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Reflexiones sobre educaciĆ³n vial

“A nadie se le puede imponer la educaciĆ³n, ella puede ser motivada, mĆ”s es por voluntad propia que se logra obtenerla.”

La sociedad dominicana se caracteriza por la violaciĆ³n a las normas o por incumplimiento a ellas, tambiĆ©n es cierto que desde la sociedad misma se podrĆ”n producir los cambios para comenzar a respetarlas, a travĆ©s de la creaciĆ³n de conciencia. Solo con educaciĆ³n se cambia, se condiciona o se adquiere una nueva cultura. Los dominicanos ya hemos vivido la experiencia de una ocupaciĆ³n haitiana de 22 aƱos, la cual no pudo cambiar la cultura de nuestra sociedad, tal como ha pasado en otras sociedades, como es el caso de la India con los ingleses, en algunos paĆ­ses de Ɓfrica con los franceses, belgas e ingleses y en la actualidad en AfganistĆ”n e Irak con los norteamericanos.
Conociendo esto, no debemos aspirar a que nuestra sociedad se ordene a travĆ©s de la fuerza, ejemplos hay de mĆ”s que demuestran que los pueblos se cambian a sĆ­ mismos. Y no es que el control y la disciplina no se apliquen, pero lo mĆ”s importante es aceptar que debemos cambiar, analizar y detenernos a ver la realidad de que nuestra sociedad vive en el desorden. Es tiempo de dar un paso adelante y de que decidamos ser diferentes y hacer un cambio de actitud. Y quĆ© beneficioso serĆ­a comenzar a travĆ©s de la educaciĆ³n vial, en donde cada ciudadano o ciudadana se coloquen en el lugar de conductor, peatĆ³n o autoridad. De igual manera, hacer un esfuerzo, primero por conocer las normas, segundo por cumplirlas, y en el caso de las autoridades dar el ejemplo cumpliĆ©ndolas y hacerlas cumplir (exigirlas).
En muchas ocasiones hemos tenido la oportunidad de escuchar consejos, orientaciones, a travƩs de los centros educativos y a travƩs de los medios, pero al parecer esto no es suficiente para provocar el cambio, para convencer y comenzar a marcar la diferencia.
Una de las tantas advertencias que en muchas ocasiones tenemos son las publicaciones de estadĆ­sticas, que a pesar de que no marcan la exactitud, dejan ver claro que es alarmante la cantidad de vĆ­ctimas producto de la violencia vial en la RepĆŗblica Dominicana. Han sido varias las veces que las hemos publicado.
Una vez mĆ”s queremos hacer un llamado a la reflexiĆ³n sobre la alarmante cifra de vĆ­ctimas en pĆ©rdidas y daƱos humanas, como de materiales y financieros.
Es por ello, que debemos ser preventivos y tomar las precauciones que las autoridades hacen y mandan las leyes, las mismas, marcan la diferencia entre la vida y la muerte.
Tengamos siempre en cuenta que las principales causas de los accidentes de trƔnsito son las siguientes:
  • Desconocimiento e irrespeto a las normas de trĆ”nsito. Exceso de velocidad. Manejo temerario. Ingerir bebidas alcohĆ³licas antes de conducir o mientras se conduce.  Uso de telĆ©fonos celulares mientras se conduce. Conducir sin el cinturĆ³n de seguridad.  Falta de mantenimiento de los vehĆ­culos. Falta de ordenamiento y seƱalizaciĆ³n vial
“Cada aƱo mueren mĆ”s de 2,000 personas en los accidentes de trĆ”nsito. No seamos parte de las estadĆ­sticas”.
En ocasiones anteriores hemos indicado algo que no es nuestro, pero que estĆ” en el eco de toda sociedad: somos un desorden organizado. No llego a entender cĆ³mo aceptamos y le damos validez a que un desorden pueda ser organizado, mĆ”s bien es una sociedad que ha hecho cultura del desorden y ha aprendido a mal vivir en Ć©l. Esto debe llamarnos a la reflexiĆ³n y sin temor a equivocarnos se podrĆ­a decir las razones por la que estamos viviendo en esa situaciĆ³n: la pĆ©rdida de valores, de principios en nuestro accionar, la falta de conciencia y de amor por la patria; asĆ­ tambiĆ©n, la poca fe en un proyecto de naciĆ³n.
Los paĆ­ses en vĆ­a de desarrollos como la RepĆŗblica Dominicana ameritan una campaƱa de prevenciĆ³n de todas aquellas situaciones que generan gastos evitables. AdemĆ”s, de mitigar las cifras trĆ”gicas de los accidentes de trĆ”nsito, los recursos que se ahorrarĆ­an con la prevenciĆ³n, bien podrĆ­an invertirse en las Ć”reas mĆ”s necesitadas como la educaciĆ³n o la salud.
En este caso de los accidentes de trĆ”nsito, la mayor responsabilidad no es del Estado, sino de nosotros mismos, pues se ha demostrado que mĆ”s del 86% de los accidentes de trĆ”nsito son causados por errores humanos. Los accidentes de trĆ”nsito son un problema muy fĆ”cil de resolver, solo se necesitan disposiciĆ³n y actitud para cumplir las normas y medidas de prevenciĆ³n que se logran a travĆ©s de la educaciĆ³n, que como en la mayorĆ­a de los temas sociales, es un asunto que responsabiliza a las instituciones pertinentes y a cada ciudadano en particular.
En nuestro paĆ­s tenemos mĆ”s de 11 instituciones con incidencia en el trĆ”nsito tales como: La PolicĆ­a Nacional, la Autoridad Metropolitana de Transportes (AMET), Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), la DirecciĆ³n General de TrĆ”nsito Terrestre, la Oficina TĆ©cnica de Transporte Terrestre, Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), entre otras; por lo que es necesario la integraciĆ³n de todas Ć©stas instituciones y los demĆ”s sectores involucrados para que juntos trabajen por paz y seguridad en las vĆ­as.
Como parte de reflexiones de las cĆ”tedras policiales destacamos: Que las consecuencias de los accidentes de trĆ”nsito son similares en estadisticas fatales, a las enfermedades como el cĆ”ncer y las cardiovasculares, por lo que el control de accidentes se debe reconocer como prioritario en un proyecto de seguridad vial y salud pĆŗblica que necesita coordinaciĆ³n entre los organismos de salud, transporte y servicio social en cada regiĆ³n del paĆ­s.
Para asegurar el Ć©xito de dicho proyecto y combatir los accidentes de trĆ”nsito es necesario la responsabilidad compartida e integraciĆ³n de muchos organismos, grupos y personas, incluidos los gobiernos, polĆ­ticos, ONGs, industrias, grupos nacionales, internacionales, de comunidades, profesionales de la salud pĆŗblica, ingenieros y encargados de hacer cumplir la ley.
En tal sentido, debe ser implementado un Plan Nacional de Seguridad Vial tendente a integrar, orientar y consensuar a las autoridades para mejorar los procedimientos con los que se debe afrontar el creciente problema de los accidentes de trƔnsito y sus vƭctimas fatales.
Dios les bendiga siempre pueblo dominicano


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