El
mundo de la publicidad y del comercio de hoy en día están diseñados para
establecer los estereotipos de belleza, y si bien es cierto, que la presión es
muy fuerte, pues la filosofía es la de encajar a como dé lugar, pero la verdad
es que nadie está obligado a regirse por ese único molde que desaprueba la
grandeza de lo particular, de lo genuino.
Es
natural desear vernos bien y que otros nos vean bien, no obstante, obsesionarse
por perfeccionar la apariencia física mediante tratamientos y procedimientos
permanentes que alteran drásticamente las facciones y curvas que nos
caracterizan como individuos únicos, reales y auténticos, revela no un simple
fanatismo idolátrico a la belleza y la sensualidad, sino un inconformismo y
repudio hacia parte de la identidad que está sustentada a través de la propia
imagen y el autoconcepto.
El
exceso de cirugías plásticas es una práctica que enmarca un alto nivel de
insatisfacción e inseguridad personal, lo que se traduce en una baja autoestima
y en una inestabilidad emocional recurrente. Las cirugías plásticas no solo generan
un aumento en senos, glúteos y labios, sino que también producen un aumento en
la autoconfianza y la autoaceptación tan superficial y vana como los implantes
mismos.
Existen
formas de mejorar la apariencia de manera menos corrosivas, más económicas y que
a la vez favorezcan la autoestima equilibrada y que no impliquen la extinción
definitiva de nuestra esencia, esa peculiaridad que nos define como seres
exóticos, al ser individuos en su carátula de fábrica; nada es más invaluable
que la originalidad; como reza una frase popular: “Como tú,
solo tú”. Desde que nacemos somos insuperables, pero preferimos transformarnos
en criaturas comparables.
Hábitos
sanos como seguir una dieta balanceada, tener buena higiene, hacer ejercicio
con regularidad, practicar algún deporte, dormir lo suficiente y reír a menudo
contribuyen al mejoramiento no solo del semblante y del cuerpo en sentido
general, sino de la salud mental y psicológica. Las cirugías platicas no son
necesarias para tu éxito, autorrealización o felicidad, es una falacia creada
por tu mente por el bombardeo descomunal de un sistema que se vale de tus dudas
sobre si eres o no lo suficientemente atractivo/a para obtener ganancias
millonarias.
Recuerda
que la belleza física es efímera, mientras que la belleza del alma es perenne. Por
tanto, si vas a invertir, procura que sea una inversión cuyos resultados se
disfruten en el tiempo sin contratiempos.¡Preocúpate por corregir
las imperfecciones del corazón, en vez de ocuparte en las vanidades de la piel!
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