Sabemos que seguir una dieta equilibrada es, fuera de toda duda, un beneficio para nuestra salud. Además, bajo el concepto de “estar a dieta” o “seguir una dieta” se pueden encontrar otras fuerzas motrices como, por ejemplo, aspectos estéticos o de respeto por el medio ambiente.
Por eso, es importante determinar las propiedades
nutricionales y de sostenibilidad en cualquier dieta. De esta forma, podremos
orientar nuestras decisiones hacia la armonía entre beneficios, tanto de salud
como ambientales.
Indicadores de sostenibilidad y nutrición
Uno de los indicadores ambientales con mayor impacto
mediático es la huella
de carbono (HC), relacionada con el calentamiento global asociado a la
emisión de gases de efecto invernadero. Se define como la cantidad de dióxido
de carbono equivalente que un producto genera en un período de tiempo a lo
largo de su ciclo de vida.
Este indicador ha cuajado de forma importante en el sector
de la alimentación, existiendo diversas
ecoetiquetas que certifican su valor (figura 1). Dichas ecoetiquetas
se pueden agrupar en función de la información que transmiten al consumidor.
Por ejemplo, pueden indicar bajos niveles de emisiones (Climatop –
Suiza), el ranking de los niveles de emisión (ConsciousTM –
EE. UU.), la puntuación con la emisión (Carbon
Trust – Reino Unido) y el neutro en carbono (Climate Neutral Product –
Holanda).
Figura 1. Ejemplo de algunas ecoetiquetas relacionadas con
la huella de carbono que se aplican en el ámbito de la alimentación. En azul
oscuro algunos de los países con implantación de ecoetiquetas de huella e
carbono en el ámbito de la alimentación.
Existen a su vez diversos indicadores nutricionales en la
literatura científica que analizan los beneficios de diferentes patrones
dietéticos. Uno de ellos es la dieta rica en nutrientes (NRD 9.3), un valor
adimensional relacionado con la ingesta de 12 nutrientes. De ellos, 9 ponderan
positivamente (proteínas, fibra, calcio, hierro, magnesio, potasio, vitamina A,
vitamina C, vitamina E) y 3 negativamente (sodio, grasas saturadas y azúcares
totales), en base a los valores
recomendados por la FAO y la OMS.
Características de algunas dietas
A continuación, se señalan las características generales de
diversas dietas evaluadas en este artículo (figura 2):
• La dieta atlántica. Común en la
zona de Galicia y el norte de Portugal, destaca por el consumo de pescado,
verduras y hortalizas propias de la zona. También incluye leche y derivados
lácteos (en especial quesos); cereales; carnes de cerdo, vacuno y aves y aceite
de oliva.
• La dieta mediterránea. Enfatiza el
consumo de verduras, frutas, legumbres y hortalizas, así como cereales
integrales, pescado, carnes blandas, frutos secos y aceite de oliva. Se asocia
a los patrones dietéticos de los países de la zona mediterránea,
fundamentalmente España, Italia y Grecia.
• La dieta
paleo. Está basada en el consumo de alimentos similares a los que
se podrían haber consumido durante la era paleolítica, es decir, incluye
aquellos que se obtendrían mediante la caza y la recolección como carnes
magras, pescado, frutas, verduras, frutos secos y semillas. La dieta paleo
limita los alimentos que emergieron con la agricultura durante el Neolítico,
como los productos lácteos, legumbres y granos.
• La dieta vegetariana. Consiste en la
sustitución mayoritaria de productos de origen animal por equivalentes de
origen vegetal. Aunque no existe un único tipo de dieta vegetariana, podemos
caracterizarla por el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres,
granos, semillas y frutos secos, incluyendo también productos como la leche y
derivados lácteos y los huevos.
• La dieta vegana. en términos generales,
se basa en la sustitución total de productos de origen animal por vegetal, y
por tanto, evita el consumo de carnes, pescados, leche, yogures, huevos, miel y
otros productos animales en la alimentación.
• La dieta nórdica. Está basada en
alimentos procedentes tradicionalmente del norte de Europa: Dinamarca,
Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. El consumo prioritario de alimentos se
centra en vegetales de hoja verde y de raíz, bayas o frutas del bosque, fruta,
cereales enteros, legumbres, lácteos y pescado (típicamente salmón, caballa o
arenque, que se consumen varias veces a la semana).
• La dieta andina. Es aquella dieta conformada
por todos los productos oriundos del Perú. Incluye papas, multitud de cereales
(como la quinoa, maca y kiwicha), frutas (como la guanábana, el aguaymanto y la
carambola), mariscos y pescados (ingredientes esenciales del cebiche)
Fuente: https://diarioecologia.com/
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