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3 estrategias para organizar tus finanzas personales y un error comĂșn que debes evitar

 


Por BBC Mundo

La crisis econĂłmica provocada por la pandemia de covid-19 ha sido brutal para la mayorĂ­a de las personas, pero no para todos.

Mientras los trabajadores informales o aquellos con baja calificaciĂłn han pasado penurias, aquellos profesionales que mantuvieron su trabajo en tiempos de pandemia han visto una disminuciĂłn de sus gastos producto del confinamiento.

Se trata de los «ahorradores pandĂ©micos», tambiĂ©n llamados «superahorradores»: aquellos que disminuyeron sus gastos porque dejaron de viajar, de salir a comer, de ir al cine o participar en eventos, o que frente a la incertidumbre, optaron por ser mĂĄs precavidos.

Para muchos ha sido una especie de ahorro forzado, pero en la medida que avanza el proceso de vacunaciĂłn global y la economĂ­a comienza a recuperarse, es probable que poco a poco estos ahorradores pandĂ©micos vuelvan a aumentar los niveles de gasto.

Algo que, desde un punto de vista macroeconĂłmico, es necesario para apuntalar la reactivaciĂłn. De hecho, los gigantescos paquetes de estĂ­mulo fiscal que han inyectado dinero en las economĂ­as desarrolladas y las bajas tasas de interĂ©s que han generado una era de «dinero barato» buscan precisamente estimular el consumo para echar a andar la mĂĄquina otra vez.

A nivel de las finanzas personales, expertos advierten que este es un buen momento para replantearse lo que hacemos con nuestro dinero, tanto del punto de vista del pago de deudas, como del ahorro y la inversiĂłn.

«La pandemia nos dejĂł una gran lecciĂłn: tenemos que ahorrar», le dice a BBC Mundo la economista y emprendedora SofĂ­a Gancedo.

Y dependiendo de las condiciones que existan en tu paĂ­s, si has tenido la fortuna de contar con algunos recursos extra, vale la pena mirar la opciĂłn de invertir, pero invertir «un monto que estĂ©s dispuesto a perder», apunta.

Un fenĂłmeno que ha aumentado en los Ășltimos años, explica, es la democratizaciĂłn de las tecnologĂ­as financieras (fintech), que poco a poco se han ido abriendo camino en AmĂ©rica Latina.

Eso provee una serie de herramientas de ahorro e inversión que puedes manejar desde tu teléfono celular y que te permiten acceder a una mayor cantidad de alternativas para mejorar la manera en que organizas tu dinero.

Con todo, hay ciertos principios bĂĄsicos que no dependen de la tecnologĂ­a, sino mĂĄs bien de tu propia organizaciĂłn mental y prĂĄctica.

Y aunque las prioridades dependerĂĄn de la situaciĂłn individual, seguir estos pasos puede ayudarte a visualizar mejor tu futuro y la manera en que fijas tus metas.

1-Define tus objetivos financieros y elabora un presupuesto

Lo que suelen recomendar los expertos es fijarse metas para el mes, para el año y para el largo plazo. Es recomendable dejarlo por escrito para que lo puedas revisar cada vez que pierdas la brĂșjula.

Los objetivos financieros pueden ir desde recuperarse del impacto financiero de los Ășltimos meses, conseguir un trabajo extra para complementar tu ingreso actual, buscar dĂłnde estĂĄn las tasas de interĂ©s mĂĄs convenientes para reestructurar tu deuda, aumentar tu nivel de ahorro, cambiarte de trabajo o, por ejemplo, emprender.

En el largo plazo, es conveniente visualizar dónde quieres estar financieramente en 5 o 10 años mås.

En el largo plazo, es conveniente visualizar dĂłnde quieres estar financieramente en 5 o 10 años mĂĄs. De esa manera, tus objetivos mĂĄs especĂ­ficos estarĂĄn en el marco de un horizonte mayor.

Definidos los objetivos, el paso siguiente es crear un presupuesto. No tiene que ser necesariamente algo complicado ni con lujo de detalles, pero deberĂ­a incluir al menos los gastos fijos agrupados en categorĂ­as, como puede ser la renta o la hipoteca, comida, medicamentos, vestuario, educaciĂłn, vehĂ­culo, seguro mĂ©dico, deudas, entretenimiento o lo que te sea mĂĄs Ăștil.

A eso se agrega una categoría de gastos extras o imprevistos (y si las condiciones lo permiten, ahorro). Al poner por escrito el presupuesto, es mås fåcil ver en qué te gastas el dinero y puedes detectar si te estås sobrepasando en alguna de aquellas categorías.

Lo mĂĄs bĂĄsico es preguntarse: «¿puedo vivir sin esto? y atreverse a romper la inercia haciendo los recortes necesarios.

Un buen presupuesto, recomiendan los expertos, debería contener el detalle de todos los ingresos y los gastos mensuales para cada uno de los 12 meses del año.

Esta herramienta es el paso que te permite llevar a la prĂĄctica las ideas que dan vueltas en tu cabeza. Sin un presupuesto, es muy difĂ­cil llegar a la meta financiera si no tienes el control de lo que haces cotidianamente con tu dinero.

2- Crea metas de ahorro

Cuando ya definiste tus objetivos y elaboraste un presupuesto, viene el siguiente paso: ahorrar.

En tiempos de pandemia, la incertidumbre financiera crece, y no estamos seguros de si nos renovarĂĄn el contrato o si los clientes volverĂĄn a demandar nuestros servicios o productos. Por eso, ahora mĂĄs que nunca vale la pena tener un colchĂłn que te pueda cubrir ante una emergencia.

El monto de lo que ahorras no es lo fundamental. Lo que mĂĄs importa es hacerse el hĂĄbito.

«El ahorro no es guardar lo que me sobra del sueldo. Muchas veces requiere hacer ciertos sacrificios», explica Gancedo.

«Lo que yo recomiendo es ahorrar el equivalente a un año de tu sueldo», señala, aunque reconoce que puede ser una meta difĂ­cil de alcanzar. Con todo, al final de cuentas lo que vale es ahorrar lo que puedas, pero «hacerlo consistentemente».

La idea es partir de a poco y aumentar la meta segĂșn como evolucionen tus circunstancias. No importa el monto, lo que mĂĄs importa es hacerse el hĂĄbito. «Es como salir a correr», dice la economista.

3- Invierte en aquello que estĂĄs dispuesto a perder

Junto al ahorro, estĂĄ el tema de la inversiĂłn. Lo primero es darle una mirada a las tasas de interĂ©s en tu paĂ­s para analizar en quĂ© medida te conviene guardar el dinero en el banco o invertirlo.

En muchas de las economĂ­as ricas las tasas han llegado a niveles histĂłricamente bajos, rondando el 0% o incluso negativas. Precisamente lo que buscan esos paĂ­ses es estimular la inversiĂłn y el consumo.

AsĂ­ las cosas, si guardas los recursos en el banco, puede ser que incluso pierdas dinero con el pago de comisiones. Pero hay otros paĂ­ses donde vale la pena tener una cuenta de ahorro o un depĂłsito a plazo.

Lo importante, dice Gancedo es que investigues dĂłnde estĂĄ poniendo tu dinero y no solo te dejes llevar por la promesa de una alta rentabilidad.


Hay inversores novatos que se dejan llevar por la promesa de una alta rentabilidad.

«Invierte en activos que realmente entiendes y con un monto que estĂĄs dispuesto a perder. No asumas riesgos con dinero que necesitas.

La otra recomendación es arrancar de a poco y diversificar las inversiones, para evita una pérdida total cuando un activo se desploma.

Y aunque la rentabilidad mĂĄs alta es tentadora, siempre que hay que tener en cuenta que a mayor rentabilidad corres mĂĄs riesgo. Eso ocurre, por ejemplo, con las criptomonedas.

El otro riesgo es que muchos inversores inexpertos siguen recomendaciones en redes sociales que no necesariamente provienen de una fuente calificada.

O se dejan llevar por la fiebre de una acción cuyo se precio se fue a la nubes de la noche a la mañana como ocurrió con la saga de GameStop.

El error mĂĄs comĂșn

«El error mĂĄs grande que veo es no tener conciencia sobre lo que realmente es un crĂ©dito«, sostiene Gancedo.

Es un error, que se repite en todos los sectores sociales, en todos los paĂ­ses y en todos los niveles de educaciĂłn.


Es comĂșn caer en la «trampa psicolĂłgica» que se hace la gente al usar tarjetas de crĂ©dito.

Aunque parezca obvio que un crĂ©dito es un prĂ©stamo que tenemos que devolver (con intereses), muchas veces se produce una trampa psicolĂłgica en que usamos la tarjeta sin pensar que el dinero no es nuestro.

Genera la ilusiĂłn de que se puede patear el problema para mĂĄs adelante y que en el futuro verĂĄs como lo solucionas.

«Conozco gente con muy alto nivel educacional y una carrera exitosa que de pronto te habla del valor de la cuota mensual, cuando eso es un error bĂĄsico», agrega.

No importa si puedes pagar la cuota mensual de un auto nuevo. Pero si calculas que al final del préstamo terminarås pagando tres veces el mismo auto, no vale la pena.

Ese ejercicio, que es de educaciĂłn financiera elemental, muchas veces lo olvidamos.

 

 

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