El sexo entre amigos puede fortalecer o no la relación, según cada caso. Por ello, debemos tener en cuenta los beneficios y riesgos de este tipo de vínculo.
Las relaciones sexuales entre
amigos a veces se han asociado a una práctica saludable que contribuye
a fortalecer los lazos emocionales, sin considerar en este caso aquellas
relaciones de amistad que pueden surgir entre personas que sólo tienen
encuentros circunscritos al sexo ocasional.
A menudo, la asociación entre sexo y amistad como
algo ‘positivo’ se ha sustentado en el estudio “He’s Like
a Brother”: The Social Construction of Satisfying Cross-Sex Friendship
Roles" de Heidi M. Reeder, profesora de la Universidad de
Boise, en Estado Unidos.
Esta investigación centrada en cómo se establece la
amistad entre personas de distintos sexos, los roles y el grado de satisfacción se
ha puesto como evidencia frecuentemente de cómo el sexo fortalece la amistad
entre amigos heterosexuales.
Al respecto, Judit Labernia Reverter, colaboradora de
Placer ConSentido y miembro del Grupo de Sexualidad y Pareja del Colegio Oficial de la Psicología de Cataluña
(Copc), explica a CuídatePlus que
este estudio está más focalizado en los aspectos mencionados que en las
implicaciones de mantener sexos entre amigos.
“No obstante, sí que citan algunos aspectos observados en
el estudio de Hughes et al (2005) que parecen tomar relevancia en las amistades
que mantienen sexo. En concreto, Reeder (2016), comenta que en el estudio de
Hughes et al (2005) 'identificaron un conjunto de reglas (o pactos) que van más
allá de las presentes en relaciones solamente amistosas y que estas parecían
ayudar a las personas participantes a conservar la amistad mientras mantenían
sexo sin compromiso'", matiza Labernia.
Según recoge este estudio, estas normas para tener sexo
entre amigos serían: no implicarse emocionalmente, realizar estos
encuentros sexuales en secreto y el hecho de considerar la amistad como
prioridad.
Por su parte, la portavoz del COPC considera que el sexo entre
amigos puede fortalecer o no la relación dependiendo de cada caso (tanto
de las personas que la conformen como del momento en que tengan lugar esos
encuentros). “Evidentemente falta investigación al respeto, a pesar de ello,
desde mis conocimientos y experiencia profesional creo que como sociedad estamos
evolucionando (también me gusta pensar que madurando) en
relación a la sexualidad, la presencia de este tipo de relaciones es un
ejemplo de ello, siendo conscientes de que nos queda un largo camino por
delante”, comenta Labernia.
En este sentido, esta psicóloga destaca que la
afectividad está vinculada a la sexualidad y puede variar según la
manera de vincularse de cada persona, lo que va a influir en cómo se viven este
tipo de relaciones. Asimismo, esta experta indica que la sexualidad se
construye y cambia a lo largo de la vida en función de distintos
factores, entre ellos, el cultural.
“En nuestro contexto actual, siento que por fin la
sexualidad va tomando espacio y voz en la cotidianidad, no obstante, aún
existen muchos mitos entorno la misma, escasa educación, poco trabajo
profundo (de raíz) en la desigualdad entre sexos, una cultura
falocéntrica y de 'los triunfos pornográficos', entre otros, que puede llevar
no solamente a que la amistad no se fortalezca, sino que alguna de las partes
(o ambas) reafirme u asevere heridas emocionales y vinculares previas”,
detalla.
Sexo y amistad: ¿bueno para la salud
mental?
Como apunta Labernia, el sexo entre amigos a veces puede
llevar a la implicación de las emociones con un impacto para una o ambas de las
partes. Entonces, ¿es saludable el sexo entre amigos desde un punto de
vista emocional? “En términos generales, la evidencia científica sobre
el nivel de salud (movimiento dentro del contínum salud-enfermedad) que puede
derivarse de las prácticas sexuales entre personas que mantienen una amistad es
escasa, por no decir prácticamente inexistente”, responde esta psicóloga.
En el caso español, Labernia habla del “estudio realizado
por García y Soriano (2016), en el que analizan distintas variables
relacionadas con la salud sexual de las personas; entre ellas, conductas
de riesgo (no uso de preservativo y
consumo de alcohol), contagios
de ITS y las formas de vincularse (estilos de apego) de hombres y
mujeres que mantienen sexo con amistades”.
A su juicio, las conclusiones de este trabajo español,
junto con los resultados de investigaciones desarrolladas en Estados Unidos,
“ponen el foco y abren las puertas a la investigación de estas formas
de relación y las posibles implicaciones en la salud física, emocional
y social de las personas, a la vez que ponen de manifiesto la falta de
evidencia científica para poder hablar de generalidades”.
Estos son los beneficios del sexo entre amigos
Para psicóloga del COPC, los encuentros sexuales entre
personas que tienen una relación de amistad pueden “contribuir al desarrollo
y al autoconocimiento personal y de la dimensión sexual humana; puede
proporcionar empoderamiento (evidentemente, también puede
conllevar lo contrario), repercutiendo positivamente en la autoestima y
el autoconcepto; permitir crear nuevos marcos relacionales que vayan más
allá de la monogamia normativa; promover habilidades sociales como la
negociación, la comunicación asertiva y la empatía; puede enfatizar valores
como el respeto y la responsabilidad; potenciar el vínculo, la comprensión y la
amistad; ampliar los significados o manifestaciones que otorgamos a los
conceptos de compromiso, intimidad y pasión (Triángulo del Amor de
Sternberg) en las relaciones afectivas-sexuales”, así como aportar el placer
ligado a la propia actividad sexual.
Problemas emocionales de tener sexo con amigos
En este punto, Labernia recuerda que las relaciones
sexuales entre personas que mantienen una amistad puede agravar las
heridas emocionales previas, así como pueden aparecer algunas dificultades
al respecto.
“Por ejemplo, se puede potenciar la fragmentación de la
experiencia de la sexualidad y del sexo, tal y como se fragmenta al ser humano
desde distintas disciplinas, pretendiendo centrar la atención en lo que pienso
(lo que hemos pactado), dejando de lado lo que siento más allá del placer
sexual”, explica.
“Con este sentir no aludo al enamoramiento, sino a
las emociones que
como seres humanos experimentamos en nuestras vidas”. En cuanto al enamoramiento,
esta experta advierte que éste puede ser un problema si surge entre una de las
partes y la otra no. “En términos generales, el desequilibrio o diferencias en
roles y expectativas entre las componentes de la amistad en la que se practica
sexo puede ser gran fuente de malestar”, aclara.
Otro inconveniente que puede surgir, según Labernia, es que
la amistad que era un lugar seguro pase a ser un espacio hostil que afecte a
la confianza entre
ambos cuando hay una falta de conciencia, trabajo personal, responsabilidad y
respeto.
Por otra parte, esta psicóloga sostiene que si los amigos
que tienen sexo “pertenecen a un mismo grupo de amistades, pueden
aparecer malestares e incomodidades dentro del grupo, e incluso, que alguna
de las partes pierda a ese grupo como referente o espacio nutritivo y
reconfortante”.
Cómo tener sexo entre amigos de forma
saludable
A partir de los posibles problemas emocionales que puede
desencadenar el sexo entre amigos, esta experta aconseja tener
presentes el respeto, la comunicación asertiva, la empatía y la responsabilidad.
En su opinión, todas las personas implicadas en este tipo de relación deben ser
sinceras respecto a cuáles son sus necesidades reales en todo momento, ya que
estas pueden variar a lo largo del tiempo.
Además, Labernia recomienda que “se entienda que el sexo es
una pequeña parte de la sexualidad y que racionalizar (pensar-comunicar desde
la mente)
es importante porque crea un marco de referencia para construir la relación,
pero que nuestras emociones y nuestro cuerpo también van a estar presentes
(somos un ser integral), por tanto, merecen que les prestemos atención y
cuidados”.
Por último, esta experta aconseja que existe un
compromiso para revisar constantemente el aprendizaje recibido entorno a la
sexualidad y la voluntad de desmitificar aquellas creencias que nos
lleven a cosificar a las personas.
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