En estos días en el mundo solo un tema es noticia y su
protagonista es una pandemia de alcance global denominada COVID-19, esta
epidemia ha generado una crisis sanitaria, y por extensiónuna crisis económica,
pero lo más preocupante y aterrador es la crisis social subyacente; producto de
que las personas no han sabido regular o gestionar sus emociones ante esta nueva
adversidad sumiéndose en el pánico, y es ese temor atroz que hace que los seres
humanos en su afán por la supervivencia se vuelvan egoístas, ajenas a las
necesidades de su prójimo, provocando el peor colapso: el del sentido común.
El sentido común no es más,
que la habilidad innata de calificar hechos o sucesos de manera prudente,
razonable y lógica. Y representa el conjunto de dogmas que comparte una
sociedad y que permite el equilibrio en la coexistencia.
Es lamentable realizar esta afirmación, pero por las
acciones del conglomerado resulta más que obvio que se ha asestado no un duro
golpe al sistema de salud y financiero, sino al código ético y cívico. En estos
postrimeros días he observado un nivel de deshumanización a grado superlativo, donde
prima el interés personal por encima de la responsabilidad social.
arrebatándosele
en diversos escenarios los derechos a lo más vulnerables; y esto sehace
palpable con el simple hecho de realizar compras desmesuradas sin pensar en el
resto de los ciudadanos que tienen el mismo derecho de abastecerse, y esto es
solo un escueto ejemplo para situarnos en esta realidad sombría que nos arropa
como sociedad.
¿Existe algo másponzoñoso que el coronavirus? Si… EL
PANICO.
El pánico alienta la desesperación, y la desesperación
cuando atrapa a todo un pueblo favorece el caos.
Más que protegernos del COVID 19, evitemos caer presa
fácil del individualismo,al fortalecer nuestro sistema inmunológico mental y
emocional garantizando una buena defensa en contra del virus del pavor.
Por favor, introduzcamos en nuestras venas, la vacuna
más efectiva:“la empatía”, así contrarrestaremos el egoísmo, el cual
se nutre y vitamíniza ante aquellos momentos críticos donde se ve sometida a
prueba nuestra integridad física, aplicando este simple consejo: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti”.
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