Por Carla Nieto
Incluso en los casos leves o asintomáticos, la infección por coronavirus supone una alteración importante no solo del sistema inmune sino también de otros sistemas y funciones del organismo. Por eso, la convalecencia o vuelta a la normalidad puede llevar un tiempo. ¿Qué papel juega la alimentación en la recuperación de estos pacientes? Para responder a esta pregunta, un grupo de investigadores del departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad Federal de Paraná, en Brasil, pusieron en marcha un estudio en el que utilizaron datos de 170 países con el objetivo de determinar el efecto de determinados alimentos y nutrientes en la salud de las personas que habían pasado esta enfermedad.
Los resultados, publicados en el Clinical Nutrition Journal, identificaron qué
opciones pueden tener un impacto positivo en estos casos aunque, como precisan
los autores de la investigación, “todavía no existen criterios estándar para
definir la ‘recuperación’ de la covid-19, dada la complejidad de la enfermedad
y la dinámica de la pandemia. Por tanto, los beneficios que aportan
estos alimentos deben utilizarse como un enfoque complementario, y no
como solución única, para mejorar el estado de estos pacientes”.
Lípidos 'buenos', proteínas y micronutrientes
El estudio analizó el efecto de la dieta teniendo en cuenta
el nivel de desarrollo de los países analizados y comprobando que este impacto
variaba en función de aspectos como la renta, la cultura alimentaria o la
situación geográfica del país en cuestión, pero de forma generalizada, los
resultados apuntaron especialmente a cuatro tipos de alimentos -proteínas, algunas grasas, antioxidantes y micronutrientes- que pueden beneficiar
significativamente la recuperación de la covid-19 ya que son fuente
de nutrientes esenciales para el correcto
funcionamiento del sistema inmune. Desglosando las opciones incluidas en estos
grupos, los investigadores desarrollaron las razones que explican este impacto
positivo:
- Proteínas de origen animal: La leche y los lácteos, los pescados y mariscos y los huevos contribuyen notablemente a esta recuperación debido a su aporte en proteínas y micronutrientes esenciales. Como apuntan los autores, tener unos niveles bajos de proteínas pueden aumentar el riesgo de desarrollar infecciones asociadas a la covid y favorece una producción baja de los niveles de anticuerpos.
- Zinc
y selenio: Las propiedades antioxidantes y
antiinflamatorias del zinc lo han posicionado como uno de los minerales
más “productivos” en la lucha frente al SARS-CoV-2 y sus consecuencias,
mientras que el selenio, también antioxidante, es fundamental
para el correcto desarrollo de las células inmunes. Ambos están presentes
en la leche y los lácteos, la carne, el pescado, los mariscos, los
huevos y las verduras, alimentos que se asociaron muy positivamente
con la recuperación de los pacientes post-covid, como refleja el estudio.
- El
huevo, un caso particular: Hay varios
motivos por los que este alimento está especialmente recomendado en la
alimentación post-covid ya que se puede decir que en él “confluyen” todas
las características nutricionales que favorecen este proceso de
recuperación: es una fuente importante de zinc y
de vitamina A (en forma de retinol); forma
parte del grupo proteico (es una fuente natural de proteína de
alta calidad, encontrándose más de la mitad de ella en la clara);
es rico en selenio y, además, se trata de una de las
pocas fuentes alimenticias de vitamina D (una de las que ha demostrado
una mayor implicación en la prevención y mejor evolución de la infección
por SARS-CoV-2), que se encuentra principalmente en la yema.
- Grasas
'buenas': Los ácidos grasos
poliinsaturados omega-3 (especialmente el EPA y el DHA),
presentes en el pescado, son muy importantes en la respuesta a
la infección ya que, según explican los expertos brasileños, “pueden
alterar significativamente la respuesta inmune, favoreciendo cambios en la
organización de algunas estructuras celulares para optimizar esta respuesta”.
Asimismo, los aceites vegetales, especialmente los que contienen
ácidos grasos insaturados, demostraron un efecto muy positivo en
este sentido, debido principalmente a su aporte en vitamina E.
- Frutos
secos: Todos (con la excepción de
la castaña) demostraron un papel positivo en la recuperación
post-covid, ya que son una de las fuentes más importantes de grasas
beneficiosas, después de los aceites vegetales. Destacan especialmente
las nueces, por su contenido en ácido alfa linoleánico (ALA), muy
interesante en el contexto de la covid ya que según investigaciones
actualmente en marcha, posee potentes propiedades antiinflamatorias que
parecen ser especialmente útiles en la inhibición de la secreción de
citoquinas (causantes de los efectos más graves de esta infección en el
organismo). “Los frutos secos también son una fuente importante de proteínas; tienen
un contenido alto en L-arginina (un aminoácido con efecto
vasodilatador y que por tanto, favorece la adecuada circulación sanguínea)
y antioxidantes como la vitamina E y compuestos fenólicos”,
señalaron los autores.
- Frutas
y verduras: Curiosamente, en el estudio, el
grupo de los hidratos de carbono en general no
demostró desempeñar ningún rol positivo (tampoco negativo) en la
recuperación de estos pacientes. Para los autores, este “efecto cero”
puede deberse a que estos alimentos suelen estar asociados a los productos
procesados y también al alto índice glucémico de muchos de ellos. Pero hay algunas
frutas y verduras que suponen una excepción, ya que por su contenido
nutricional, sí mostraron un impacto positivo en este sentido. Es
el caso de las manzanas y las uvas, por su alto contenido
en polifenoles; y de los cítricos y verduras como el
brécol, el tomate y las verduras de hoja verde, alimentos todos
ellos muy ricos en vitamina C (“que desempeña un papel clave en
las funciones inmunes y cuyo déficit se ha asociado a una mayor gravedad
de las infecciones en general”, apuntan los autores) y en glutatión, un
tripéptido con propiedades antioxidantes.
Dieta mediterránea: la apuesta segura
Las evidencias arrojadas por este estudio están en línea
con las recomendaciones de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) para
estos pacientes, tal y como comenta a CuidatePlus Francisco Pita, miembro
del comité gestor del Área de Nutrición de esta sociedad y coordinador de la
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Servicio de Endocrinología del
Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC): “De forma general,
para favorecer la recuperación de las personas que han padecido la covid,
lo ideal es mantener una alimentación saludable, asegurando una adecuada hidratación,
además de la ingesta de frutas y verduras. Se trata, por tanto, de seguir una dieta de patrón mediterráneo, priorizando el consumo de
productos y alimentos frescos, como las verduras y hortalizas, la fruta y el
pescado”.
En el caso concreto de los pacientes que han
perdido mucho peso -una consecuencia de la infección que se da en
muchos casos, sobre todo en las personas que han tenido que ser
hospitalizadas-, Francisco Pita opina que puede ser necesario aumentar
la ingesta de calorías procedentes de alimentos de buena calidad
nutricional, como por ejemplo, el aceite de oliva, los
lácteos, los huevos y las carnes magras.
Objetivo, desinflamar
Algunos de los efectos de la covid están relacionados con
el sistema circulatorio (la formación de trombos, por
ejemplo), pero como explica el doctor Pita, “no existe evidencia científica
suficiente como para recomendar una dieta ‘antitrombótica’. Lo más sensato en
este sentido es llevar una dieta saludable, asegurando el aporte adecuado de vitaminas,
antioxidantes y de los ácidos grasos omega 3, que se encuentran
principalmente en alimentos como las nueces y el pescado azul”.
Otro efecto importante a tener en cuenta es la inflamación
que caracteriza a esta enfermedad. En este caso, como señala Francisco Botella,
coordinador del Grupo de Nutrición de la SEEN en un documento
de recomendaciones nutricionales elaborado al respecto, se pueden poner en
marcha diversas estrategias, la ingesta de determinados alimentos y nutrientes
es una de las estrategias que ayudan al organismo a moderar esa respuesta inflamatoria
desproporcionada: “Uno de los elementos dañinos a largo plazo de la
inflamación crónica es una aceleración en los procesos de oxidación de nuestras
estructuras celulares, lo que en la práctica, equivale a acelerar su
envejecimiento. La presencia de sustancias antioxidantes en
determinados alimentos puede ser una buena estrategia de defensa desde el punto
de vista nutricional”. El doctor Botella enumera cuáles son los alimentos ricos
en antioxidantes que pueden resultar beneficiosos en este sentido debido a los
nutrientes que contienen:
- Ácidos
grasos omega-3: Pescados grasos y, en menor medida,
frutos secos.
- Vitamina
C: Frutas y verduras crudas.
- Vitamina
A o sus precursores: Huevo, frutas y verduras de
color naranja y amarillo, leche entera o desnatada enriquecida en A + D,
brécol y espinacas.
- Vitamina
E: Aceites vegetales, frutos secos, semillas,
hortalizas de hoja verde.
- Vitamina
D: Pescados grasos, leche entera o desnatada
enriquecida y huevo.
- Alimentos
ricos en polifenoles: Isoflavonas de la soja, catequinas
del té verde, quercetina de muchas frutas y verduras… “Son algunos
ejemplos, pero hay hasta 8.000 tipos de estas sustancias presentes en
alimentos, con alguna capacidad antiinflamatoria”.
Vigilar las técnicas de cocinado y otras pautas que ayudan
- Ni ultraprocesados ni azúcares. Según
Francisco Pita, no se recomienda el consumo de los alimentos
ultraprocesados y tampoco los que tienen un alto contenido en azúcares
“principalmente porque desplazan el consumo de otras opciones más
saludables y con propiedades más interesantes desde el punto de
vista del aporte de vitaminas y antioxidantes”.
- Evitar
los fritos. “A la hora de cocinar y condimentar,
debe priorizarse el consumo de aceite de oliva”, dice el
doctor Pita. Asimismo, hay optar por las formas de cocinado menos
agresivas (esto es, las que implicar temperaturas más bajas) ya
que, como explican los expertos de la SEEN, tienen una doble
ventaja: preservan mejor los nutrientes que pueden ser más
termolábiles (que se destruyen a altas temperaturas), como es el
caso de algunas vitaminas y antioxidantes y, también, generan
menos procesos oxidativos en los alimentos “lo que disminuye la
carga inflamatoria que, inevitablemente, se va a producir al utilizarlos”,
señalan.
- Suplementos, ¿sí o no?: En
línea con lo apuntado en el estudio de Clinical Nutrition Journal,
Francisco Pita destaca que los nutrientes que parecen tener mayor relación
en la recuperación de estos pacientes son la vitamina D, los ácidos grasos
omega 3 y los antioxidantes, “pero no deben consumirse ni
suplementarse sin valoración médica, ya que pueden tener efectos
secundarios. Con una alimentación variada y equilibrada, que incluya
el consumo de frutas, verduras, frutos secos y pescado azul, por ejemplo,
se suelen asegurar estas necesidades nutricionales”.
- Respetar
el ayuno nocturno. Los picoteos a
media noche pueden obstaculizar el proceso de desinflamación
post-covid, tal y como se explica en el documento de la SEEN: “Si
nos mantenemos siempre en situación postprandial (periodo en el que se
procesan los alimentos tras ingerirlos) mediante tomas repetidas mañana,
tarde y noche, los mecanismos de regulación hormonal del metabolismo
quedan profundamente alterados, ya que en muchas ocasiones, procesar los
alimentos significa poner en marcha procesos oxidativos innecesarios. Por
lo tanto, siempre es recomendable respetar el ayuno nocturno dentro del
ciclo sueño-vigilia para favorecer el control de la inflamación”.
El alcohol, ni probarlo
Los autores del estudio de la Universidad de Paraná lo
dejan claro en las conclusiones del mismo: “El único elemento que tuvo
un claro efecto negativo en la recuperación de la covid-19 fueron las bebidas
alcohólicas, tal y como demostró el hecho de que en aquellas
poblaciones con una mayor disponibilidad de alcohol, las tasas de recuperación
eran peores”. La razón se encuentra, además de en las consecuencias negativas
para la salud ya conocidas, entre ellas el daño hepático, en la relación
que existe entre el alcohol y las enfermedades pulmonares (hay que
recordar que el sistema respiratorio y el pulmón son los principales “campos de
actuación” del coronavirus, sobre todo en los casos más graves), alterando la
función de los cilios en las vías respiratorias superiores y debilitando la
función de barrera epitelial en las inferiores, según explican estos expertos.
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