pequeñas hay más democracia porque hay
más cercanía entre representantes y representados. Este argumento es falso en
países como República Dominicana con una fuerte plaga clientelar.
¿Están
los dominicanos mejor representados en el Gobierno que los costarricenses
porque hay más funcionarios electos? ¿Son los indicadores de bienestar social
en República Dominicana mejores que en Costa Rica? No. Costa Rica sobrepasa a
la República Dominicana en el índice de desarrollo humano, aunque Santo Domingo
sobrepase a San José en grandes obras de infraestructura como torres, avenidas,
túneles, elevados y el Metro.
Un
sistema político ampliamente clientelar y corrupto como el dominicano reproduce
el clientelismo y la corrupción en la medida en que se agranda el Estado; y la
motivación para agrandarlo es precisamente incorporar más activistas políticos
al sistema clientelar. De ahí que la característica del diseño geopolítico
dominicano en las últimas décadas haya sido la fragmentación territorial para
crear más posiciones electivas y administrativas.
Pero
los municipios y las provincias no necesitan tantos funcionarios vagos o
ineficaces. Necesitan personal calificado que pueda planificar y ejecutar
programas en beneficio de la población. Por ejemplo, los miembros de los
directorios municipales, de los que se elegirán más de mil, aportan poco a sus
comunidades, más allá de extender la red clientelar, porque generalmente no
tienen capacidad técnica ni ejecutiva.
La
descentralización ineficiente no resuelve los problemas sociales. Por eso
tantas comunidades dominicanas protestan antes las carencias de agua, luz,
servicios de educación y salud, la basura que se acumula y la delincuencia que
azota. Siguen esperando que el Gobierno Central resuelva porque los gobiernos
locales fracasan.
Elegir
es un derecho democrático fundamental. Lo negativo es justificar la ampliación
del funcionariado público argumentando democracia. Ellos no traen más
democracia; expanden el clientelismo y la corrupción, y hacen el Estado más
dispendioso e ineficaz.
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