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RIESGOS EN LA PLAYA: EL VENENO DEL PEZ ARAÑA SE COMBATE ASÍ

Picadura del pez araña o Trachinus draco.

Ana Callejo Mora

El pasado jueves se comunicó la muerte de un joven de 16 años de edad tras un shock anafiláctico derivado de la picadura de un pez araña en la Playa de Aro, en Gerona. El paciente estaba haciendo esnórquel cuando recibió la picadura de este animal en la tráquea. 

Sin embargo, la picadura del pez araña, o Trachinus draco, no siempre es mortal. ¿De qué depende que se produzca el fatal desenlace? “Los accidentes con este pez son, fundamentalmente, envenenamientos en una de estas situaciones: el bañista se clava una de las espinas dorsales del pez araña al pegarle un pisotón mientras camina sobre la arena dentro del agua; el pescador se clava una espina en la mano al manipularlo; y, en época de celo, este pez puede atacar, por ejemplo, cuando el submarinista se le acerca. Los accidentes mortales son muy poco frecuentes y el riesgo es mayor si el veneno se inocula en el cuello o en un vaso sanguíneo que si se produce en una extremidad”, explica a CuídatePlus Emilio Salgado, médico adjunto y responsable de la Unidad de Toxicología dependiente del Servicio de Urgencias del Hospital Clínic (Barcelona).

El pez araña pertenece a la familia de los peces Trachinidae, no demasiado grande -mide entre 10 y 30 centímetros de largo, aunque algunos llegan a los 50- y tiene un color amarillo grisáceo, resultando muy atractivo para las personas que practican esnórquel y buceo. Al Trachinus draco, otro de los nombres con los que se conoce al pez araña, le gustan más las aguas frías y está presente, además de en el mar Mediterráneo, en el Cantábrico y en el océano Atlántico. 

Este pez suele esconderse en el agua debajo de la arena y se alimenta de pequeños peces a los que tiende emboscadas. Desde el punto de vista toxicológico, tiene un aparato defensivo muy eficaz para depredadores que los quieran engullir, basado en espinas (entre cinco y ocho dorsales y otras dos a ambos lados de la cabeza protegiendo sus ojos) que están conectadas a unas vesículas que almacenan el veneno. Cuando el pez clava la espina y esta se rompe, libera el veneno.

Salgado da más detalles sobre este veneno, comentando que “todos los venenos del reino animal tienen partes proteicas y otro tipo de moléculas químicas, como la serotonina, histamina, adrenalina y noradrenalina, pudiendo provocar una reacción anafilactoide”. Además, en el Trachinus draco, la dracotoxina es una toxina proteica que puede causar alteraciones neurológicas y sanguíneas. El veneno tiene unas proteínas que van a provocar una destrucción en el tejido donde se ha inoculado, generando heridas que tardan un tiempo en curarse.

A pesar de que no hay muchos casos de muerte por esta causa en la literatura científica, Salgado recuerda el caso de otro paciente que falleció en el año 1999 debido a la picadura de un pez araña. Se trataba de un chico de 18 años, de nacionalidad británica, que estaba haciendo esnórquel en aguas poco profundas de la costa de Palma de Mallorca. Se acercó a un pez araña y tuvo la mala suerte de que le picó en una vena de la pierna izquierda, llegando directamente el veneno al sistema circulatorio. Finalmente, sufrió una parada cardiorrespiratoria. “Esto demuestra que el peligro viene dado por la zona donde se recibe la picadura del animal”, señala el experto.

Por eso, la recomendación de Salgado para prevenir la picadura de este animal es no entrar en contacto con él. Este consejo va dirigido para las personas que hacen esnórquel o submarinismo, ya que las espinas logran atravesar el traje de neopreno. El experto reconoce que para los bañistas es más complicado evitar pisar un pez araña que se encuentra oculto en la arena.

Cómo distinguir la picadura del pez araña de la de una medusa  

“El primer síntoma que aparece es un dolor muy fuerte, que suele alcanzar el pico de intensidad a la media hora de recibir la picadura. La propia persona percibe que la zona donde le ha picado el pez araña está enrojecida. En algunos casos queda un poco de espina clavada, que habrá que retirar”, afirma el especialista del Clínic.

Por el efecto del veneno también se puede producir sudoración, bajada de tensión, ganas de vomitar, disminución del nivel de consciencia, convulsiones o una parada cardiorrespiratoria en los casos más graves.

Según la experiencia de Salgado, se producen pocos casos de picadura de pez araña al año, mencionando que este año solo ha visto a un paciente en su hospital.

Cómo actuar ante la picadura de un pez araña y su veneno

Curiosamente, este veneno se inactiva con el calor porque su toxina es termolábil. Por eso, dice el médico de Urgencias, “tendríamos que introducir lo antes posible la parte afectada por la picadura en agua muy caliente, a unos 43 grados centígrados de temperatura, durante entre 30 y 90 minutos”.

También hay que poner analgesia general. El dolor que sufre el paciente es tan intenso que, a veces, hay que llegar a poner incluso morfina. En algunas ocasiones se administra gluconato cálcico endovenoso cuando hay náuseas, vómitos y dolor torácico.

Si el paciente llega a sufrir una reacción anafilactoide provocada por el veneno, se le darán corticoides a dosis muy altas y tratamiento de soporte.

Para el manejo de la herida, además de comprobar que no ha quedado parte de la espina dentro del cuerpo de la persona afectada, es necesario poner la vacuna antitetánica (si no se ha recibido en los últimos 10 años) y dar cobertura antibiótica por vía oral si las heridas son profundas, aparte de la desinfección local inicial.

Cuidados a tener en cuenta después de administrar el tratamiento

En los días posteriores a la picadura de un pez araña, “además de seguir con el tratamiento antibiótico prescrito y con los analgésicos para el dolor, se recomienda cierto reposo y poner en alto la extremidad que tiene la lesión. El paciente ha de recibir seguimiento por parte de Toxicología o por su médico de atención primaria”, indica Salgado.

Es importante saber que la herida producida en la piel por el pez araña tarda bastante tiempo en curarse y puede durar hasta tres meses, aunque lo más frecuente es que se cierre en uno o dos meses. La herida primero tiene un color rojo, que luego pasa a negro y se muestra con cráteres o úlceras en la piel. 

 

 

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