La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recuerda que la actividad física regular como caminar, correr,
montar en bicicleta o practicar
cualquier deporte es beneficiosa para la salud en cualquier etapa
de la vida. No hay duda de las ventajas que tiene el deporte para el control de
síntomas y prevención de enfermedades; tal y como recuerda a CuídatePlus Diego
Gómez Baya, doctor en Psicología y profesor del Departamento de Psicología
Social, Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Huelva.
“La actividad física presenta beneficios para la salud a tres niveles distintos:
físico (reduciendo el riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares, cáncer y diabetes,
entre otras, ayudando a controlar el sobrepeso y la obesidad,
y fortaleciendo huesos y músculos), a nivel psicológico (reduciendo el riesgo
de sufrir estrés, ansiedad y depresión,
y mejorando la autoestima y el bienestar subjetivo) y a nivel social
(fomentando la sociabilidad, y permitiendo mayor autonomía e integración
social)”, detalla Gómez.
En concreto, ¿qué papel
juega la actividad física en la salud mental y la prevención
de enfermedades como la depresión? “Desde nuestro
grupo de investigación hemos encontrado algunas evidencias tanto
en la infancia y adolescencia, como en la adultez y senectud. En concreto,
entre los más jóvenes la participación en actividades deportivas se ha asociado
longitudinalmente con más satisfacción vital con menos síntomas depresivos y
con una mayor satisfacción con la imagen”, responde Gómez. Estas consideraciones
reflejan los resultados que algunos estudios científicos publicados en International
Journal of Environmental and Public Health y en
el European Journal of Developmental Psychology que
se centran en la relación de la práctica deportiva y los síntomas depresivos en
adolescentes.
“En la etapa adulta,
igualmente hemos obtenidos resultados de interés sobre los beneficios para el
bienestar psicológico que tiene la actividad físico-deportiva. Así, en un
estudio reciente con una muestra de 14 países europeos se ha
constatado que la práctica de actividad física moderada o vigorosa al
menos una vez a la semana estuvo asociada con menos depresión presente
y tras un período de seguimiento de cuatro años”, explica este experto. En este
punto, este experto subraya que existen otros trabajos científicos que confirman la
importancia de incluir la promoción de la actividad física en el tiempo libre
para prevenir la depresión con independencia del nivel socioeconómico.
“Una última línea de investigación que estamos comenzando tiene que ver con la
promoción de la actividad física en el embarazo y el puerperio para mejorar el
ajuste psicológico de la madre y prevenir problemas emocionales como la depresión
postparto”, añade este profesor del Departamento de Psicología Social,
Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Huelva.
Beneficios del deporte frente
a la ansiedad y depresión
Para Gómez los beneficios de
la actividad física están demostrados tanto en la prevención de la
ansiedad y la depresión como para el control de estos problemas en las
personas que los desarrollan: “De manera secundaria (la actividad física)
mitiga el riesgo de padecer dificultades emocionales clínicamente
significativas tras los primeros síntomas”. Además, este experto señala que la
actividad física puede formar parte del tratamiento de
personas que sufren ansiedad o depresión en combinación con la intervención
psicológica. “Los mecanismos de acción de la actividad física tienen que ver
con los beneficios físicos, psicológicos y sociales que aportan. En estos
tiempos de pandemia, el sedentarismo y las limitaciones de movilidad han
favorecido el incremento en síntomas de depresión y ansiedad en la población,
son las consecuencias
psicológicas de la pandemia de las que por el momento se ha
hablado algo menos”, matiza.
En cuanto a qué deportes son
más recomendables en personas con depresión, este psicólogo aconseja
aquella actividad física en equipo para potenciar las fuentes de apoyo
social. “La soledad es precisamente un factor de riesgo de la depresión. En
el diseño de las actividades hay que favorecer que sean intrínsecamente
motivantes, es decir, que se sientan verdaderamente interesados y que le
aporten disfrute”, advierte Gómez. En el caso de las actividades guiadas como
las clases dirigidas en gimnasios, este experto señala que “el desarrollo de
las actividades debe de permitir que las personas practicantes se
sientan autónomas, competentes y relacionadas con los demás, para así
tener un mayor efecto protector del bienestar y favorecer una mayor adherencia
a la actividad”.
Con respecto a cuánto
tiempo hay practicar deporte al día, la OMS sostiene que en la infancia y
la adolescencia los beneficios de la actividad física para la salud son
perceptibles a partir de 60 minutos de actividad moderada diaria; mientras que en
los adultos la recomendación es alrededor de 150 a 300 minutos a la semana o 75
si se trata de actividad intensa. “Al menos dos días deben incluirse ejercicios
que mejores el sistema óseo, muscular y la flexibilidad, en menores y en
mayores. Estas recomendaciones se mantienen para las personas con problemas del
estado de ánimo, en las que el sedentarismo tiene
un efecto especialmente perjudicial”, precisa Gómez.
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