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El peligro de usar medicamentos en animales de consumo humano

Las demandas aumentadas de productos de origen animal y sobre todo carnes y leche han presionado para que haya una aceleración marcada en la producción de estos rubros. La meta es obtener una mayor cantidad de alimento al menor costo y en el menos tiempo posible, muchas personas dicen que el plan es causar daño a la salud y no es así, el móvil es garantizar ganancias económicas rápido y con inversión baja.

Esta situación la vemos en la producción de carne para el consumo humano, en esa carrera vertiginosa de producción de alimentos de origen animal se utilizan medicamentos con efectos secundarios importantes para el consumidor y para los ejemplares sometidos a estos procedimientos.
El sistema de la producción intensiva de carne integra en sus planes el sometimiento de los animales a un estilo de vida caracterizado por la confinación a un lugar donde casi no pueden moverse para que no gasten energía y casi todo se convierta en masa muscular y en algunos casos a grasa que no es lo más rentable, por eso recurren a la utilización de fármacos que permiten un incremento de la masa magra.
Si vamos a algunos lugares donde se realizan estas prácticas vemos al ganado vacuno crecer y desarrollarse sometido a un estrés durante las 24 horas del día y con una ansiedad impulsada por los estresores constantes de no parar de comer.
RIESGO
Muchos porcicultores y productores de carne de ganado vacuno utilizan para alimentar a sus animales medicamentos como la raptopamina para lograr el aumento rápido del tamaño del músculo en la producción de carne.  Este fármaco incrementa la síntesis de proteína, lo que hace al animal más musculoso y esto reporta mayores beneficios.
La raptopamina se mantiene en una concentración del 20 por ciento de la carne cuando llega al consumidor y produce aumento del número de latidos por minutos del corazón, anomalías cromosómicas, reducción de la capacidad reproductiva y malformaciones congénitas que van desde corazón grande hasta paladar hendido.  Esta sustancia ha sido prohibida en un gran número de países, pero todavía se utiliza en muchas naciones de América Latina y América del Norte.
Por otro lado, los alimentos contaminados por una gran variedad de sustancias químicas y microbios durante la producción de animales criados en granjas causan numerosas enfermedades, que van desde diarrea hasta cáncer, de acuerdo a una publicación de abril del 2015 de la OMS.  Se calcula que las enfermedades de esta tipo pasan las 200.
Los alimentos contaminados pueden producir problemas con la flora intestinal (disbiosis) y esto crea un desequilibrio negativo entre las bacterias del intestino donde hay más de 100 trillones de microbios (revista Life Experience, edición de junio del 2013).
Otra sustancia usada para aumentar el peso en animales -poco antes de sacrificarse- para el consumo humano es el clorhidrato de zilpaterol, un polvo para mezclar con alimentos, que se vende con el nombre comercial dezilmax, puede producir cojeras, insuficiencia cardíaca y muerte súbita.


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