Actuando
como jefe supremo del Poder Legislativo, el Comité Político deliberó y envió el proyecto de Ley de Partidos hacia un destino incierto.
La cacareada iniciativa se
encuentra ahora en el limbo, un lugar en el que, conforme a la doctrina
católica, reposan las almas de aquellos que mueren sin haber sido bautizados.
Cuando
la vieja comedia parecía que tendría un final feliz vino el desacuerdo de sus
autores: uno quería primarias abiertas y el otro cerradas.
No creo que nadie
haya creído que, a pesar de sus magníficas actuaciones, los actores tenían la
intención sincera de abrirle la puerta a la democracia interna y hacer triza,
cien años después, la conocida “Ley del círculo de hierro de
las oligarquías de los partidos”, del sociólogo alemán, Robert
Michels.
Desde
que, en el año 2006, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se convirtió
en hegemónico, con el control absoluto de los tres poderes clásicos del Estado
y de los llamados extrapoderes, los intereses de sus élites han sido colocados,
de un manera descarada, por encima de los de la nación.
En ese
sentido, los peledeistas cambiaron, en los hechos, el artículo 76 de la
Constitución Política, que dice: “El Poder Legislativo se ejerce en nombre del
pueblo por el Congreso Nacional, conformado por el Senado de la República y la
Cámara de Diputados”.
Como es
bien sabido, el llamado primer poder del Estado, a pesar de no estar vinculado
por un mandato imperativo, en lugar de actuar en nombre del pueblo lo hace en
nombre del PLD, en sintonía con los dictados del Poder Ejecutivo y, en los
casos más delicados, del Comité Político.
Esta es la
razón por la que el PLD, sin guardar el más mínimo respeto por los senadores y
los diputados, se da el lujo de anunciar la decisión del CP de “dejar en
libertad” a sus legisladores, para que tomen la decisión que estimen
conveniente, en lo concerniente al proyecto de Ley de Partidos.
¿Quién
puede confiar en que el Congreso Nacional aprobará una ley orgánica que no pudo
ser consensuada por los dos principales líderes del PLD ni los demás miembros
del Comité Político?
El Partido
de la Liberación Dominicana no tendrá manera de justificar que ocho años
después de la proclamación de su más profunda Reforma Constitucional, en la que
se instituyó la democratización y la transparencia como un requisito para el funcionamiento
de los partidos políticos, las leyes de Partidos y del Régimen Electoral no
hayan sido aprobadas.
La
aprobación de la Ley de Partidos y la Orgánica del Régimen Electoral, con un
óptimo contenido democrático, debe ser reclamada por toda la sociedad, para que
se le de cumplimiento a la Constitución y se ayude a mejorar la credibilidad
del Sistema de Partidos.
Por ser las
formaciones políticas las intermediarias, indispensables, entre el Estado
y la sociedad, para la canalización de las demandas de los ciudadanos, la
sociedad civil debe reclamar, con firmeza, la aprobación de las referidas
normas políticas, como forma de garantizar la equidad e integridad de las
elecciones y el funcionamiento democrático y transparente de los partidos.
EL
AUTOR es abogado, ex juez de la JCE. Reside en Santo Domingo.
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