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‘Slow sex’: la práctica sexual que todo el mundo puede y debe hacer


Joanna Guillén Valera

El estrés al que estamos sometidos constantemente hace que cada vez tengamos menos tiempo para dedicarnos a nosotros mismos y a hacer cosas que nos pueden aportar bienestar. Ir al gimnasio o hacer deporte es, quizá, una de las actividades más habituales que suelen dejar de hacerse con el paso del tiempo pero también lo es practicar sexo con nuestras parejas

Según un reciente estudio realizado por la empresa de juguetes eróticos Lelo“7 de cada 10 españoles aseguran que, debido a las responsabilidades del día a día, dedican menos tiempo del que les gustaría a disfrutar de su vida sexual solo o en pareja”. Y este tiempo no sólo se traduce en practicarlo menos veces al día, a la semana o al mes, sino también en practicarlo durante menos minutos. 

Por tanto, según estos datos, las parejas no invierten tiempo en sus relaciones de pareja, algo que, a juicio de los expertos, es un error y, además, puede ser perjudicial para la salud. Y es que, diversos estudios señalan los beneficios de practicar sexo y los perjuicios que tiene hacerlo estresados. El estrés durante las relaciones sexuales puede afectar negativamente tanto a nivel físico como psicológico y fisiológico.

A nivel físico, puede desencadenar dolores de cabeza, cansancio generalizado y tensión muscular, además de producir insuficiencia de erección, ausencia de secreción vaginal o eyaculación precoz

Estos efectos negativos de la inmediatez  de practicar sexo podría solucionarse poniendo en práctica el Slow Sex. “Vivimos en la era de la inmediatez y de las prisas, en la que lo queremos todo en el momento y eso también incluye al orgasmo”, indica Valérie Tassoescritora, sexóloga y embajadora de Lelo.

“Mantenemos relaciones sexuales rápidas en las que la única meta es llegar al clímax, pero ¿por qué no levantar el pie del acelerador y pisar un poco el freno?” Esta es la base del slow sex. Como explica la sexóloga, “esta práctica está relacionada con un sexo mucho más consciente, más lento y más sentido, que invita a vivir el momento con los cinco sentidos, a disfrutar de las sensaciones, a tocar, a explorar… Ya sea con una pareja o con nosotros mismos”, a través de la masturbación.

En opinión de Tasso, para poner en marcha y practicar el slow sex es importante recordar que “hay una creencia errónea y muy extendida que asegura que el fin último del sexo es el orgasmo y si no llegamos al clímax, damos por “fracasada” la relación sexual”. Esto, lamenta, “hace que, en ocasiones, algunas personas, y en especial las mujeres, sientan presión a la hora de llegar al clímax”, algo que “puede ser totalmente contraproducente, haciendo que nos centremos en el orgasmo y no en el disfrute del momento”. 

En su consulta, relata que acuden “muchas mujeres que se quejan de que no llegan siempre al orgasmo”, lo que, a su parecer es “algo preocupante”. Y es que “muchas veces se trata de una circunstancia puntual (debido al cansancio, el estrés, los pensamientos intrusivos, etc.) pero que crea un problema donde no lo había inicialmente”. En el sexo, como en otras facetas, es importante relativizar para poder seguir adelante y disfrutar.

¿Sexo rápido o lento?

El estudio de Lelo también revela que, en el caso concreto de las mujeres, “casi un 80% de las encuestadas prefiere tomarse su tiempo durante la masturbación y disfrutar del momento” y que un porcentaje similar “elige también el sexo lento con otras personas sobre el rápido”. Sin embargo, la realidad es que la mitad de las veces, y en contra de lo que aseguran preferir, sus relaciones son rápidas.

“Los resultados entre los hombres encuestados fueron los mismos”, según explica la sexóloga y esto “respalda todavía más la idea de que la rutina y el trabajo hacen que también vayamos acelerados en lo que se refiere al sexo”.

Beneficios del ‘slow sex’

Entre las ventajas de practicar sexo de forma lenta y relajada está la de que permite disfrutar más del momento por lo que el orgasmo deja de ser el objetivo final. En segundo lugar, según los encuestados en el estudio de Lelo estaría el hecho de que los que lo practican “son más conscientes de las sensaciones y del placer” y, en tercer lugar, “que les ayuda a conocer mejor el cuerpo de la otra persona”.

En opinión de Tasso “el sexo lento nos permite ser más conscientes de las caricias, de los besos y de las respiraciones”.

Consejos para ponerlo en práctica

Practicarlo es muy sencillo. “Simplemente debemos dar a nuestra sexualidad la importancia que merece”, simplifica Tasso. “Igual que nos sentamos a ver una serie o a chatear con los amigos al final del día, también es importante dedicar tiempo de relax y de calidad a nuestra vida íntima”. Un primer consejo de la experta sería preparar el ambiente de relajación encendiendo “incienso, bajando la luz, poniendo música sensual y lenta”. Son pasos “muy sencillos, pero también perfectos para entrar en ese estado de relajación tan idóneo a la hora de disfrutar de una buena sesión de slow sex, ya sea con uno mismo o en compañía”. 

Para la sexóloga, “no cabe duda de que la tendencia está cambiando y que el slow sex va a estar más presente que nunca en nuestras vidas”.

 

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