NUEVA YORK._ Docenas de perras Pit Bull están siendo
prostituidas en Puerto Rico y siendo usadas por depravados adictos al sexo
denominado bestialismo, especialmente extranjeros, quienes pagan considerables
sumas de dólares para pasar una noche con las perras.
Investigadores federales están tras las pistas de los
traficantes que se dedican al negocio y la información fue publicada por el
periódico Diario Metro, que circula en el área metropolitana de la isla
caribeña.
También fue confirmada por el sicólogo canino Joeciel Cristóbal
y la activista Silvia Bedrodian, de una organización en defensa de los
animales.
Los federales comenzaron las indagatorias después de recibir
informaciones anónimas sobre el negocio.
"La querella nos llega porque habían muchas perras que
estaban bien maltratadas y laceradas en el área genital. Nos dimos cuenta que
una vez que usaban esas perras dos y tres veces, muchas morían por el maltrato
y otras se sustituían y siempre se buscaba que más o menos fuese similar a la
misma, mismo color y misma raza", dijo en una entrevista con el canal WAPA
TV Vivian Godoy, vicepresidenta de la Organización Contra Crueldad Animal
(OICA).
La activista asegura que los clientes eran contactados por
Internet y teléfono, para acordar las citas.
Los traficantes cobran $500 dólares por noche con una de
las perras y si era fin de semana “1.500.
"La mayoría de los clientes son extranjeros", añadió
Godoy.
Los federales tomaron jurisdicción tras enterarse que había menores
involucrados en la casa usada para el negocio.
Los sospechosos podrían ser acusados de bestialismo y maltrato
de animales, un delito que en Puerto Rico se penaliza con cárcel y multas para
los convictos.
LOS ESPECIALISTAS
El sicólogo canino dijo que había escuchado antes de la práctica
de tener relaciones sexuales con animales y que muchas personas se involucran
en el mismo.
“Las personas que rescatan animales y están de lleno en esto, se
asombran de barbaries como estas”, añadió Cristóbal.
“Es bien triste, porque los animales están siendo abusados y
forzados a eso, y terminan con traumas que nosotros después tenemos que
trabajar con ellos”, explicó el sicólogo.
La activista dijo que en Puerto Rico también hay quienes van a
tiendas a cambiar perros y otras mascotas por celulares y otros artículos.
“Cuando ve esto, ya no me sorprende y aunque la situación es muy
grave, no me asombra. Lo siento, pero es así”, agregó ella.
El sicólogo dijo que su trabajo es bregar con la sicología
animal, porque la vida de un perro es similar a un niño en la edad de entre 3 a
7 años.
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