No estar seguro de nada crea una sensación indescriptible y se refleja de múltiples maneras en el individuo, con ansiedad, angustia, incertidumbre, depresión, miedo, alerta.
El nuevo
Orden Mundial, muy pregonado, pudiera interpretarse en palabras de lideres
mundiales de todos los ámbitos, económico, religiosos, ciencias y demás.
Hay
que reducir la población mundial, se vislumbraba 60 años atrás lo que hoy
vivimos, y eso solo puede lograrse por medio a una gran crisis. Dijo alguien,
para podérselo hacer entender a la gente.
Los”
dueños del mundo” crearon las pastillas anticonceptivas, la planificación
familiar, el condón, promueven la homosexualidad o lesbianismo para que no se multipliquen,
se prohíbe el matrimonio a menores, se promueve el divorcio, se logra una
reducción sustancial, pero no es suficiente y se trata de imponer el aborto con
unos a favor y otros en contra.
Los
dueños del mundo toman su agenda y empiezan a trabajar. Las ciudades son más
propicias para la causa. Mientras unos se preocupan por estudiar cómo crear
alimentos y cubrir las necesidades del ser humanos, otros se limitan a
divertirse en la cama. En 2007 la mitad de la población ya vive en ciudades,
actualmente se cree que un 55% y se espera mas de un 66% para el 2050.
De ahí
las especulaciones, ciertas o no, a modo de presionar a los que pueden. “Se crea el virus, se promueve el matrimonio
entre personas del mismo sexo que no se multipliquen, se prohíbe el matrimonio
a menores, se crea el condón, el divorcio y con todo eso no se logra una
reducción sustancial, arreciando las acciones con en el aborto”.
Aunque
el tema me interesa bastante y he indago mucho, no soy un experto y no es mi
tema central; mi objetivo es alertar en el ámbito local, como incide en la
política, la familia y la religión.
Para
estudiar de superpoblación en sí, sugiero ver a Jorgen Rander, un demógrafo
noruego conocido por sus trabajos sobre superpoblación. Busca también: “Empty
Planet”, un libro del periodista canadiense John Ibbitson, donde se analizan
con detalles no solo cifras generales de la población global sino, sobre todo, “qué
es lo que hace que la gente tenga hijos”. Estudiando a fondo los hechos se nos
facilita entender qué es lo que conviene, reducir o autodestruirnos juntos. Un
niño es un activo en el campo, pero en las ciudades es una carga, una
responsabilidad que la mayoría no atiende y lo convierten en un problema común.
Dice
Bill Gate, que, si hacemos un gran trabajo con la vacuna, podríamos reducir la
población en un 20%, pero no dice cual trabajo. (comentario del Dr. Y
comunicador Julio Jazin). Rockefeller: “Estamos
al borde de una transformación global, todo lo que necesitamos es una gran
crisis y las naciones aceptarán el nuevo orden internacional”. La presidenta del FMI dice: Los ancianos viven
demasiado comenzando por ella, que tiene 70 años, lo que es un riesgo para la
economía global.
Ese orden mundial de ricos, de político,
produce una agenda mundial para llevarla a cabo, le tomó 40 años para
elaborarla, del 60 a los 90; ahí estaba también llevarse el socialismo y se lo llevaron
¿por qué? Porque esa era una piedra que había en el camino. Pero hicieron algo,
no lo hicieron ellos mismos, sino que le asignaron a cada uno su papel, usaron
a los mismos rusos. Boris Yeltsin y MIjail Gorbchov, usaron a Sumos Pontífices,
hicieron su cosa bien.
Entonces
en el 2017, hace cuatro años, aparece un tipo, de quien no se conoce bien el
origen de su fortuna, que dio 17 mil millones de dólares para completar la obra
de reducir la sociedad. Como digo más arriba, la agenda era anular el
crecimiento con controles Natales, anticonceptivos, preservativos y ligaduras,
pero resulta que no funcionó, el mundo siguió igualito.
El
hombre es esclavo de sus costumbres y de sus tradicionalidades, por eso hay que
influir en sus hábitos, Brasil, Rusia, India y la China con su superpoblación
sellan el mapamundi, con más del 70% de población mundial. Crecieron
económicamente y amenazan el dólar… y
además lo dijeron en sus reuniones y ahí se acabó el juego... ¿El dólar? Con
eso no se juega. Porque esa gente imprimirlos les cuesta 10 centavos y se ganan
los 90.
Esa
gente bajó con artillería pesada: desacreditaron la iglesia, sacaron a la luz
pública cientos de casos de homosexualidades, narcotráfico, riqueza ilícita
obispos, lideres protestantes y sacerdotes, para que no tengan peso en el
congreso ni en los pueblos y ha tenido su efecto. Dicen que el concepto de
familia, religión y sexualidad hay que cambiarlo un poquito. Presionaron el
consumismo, si tenemos más mercado hay más problemas, pero piensan, y lo veo
bien, que lo qué hay es mejorar la calidad del consumo sin aumentar la cantidad.
A los
5 minutos, del lío del 6 de enero las telefónicas le apagaron todas las transmisiones
a Donal Trump. “Este maldito loco, qué vaina es esa” viene a joder la paciencia
y lo apagaron. Eso nos deja claro que hay una sociedad superior, mundial, que
manda y no teme a nada porque todo lo controla, esa gente es peligrosa o amiga,
depende del cristal.
Localmente
se buscaron instituciones, no más ocupaciones militares, que le llevan a cabo
sus planes. ¿Quién es en R D? La sociedad civil, que en los 90 surge con el
nuevo orden. Influyen en los gobiernos, en las altas cortes, en los tribunales,
hasta llevar a la presidencia jóvenes que no tengan compromisos.
La
historia es larga y estamos en un momento culminante, quien no lo entiende
estará errado. Ser político, guiar una familia,
empresa, ser un buen profesional, urbanista o influyente en ascendencia supone
tener la suficiente inteligencia para hacerle entender a los suyos el verdadero
amor, hacerlos cada vez más libres y alejados del sentimentalismo, que el mejor
pleito, el mejor negocio es donde todos ganan, que el egoísmo te autodestruye,
a ti y a los demás, que hay que ganar, pero en democracia, aceptando y
respetando al ganador con valentía, ayudarlo en su causa y cambiar lo que sea
bien para todos, pero desde adentro.
Porque
todo se ve indefendible, pero es indetenible y no es con el miedo que vamos a
enfrentarlo es estudiando, trabajando, emprendiendo, uniéndonos, con la valentía de someternos a cambios que
son y serán obligatorios si queremos un mundo apropiado para vivir lo mismo que
atacando cuando es preciso, pero de manera sofisticada y que sea para un bien
común, volar alto supone caídas dolorosas o cielos deslumbrantes y cheveres.
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