.- A casi nadie le sorprende saber que el
té es la segunda bebida más consumida del mundo, justo después del agua.
Cualquiera de sus variedades resulta
saludable. Ya sea el delicioso té verde o el té blanco –conocido este último
por contener una gran cantidad de antioxidantes– resulta muy adecuado para
favorecer múltiples procesos en nuestro organismo.
Ahora bien, entre la gran cantidad de
estudios realizados alrededor de los brotes de la Camellia sinensis y de esta
infusión algo amarga y astringente, cabe destacar la última que se ha llevado a
cabo.
Se ha publicado hace muy poco, justo a
finales del mes de mayo.
La Universidad de Upsala, en Suecia,
nos trae un interesante trabajo donde se ha demostrado que el consumo regular
de té produce cambios epigenéticos en las mujeres.
Los cambios epigenéticos son
modificaciones químicas que tienen la capacidad de “encender” o “apagar”
determinados genes.
En el caso de las mujeres, se ha podido
ver que se activan determinados genes que son capaces de interactuar a modo de
protección ante los procesos cancerígenos y con el metabolismo del estrógeno.
El consumo regular
de té es muy positivo para las mujeres
La directora de este trabajo es la
doctora Weronica Ek, del departamento de inmunología, genética y patología de
la Universidad de Upsala, en Suecia.
Para llegar a esta interesante
conclusión donde queda de relieve el efecto positivo del té sobre el organismo
de la mujer, se llevó a cabo un estudio sobre diferentes grupos poblacionales
de Europa a lo largo de 5 años.
Se analizó el efecto que el café y del
té podrían tener a nivel genético tanto en hombres como en mujeres.
Los resultados fueron los siguientes.
Las catequinas del
té, agentes anticancerígenos
Lo primero que pudieron comprobar es
que el consumo de café no ejercía cambio alguno a nivel genético.
Sin embargo, en el caso del té (sin
importar si es verde, negro o blanco) sí parecían tener lugar varias cosas
realmente interesantes.
La primera es que favorecía diversos
cambios epigenéticos en las mujeres, pero no en los hombres.
Curiosamente, muchos de estos cambios
epigenéticos se encontraron en los genes implicados en el desarrollo e
inhibición del cáncer y en el metabolismo de los estrógenos.
Estudios anteriores ya habían
demostrado, por ejemplo, que el consumo regular de té verde reduce los niveles
de estrógeno.
Los componentes farmacológicamente
activos del té, como el caso de las catequinas, son las que más impacto tienen
frente a las células cancerígenas (esto ya se ha visto a nivel de laboratorio y
con cultivos).
Por su parte, tanto los polifenoles
como las teaflavinas y las tearubiginas son capaces de proteger a nuestras
células y el propio ADN frente a la proliferación celular y la apoptosis.
¿Por qué el té
beneficia más a las mujeres que a los hombres?
La respuesta a esta pregunta, en
realidad, puso sobre la mesa de los científicos un aspecto que debe analizarse
con más detalle.
El problema que pudo verse con este
estudio es el hecho de que las mujeres beben más té que los hombres.
Así pues… ¿Qué pasaría si los hombres
consumieran la misma cantidad de té que las mujeres? Esto es algo que falta por
ver.
Por otro lado, lo que ha podido comprobarse
una vez más es que el té regula el mecanismo del estrógeno de forma muy
positiva, y esto ya es por sí mismo, algo interesante.
No podemos olvidar que los estrógenos
son un grupo de hormonas sexuales femeninas que, a pesar de ser básicas para
cumplir determinadas funciones fisiológicas, también median en procesos
carcinógenos.
Por ejemplo, si una mujer se somete a
una terapia hormonal combinada para tratar menopausia, se le administra
estrógeno más progestina.
Un hecho que a largo plazo –y en
algunos casos– puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de mama o endometrio.
Fuente: mejorconsalud.com
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