Por: CESAR
FRAGOSO
La República Dominicana se ha convertido en el país
del mundo con más accidentes de tránsito y muertes por esa causa.
Esta increíble realidad es culpa de todos los que
hemos tenido la suerte de nacer en esta media isla bendecida por Dios,
denominada por nuestros descubridores como “la tierra más hermosa que ojos
humanos hayan visto”
Sí, somos un país maravilloso, de gente dulce, sana, cooperadora,
humilde, sencilla y todos los demás atributos positivos que se les puedan dar
a un ser humano.
Nuestro principal defecto es que no nos gusta respetar las leyes, en
especial las de tránsito.
Lamentablemente, los encargados de hacernos cumplir con lo establecido
legalmente, al ser tan dominicanos y buena gente como nosotros mismos,
generalmente nos dan una oportunidad o, por no ponerse en malas con un
funcionario amigo del infractor, le dan un chance.
En nuestro país nadie respeta una señal de PARE.
Cruzar los semáforos en verde es más peligroso que pasarlos en rojo
pues, al pensar que tenemos el derecho de cruzarlos sin precaución, nos
encontramos de frente con el conductor de un vehículo que lleva mucha prisa y
los pasa en rojo o del motorista que siempre sigue adelante aunque los demás se
detengan.
Nosotros no estamos preparados para ceder el paso o mostrar educación en
las calles y carreteras del país ya que, cuando conducimos un vehículo,
cambiamos totalmente nuestra maravillosa manera de ser. Los hombres dejamos de
ser caballerosos con las damas y éstas se creen las dueñas absolutas de las
calles. La amabilidad y la cortesía desaparecen como por arte de magia, es como
si ambos sexos quisiéramos demostrar cuál es el más fuerte de los dos.
Otro mal del tránsito que nos acompaña hasta en el más apartado rincón
dominicano, es el de los motoristas, los cuales, al no ser
amonestados por las autoridades, andan como chivos sin ley, piensan que pueden
hacer lo que les plazca y, sencillamente, son los causantes de la mayoría de
los accidentes del país.
El Gobierno ha iniciado una interesante y positiva campaña para llamar
nuestra atención mediante videos de algunos accidentes que ocurren por nuestras
imprudencias. Yo estoy seguro de que, todo el que los ve, maneja con un poco
más de conciencia y, si tiene un poco de educación, tratará de ser más
responsable y cuidadoso cuando lleve un guía en las manos.
Sin embargo, ese maravilloso esfuerzo de quienes nos dirigen se ve
limitado a quienes tienen los medios de ver dichos videos y no llega a la
inmensa mayoría de nuestra población.
En ese sentido, quiero sugerir a las autoridades educativas que, desde
que nuestros hijos vayan el primer día a las escuelas, sí, desde el mismo
kindergarten o jardín infantil, inicien a recibir como docencia la importancia
de comportarse con responsabilidad en las calles, siendo amables, cediendo el
paso y cumpliendo con las normas establecidas.
De esa manera, nuestros niños irán creciendo con un sentido diferente de
hacer las cosas. Poco a poco y, en la medida que sus conocimientos lo vayan permitiendo,
irían recibiendo como parte intrínseca de su educación, las informaciones
pertinentes a cómo comportarse, a cumplir y hacer cumplir las leyes y
serán ellos los que les llamen la atención a sus padres cuando los vean violar
lo que están aprendiendo que no deben hacer.
Para que tengamos un mejor país la educación vial y el respeto de las
leyes deben enseñarse desde la escuela primaria.
Si lo hacemos, iremos mejorando y, con el paso de los años, los más
jóvenes servirán de ejemplo a los más viejos, poco a poco las nuevas
generaciones serán más educadas al caminar o conducir por nuestras calles y
carreteras y, lo más importante, serán respetuosas de las leyes por las
que debemos regirnos.
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de Educación. Ayúdeme a tener una mejor República Dominicana.
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