La
aprobación por la mayor parte del Senado de la ley de partidos con primarias
abiertas, es un indicio más del control que ejerce el grupo reeleccionista de
las instituciones públicas. Confirma igualmente que ese grupo trabaja con
persistencia por alcanzar sus objetivos continuistas.
Con las primarias abiertas,
si terminarían convertidas en ley, se daría un paso más en el camino de la
reelección y se reforzaría el andamiaje jurídico e institucional que le da toda
la ventaja al grupo gobernante y alejaría aún más las posibilidades de una
competencia más o menos equilibrada en el campo electoral.
Aquí hay un reto ineludible
y hay que asumirlo cabalmente.
Esto va mucho más allá de
la acción conjunta de los partidos del Bloque Opositor. Muy bien que ese bloque
exista y saque la cara ante el avasallamiento impuesto desde el poder.
Pero en el actual marco
jurídico e institucional será harto difícil enfrentar los planes continuistas y
alcanzar un cambio realmente democrático.
Hay que cambiar la
situación actual y eso requiere de sumar fuerzas y formar una alianza sin
precedentes, por su amplitud y por sus propias características.
Antes hubo grandes
coaliciones políticas, pero la que debe formarse ahora no tiene antecedentes.
Hay que unir en la acción a
los partidos opositores, pero ir mucho más allá, agrupar también a todos los
sectores políticos susceptibles de ser unidos, sin excepción, a los movimientos
sociales, entidades obreras, estudiantiles, profesionales, asociaciones
campesinas, empresariales, culturales, individualidades, hombres y mujeres de
los más variados orígenes y concepciones, que sean capaces de ponerse en
acción; primero, para desmontar el actual entramado institucional y así
modificar las condiciones de la competencia electoral.
Hay que levantar varias
demandas razonables y pelearlas en el campo de la opinión pública y la
movilización cívica, prestigiarlas y forzar su conversión en leyes, modificar
así este cuadro áspero, inhóspito, a veces hostil, en el cual siempre el
partido en el poder siempre sale ganando.
Y, logrado esto, ir a las
próximas elecciones con esa alianza en pie. Sin dar esa batalla, sin esa
alianza sin precedentes en acción, competir con el grupo en el poder será más
difícil de lo que muchos pueden estar pensando. Eso de las primarias abiertas,
que ojalá no pase, vendría a ser un nudo más de una red muy bien tejida. Y con
las quejas y lamentaciones no basta.
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