Por Mariela
Díaz
Cuando muere una persona todos lloran: llega
la tristeza, pues alguien se
ha marchado y faltará para siempre.
Cuando muere un año todos ríen: llega la alegría
porque nace un año nuevo,
¡y con él las esperanzas de saber qué le acompaña!
Alimenta este año recién nacido con leches de la
marca optimista,
acarícialo con la mente, ámalo de corazón, y
cultiva su crecimiento con
nuevas metas, con nuevos sueños.
Cierra puertas y ventanas de lo que ya es pasado y
abre con orgullo las de
hoy que es presente, mientras eres ebanista de las
puertas del futuro.
Antes de levantarte en la primera mañana, dale a
nuestro Dios las gracias
porque te permite saludar un año más, y pídele con
fe que te ayude a
construir nuevos planes de vida. Luego de tu
conversación con Dios, ponte
sobre tus pies con energía, sonríe, grita un sí
con emoción y camina,
prometiéndote a ti mismo que guardarás ese ánimo
para recibir cada regalo y
oportunidad que en el tránsito de este año, llegue
hasta el cofre de tus
logros.
¡Fuerza! Ven conmigo, quiero dividirte; y enviar
un fragmento de ti a todo
el que lo necesite alrededor del mundo.
¿Lo recibiste? Si la respuesta es afirmativa,
proponte con decisión
elevarlo a su mayor potencia, colócalo en el
centro de tus metas y decóralo
con estrellas de esperanza, con círculos de
cuidado y con rosas de
responsabilidad.
Sí, así debemos todos vivir la vida: Nunca perder
las esperanzas, tener
cuidado con lo que hacemos, y ser responsables,
pues son nuestras las
consecuencias que suceden por la causa de nuestro
accionar.
Pero no escribo esto porque soy Mariela la
perfecta. Lo hago porque será
también para mí, un escrito que me obligue a
reflexionar, cada vez que esté
a punto de cometer un error, y a extraer lo
positivo de los errores que cometa.
¡Feliz año nuevo para todos y todas! Que
vengan con él muchas cosas buenas
y que los cambios nunca sean negativos.
Aunque sea este un delito, conviértete en
asesino. Compra una pistola y
aprende a disparar, ¡para que lo hagas sin miedo
cada vez que el pesimismo
quiera tocarte!
Que el señor les bendiga siempre.
La autora es invidente de nacimiento, ganó el Premio
Nacional De La Juventud en el renglón, superación, logros personales y desarrollo
empresarial en el 2015, es licenciada en
derecho, cantante y sólo tiene 23 años.
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