Marearse de forma puntual cuando nos levantamos bruscamente
es algo bastante habitual, sobre todo en personas con la tensión baja, pero si
es frecuente es importante consultar porque puede enmascarar trastornos peores.
Mucha gente se marea cuando se levanta de forma brusca de
un asiento o de la cama. Suele ser algo normal en determinadas personas
sanas pero también puede ser un signo de que algo no va bien y que hay
que consultar con el médico para hacer una valoración, pero ¿cuándo
debo preocuparme?
Como explican a CuídatePlus, la jefe del Servicio
de Otorrinolaringología del Hospital Príncipe de Asturias, en Madrid, Teresa
Rivera, y Fernando
Ramírez, médico de este servicio, “este tipo de mareo, también
llamado hipotensión ortostática, suele deberse a un descenso en la tensión
arterial que ocasiona una leve disminución del flujo sanguíneo cerebral
temporal y de corta duración”. Lo que ocurre, explica con otras
palabras Silvia
del Castillo Arrojo, facultativa del Servicio
de Cardiología del Hospital Universitario de Fuenlabrada, en Madrid, es
que “el cuerpo no es capaz de regular la tensión ante el cambio de postura (de
sentado o tumbado a estar de pie), o no lo hace a la suficiente velocidad
produciéndose una (habitualmente breve) bajada de tensión y del riego
cerebral”.
Lo más probable “es que esa sensación de mareo
pase de manera rápida”, señala Pedro Soriano,
enfermero de la Comunidad de Madrid (más conocido como @EnfermeroEnred).
“Los síntomas que podemos experimentar van desde mareos o aturdimiento hasta
visión borrosa, desorientación, náuseas e incluso desmayos, llegando así a
perder el conocimiento”, apunta Soriano.
Suelen ser mareos “autolimitados”, añaden los expertos del
Príncipe de Asturias, “con sensación de que la cabeza se le va, un
nublamiento leve de la vista, o sensación de campo visual oscuro, al mismo
tiempo se suele notar el corazón más acelerado, pues el corazón intenta bombear
más sangre, como mecanismo compensatorio para que al cerebro le llegue más
sangre oxigenada”. Si aparece de forma puntual, en ambientes cálidos,
personas jóvenes, “suele ser normal”, señalan.
¿En qué personas aparece?
La situación que ocurre con más frecuencia es “cuando
la presión ortostática se considera temprana y existe durante los primeros 15
segundos en bipedestación”. Como apunta Soriano, “es importante
contabilizar el tiempo porque si supera los 3 minutos, deberíamos
acudir a nuestro centro de atención primaria para poder valorar y
hacer un estudio más a fondo”.
Y es que, no siempre es algo pasajero y leve, sino que
puede enmascarar problemas más importantes. Es cierto que este tipo de
mareos suelen aparecer en 2 tipos de personas, “en jóvenes con
tensión habitualmente baja y en ancianos”, apunta Del Castillo, “aunque
también puede aparecer en personas que toman medicación con efectos
cardiovasculares, como personas con cardiopatías, hipertensos, o en personas
con un aumento importante de masa corporal, como obesos mórbidos”, añaden
Rivera y Ramírez.
Por otro lado, es una situación que, como apuntan los
expertos en Otorrinolaringología, “también se puede ver en personas
jóvenes, deportistas, que manejan una frecuencia cardiaca baja en reposo,
incluso en personas en ambientes muy calurosos o en altitudes extremas. En
estos casos suele deberse a una disminución de la frecuencia cardiaca y a
disminución de la tensión arterial que favorece disminución del flujo sanguíneo
cerebral”.
“Las mujeres embarazadas también pueden experimentar
esta sensación debido a que el sistema circulatorio se expande
rápidamente durante el embarazo”, apunta Soriano.
Estos casos, sufrir mareos de vez en cuando estaría
justificado, pero hay situaciones en las que no lo serían tanto, como
en los mayores. Estos, apunta Del Castillo, “son el grupo más numeroso
y en los que pueden tener consecuencias más severas. Además, se asocia
a enfermedades que producen alteraciones en la regulación autonómica (como
el Parkinson y
otras neurodegenerativas o la diabetes)
y en los que toman pastillas para la tensión”. De ahí la
importancia de consultarlo con el médico.
La relación con los fármacos
Como se ha mencionado, sentir mareos cuando nos levantamos
también puede aparecer en personas que toman determinados medicamentos. “Hay
diferentes fármacos que pueden tener efectos cardiovasculares, como diuréticos,
antihipertensivos, fármacos para las arritmias, como los alfa y los
betabloqueantes, o algunos otros, como la tamsulosina que se usa en problemas
de próstata, pueden favorecer cuadros de hipotensión ortostática”,
señalan Rivera y Ramírez.
Según la cardióloga del Hospital de Fuenlabrada, “cualquier
fármaco contra la tensión puede producir este tipo de mareos aunque muy
especialmente los vasodilatadores y los diuréticos, sobre todo en
verano”.
“Seguro que es por la falta de sodio”
La mayoría de las personas creen que este tipo de mareos
está relacionado con la falta de nutrientes, sobre todo de sal ¿es posible?
Según explica Del Castillo, en general, esta situación “no es
indicativo de falta de nutrientes, aunque es cierto que aumentar la ingesta de
sodio puede ser eficaz en algunos casos”. Lo que sí está claro es que “la
deshidratación favorece su aparición”. En opinión de Ramírez y Rivera, “la
disminución de la hemoglobina, también conocida como anemia, o el déficit de
algunos nutrientes, pueden favorecer este tipo de mareos”.
Puede ser grave
En principio, como apuntan los expertos consultados, estos
mareos suelen ser leves y pasajeros pero también pueden ser un indicativo de
que algo no va bien. “Puede ser un síntoma asociado a algunos
trastornos, como la diabetes o enfermedades neurodegenerativas como el
Parkinson, aunque también existe como trastorno aislado asociado a la edad
avanzada”, menciona del Castillo. En algunos casos, aunque de forma
poco frecuente, “puede asociarse a problemas cardiovasculares, como
insuficiencias, alteraciones valvulares o estrechamiento de los vasos
sanguíneos que nutren al cerebro”, señalan Rivera y Ramírez. En esas ocasiones
“es el médico de atención primaria, quien enfocara el diagnóstico en cada
caso”.
En jóvenes, “podemos considerarlo normal cuando son mareos
muy ocasionales y cuando están relacionados habitualmente con el calor y con la
deshidratación relativa, en jóvenes”, explica Del Castillo. En ancianos “se
debe siempre consultar con el médico de familia, puesto que puede ocasionar
caídas y alterar mucho la calidad de vida y reducir la autonomía personal”.
También habrá que acudir al médico “cuando el mareo no
cede, cuando se hace frecuente, cuando se toma medicación antihipertensiva o
cuando se tienen problemas cardiovasculares asociados en los que se tome
medicación, para que el paciente sea valorado y guiado de forma
correcta”.
El consejo de Soriano es: “Acudir al centro de atención
primaria cuando los episodios son recurrentes y cuando superan los 3 primeros
minutos”.
Además, según recoge Andrea D. Thompson, experta en
Cardiología de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, en
el documento Mareos o aturdimiento al ponerse de pie es importante
consultar si se presentan estas situaciones:
- Sangre
en las heces o heces negras, alquitranadas
- Síntomas
del sistema nervioso, tales como dificultad para caminar y/o mala
coordinación o equilibrio
- Caída
o desmayo
- Dolor
o molestias torácicos
Ante un mareo ¿cómo debemos actuar?
A la pregunta de qué hay que hacer cuando sufrimos un mareo
de este tipo, Ramirez y Rivera aconsejan la prevención como primera medida. “Lo
primero que hay que hacer es evitar incorporarse bruscamente del estar acostado,
a sentarse, o ponerse de pie, más aún, si tomamos medicación con efecto
cardiovascular, tenemos problemas cardiovasculares, o sufrimos de obesidad, si
somos mayores o si tenemos enfermedades asociadas”. Las personas que tienen
mayores probabilidades de vértigos posicionales, comentan, -”también tienen que
evitar maniobras de giro brusco de la cabeza”.
Pero no sólo los mayores, los jóvenes y deportistas
sobre todo en verano y cuando las temperaturas son muy cálidas, “también
deberían evitar realizar estos movimientos bruscos”.
Si se produce el mareo,
señalan ambos expertos, “lo primero que debemos hacer es mantener la calma,
volvernos a tumbar si podemos y, si es posible, poner en alto las piernas, para
favorecer el flujo sanguíneo al cerebro”. Si persiste o es muy sintomático,
“sería necesario, buscar atención médica general”.
Una vez resuelto el mareo “es importante mantenernos
hidratados y consultar con el médico si estamos tomando tratamientos o
si se presenta muy a menudo”, recomienda Del Castillo. Esto, según su opinión,
es clave porque será él quien “recomendará una serie de tratamientos que pueden
ir desde el aumento diario de la ingesta de agua, realizar contracción de los
músculos de las piernas, aumentar la ingesta de sal o el uso de medias de
compresión o tratamientos específicos”.
Para Soriano, otro aspecto clave es “proteger el entorno”,
es decir, “tener especial cuidado en tener el espacio de descanso recogido y
sin riesgos por si sufrimos un nuevo mareo”. Mejorar el estilo de vida es
fundamental, por lo que aconseja “consumir cantidades adecuadas de líquidos,
evitar el alcohol y hacer ejercicio con regularidad”. Y es que, “hacer
deporte en intensidad moderada aumenta el tono muscular de las paredes de los
vasos sanguíneos, lo que reduce la acumulación de sangre en las piernas”.
Además, según el enfermero, “puede ser beneficioso dormir
con la cabecera de la cama elevada y, en algunos pacientes, el aumento de la
ingesta de sal puede aumentar la retención de agua y disminuir los síntomas
puede estar aconsejado”.
Fuente: https://cuidateplus.marca.com/
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